Hace más de tres años un gran navío llegó sin aviso al Estrecho Tañon, uno de los sitios de pesca más ricos de la región central de Filipinas y centro mundial de biodiversidad marina. Durante dos meses, el M/S Veritas Searcher, de propiedad de la empresa japonesa Petroleum Exploration Co. Ltd. (Japex), recorrió el estrecho para detectar la existencia de depósitos de petróleo y gas natural utilizando tecnología sumamente sofisticada para ubicar y determinar el alcance de esos depósitos.
Sin que la gente se enterara, Japex estaba llevando a cabo una vasta exploración geofísica, utilizando un navío con lanzadera de aire comprimido e hidrófonos conectados a un cable que arrastra bajo agua para hacer sondeos sísmicos que detecten las características geológicas generales de la superficie bajo el agua. La explosión acústica del disparo de una lanzadera de aire comprimido es de 255 decibeles (dB), muy por encima del umbral humano de 80 dB y del de animales que es aún menor. Las explosiones sísmicas pueden dañar órganos reproductivos, hacer explotar vejigas de aire y provocar estrés fisiológico en organismos marinos. También puede provocar modificaciones en la conducta y reducir o eliminar hábitats, alterar la distribución de los peces en decenas de kilómetros y destruir huevos y larvas planctónicos. Desde entonces, la vida de cientos de pescadores de subsistencia nunca ha vuelto a ser la misma.
Los manglares que bordean el Estrecho de Tañon son indicio del rico ecosistema proveedor de alimentos y que ahora se ve amenazado por actividades de exploración de petróleo y gas. El pescado es un componente básico de la dieta y representa más del 50% del total de proteína animal consumida en el país. Las actividades de exploración de petróleo y gas de Japex en el Estrecho de Tañon y de NorAsia Energy Ltd. en el Estrecho Cebu-Bohol están afectando negativamente a unos 200.000 pescadores de las provincias de Cebu, Bohol, Negros Oriental y Negros Occidental en la región de Visayas Central. Varias Misiones Investigadoras conducidas por distintos grupos desde 2005 documentaron la destrucción de instrumentos de pesca de los pobladores, desaparición de tipos de peces locales, así como reducción de los volúmenes de pesca provocados por las actividades de Japex y NorAsia: entre 3 y 5 kilos con respecto a 15 y 20 kilos de pesca con botes a motor; entre 0 y 2 kilos con respecto a 4 y 6 kilos sin botes a motor.
La organización de pescadores Pamalakaya teme que las actividades de exploración de petróleo y gas tengan impactos a largo plazo no solamente sobre las formas de sustento de los pescadores artesanales de la región, sino también sobre la seguridad alimentaria de todo el país. Podría provocarse una “crisis del pescado” que reduciría la producción nacional en un promedio de 600.000 toneladas anuales de peces y otros productos marinos para los próximos siete a 10 años, declaró el grupo. Hasta el consumo per capita de pescado de los filipinos podría reducirse en no menos del 20%.
Mientras tanto, la empresa australiana NorAsia se prepara para llevar a cabo perforaciones off-shore en el Estrecho Cebu-Bohol a principios de este año. Si la exploración de petróleo y gas tuvo tantos efectos devastadores, ¡qué no será la explotación! “Tememos que cuando comiencen las perforaciones no nos quede nada para comer. Incluso ahora lo único que podemos permitirnos en general es apenas arroz. Algunas de mis colegas vendedoras de pescado emigraron a las ciudades a trabajar como empleadas domésticas, porque aquí no tenemos cómo ganarnos la vida”, dijo Lucena Sarahena, 41 años, residente de Brgy. Langtad, Argao. “Nuestros ingresos solían alcanzarnos como para cubrir los gastos de transporte, alimento y electricidad. Ahora apenas si alcanzan para poner algo de comida en la mesa”, contó Merla Labid, 53 años, cuyo nieto se enfermó de bronconeumonia y tuvo que abandonar 6º año de escuela.
NorAsia también prometió a los residentes de Argao que los precios del combustible, así como de los productos básicos, bajarían si la exploración de petróleo y gas resultaba exitosa. Pero los pescadores de Brgy. Langtad no están convencidos de eso. “¿Qué vamos a hacer con precios bajos si no tenemos dinero porque no hay más peces?, reflexionó Felisa Albandonido, de 60 años.
Mientras tanto se han creado y fortalecido grupos de pescadores locales en toda la región. Los pescadores ahora organizan actividades, foros públicos, piquetes y acciones de masas.
“En Asia y en muchas partes del mundo hemos visto que históricamente el petróleo no se traduce en riqueza para el pueblo”, declaró Gilbert Sape de la Coalición Popular sobre la Soberanía Alimentaria (PCFS por su sigla en inglés). Por el contrario, la experiencia de los pescadores en la región central de Filipinas ha demostrado una vez más que el posible descubrimiento de petróleo ha provocado aún mayor pobreza y destrucción de las riquezas naturales del planeta.
Extraído y adaptado de: “Hunger and plunder in the seas: Oil and gas exploration causes destruction of marine environment and food insecurity in Central Philippines,” Ilang-Ilang D. Quijano, PAN AP and PCFS, noviembre de 2008,http://www.foodsov.org/resources/hungerplunder.pdf