En la remota provincia camboyana de Mondulkiri, los aldeanos de Busra sienten que su futuro es frágil e incierto desde que el gobierno camboyano decidió otorgar una concesión económica a un proyecto de plantación de caucho en sus tierras ancestrales. Algunos de ellos vendieron su tierra pensando que el dinero era lo único seguro que podrían obtener después de meses y meses de tensiones y desconfianza. Su recelo mayor fue hacia la compañía camboyana Khaou Chuly Development (KCD), una firma accionista denunciada por sus métodos brutales y, más recientemente, hacia su socia en la empresa conjunta de Khaou Chuly y Socfinal, una filial del Grupo Bolloré, que ha sido actor clave en las plantaciones de caucho en África.
En diciembre de 2008, la tensión y la necesidad de ser escuchados eran tan grandes que cientos de aldeanos del pueblo de Bunong, de la comuna Busra, manifestaron contra la empresa Khaou Chuly, tal vez la empresa de ingeniería y construcción más importante de Camboya, que había empezado a deforestar el bosque y arrasar con los campos cercanos a la aldea. La manifestación se tornó violenta cuando los aldeanos incendiaron y dañaron vehículos pertenecientes a la compañía. La gente estaba enojada porque la empresa trastornó sus actividades agrícolas destruyendo sus cultivos y granjas para dar lugar a viveros de árboles de caucho. A fines de 2007 el gobierno había otorgado las 2.700 hectáreas de tierra a la empresa conjunta Socfin KCD.
Según los aldeanos, la empresa les ofreció tres opciones: reubicar a las familias en otras tierras cultivables del mismo tamaño; pagar una compensación a las familias que, a cambio, aceptarían dejar su tierra; dejarlos quedarse en su tierra si producían caucho, obteniendo a cambio un porcentaje de las ganancias de la empresa. Pero en ese momento esas soluciones no les parecieron justas a los aldeanos, quienes simplemente pidieron recuperar su tierra. (Cambodia Daily, 22 de diciembre de 2008).
Pocos días después de la protesta se organizó una reunión en el salón comunal de Busra, a la que asistieron aldeanos, representantes de la empresa, autoridades de la comuna, del distrito y de la provincia, concejales de la comuna, jefes de las aldeas y funcionarios de ONGs.
Allí, 1.030 familias de siete aldeas – la mayoría de Bunong – declararon que la tierra les pertenece porque la han utilizado durante décadas para sus actividades de cultivo rotativo, y tienen propiedad legal de acuerdo con el derecho territorial, el cual protege los derechos de los indígenas a la propiedad colectiva. La reunión fue un fracaso ya que los aldeanos acusaron a las autoridades de estar a favor de la empresa. Según las autoridades, la empresa beneficiaría a los aldeanos pues les ofrecería nuevos trabajos, hospitales, escuelas y casas para los trabajadores del caucho. Pero los aldeanos no estuvieron de acuerdo y reclamaron que si lo que se pretende es mejorar el nivel de vida de la gente, entonces deberían primero reunirse con ellos y discutir, en lugar de enviar maquinaria y comenzar a desbrozar la tierra. (Cambodia Daily, 24 de diciembre de 2008). La empresa representada durante la reunión no era Khaou Chuly sino una nueva entidad, Socfin KCD, que no fue mencionada por los medios nacionales. Recién el 8 de abril de 2009, el periódico Phnom Penh Post anunció que se había firmado un acuerdo conjunto entre “la francesa Socfina y el grupo Khaou Chuly para establecer una plantación de caucho de 10.000 hectáreas y una planta procesadora en Mondulkiri”. El presidente de Khaou Chuly declaró que “su empresa aportaba el 30% del capital total, y el restante 70% sería aportado por la empresa francesa.”
De hecho, parece que el nombre Socfina es incorrecto ya que en el lugar todos hablan de Socfin. Según nuestra investigación, esta empresa tiene su sede en Camboya y está dirigida por Philippe Monnin, un experto francés en plantaciones de caucho que trabajó durante muchos años como consultor para el Ministerio de Agricultura de Camboya, en proyectos de plantaciones de caucho a escala familiar en la provincia de Kompong Cham.
En la página web (www.socfinal.lu) se menciona que el 60% de Socfin KCD pertenece a Socfinasia, y que el 53% de ésta está en manos de Socfinal, un conglomerado empresarial con sede en Luxemburgo. Socfinal es un grupo mixto, controlado por familias belgas (entre las cuales se encuentran los Fabri), con un 38% controlado por un grupo financiero y de producción agrícola francés, dirigido por Bolloré. Al preguntar sobre los principales accionistas de Socfin en Camboya, una fuente dio los nombres del francés Vincent Bolloré y del belga Hubert Fabri. Dos nombres que aparecen una y otra vez en esta galaxia. Entonces, Socfin KCD es una de estas constelaciones de empresas involucradas en las plantaciones en Costa de Marfil, Nigeria, Congo (RDC), Kenia, Camerún, Liberia, Indonesia y…Camboya. Un artículo publicado recientemente por el periódico francés Le Monde Diplomatique nos informa sobre las actividades del grupo Bolloré en África (Port, rail, plantations: le triste bilan de Bolloré au Cameroun,www.monde-diplomatique.fr, abril de 2009)
Socfin KCD es también una de esas filiales de empresas financiadas por medio de acciones cruzadas, un sistema que permite a los accionistas (siempre el mismo grupo reducido de personas) obtener el máximo de ganancias y pagar impuestos mínimos. Por supuesto, están ubicadas en paraísos fiscales, donde las utilidades desaparecen. Una investigación muy interesante escrita por una periodista francesa, Martine Orange, fue publicada en febrero de 2009 por el periódico en línea Mediapart (la investigación se encuentra disponible en: www.mediapart.fr/Bollore_iliad.pdf).
La gente de Busra no sabe nada de este mundo turbio de las finanzas. Ni se imaginan los beneficios que una plantación de caucho puede generar a largo plazo; les compran su tierra a 200 o 300 dólares por hectárea (esa es la franja de precios según los observadores de Busra, pero son muy bajos comparados con el precio promedio). Ahora la tensión ha disminuido, dejando división, desilusión y desconfianza: algunas personas ya no tienen ninguna esperanza, mientras otras confían en el futuro brillante que la empresa les muestra. Socfin KCD no escatima esfuerzos: invitaron a las personalidades locales importantes a una comida donde no faltó la cerveza y ofrecieron un gran espectáculo a los aldeanos durante las festividades, que incluyó a los más famosos humoristas de la escena camboyana, mujeres seductoras y bellos fuegos artificiales.
Recientemente, la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) visitó el lugar; podría estar interesada en apoyar las plantaciones familiares de caucho alrededor de las concesiones de Socfin KCD, y va a pedir una evaluación de impacto ambiental, económico y social del proyecto de concesión. Ninguna de estas evaluaciones fue realizada antes de otorgar la concesión.
Los aldeanos aún se quejan; quieren ser parte del desarrollo y no quieren que otros elijan por ellos. Quieren que se les considere y que se respete y valore su cultura. Socfin KCD continúa trabajando, principalmente en las áreas de comunicación y relaciones públicas. Otros actores, gobierno, autoridades, organizaciones internacionales, guardan silencio. ¿Se dejarán convencer los aldeanos o resistirán? ¿Y quién va a apoyarlos en su lucha?