PEDIDO DE ACCIÓN - GABÓN
Como muchos países de África, Gabón se enfrenta a una expansión alarmante de las plantaciones de palma aceitera y hevea. El gobierno ha dado a la compañía singapurense Olam 300.000 hectáreas de tierras para realizar plantaciones industriales de árboles.
Las comunidades locales no han sido consultadas sobre este proceso, y han exhortado al gobierno a respetar sus derechos, enviándole una carta en la que expresan sus preocupaciones. ¡Las reclamaciones de las comunidades requieren apoyo internacional!
Carta abierta al gobierno gabonés
Señor Presidente de la República Gabonesa
Señor Primer Ministro de la República Gabonesa
Ministerio de Aguas y Bosques
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural
Ministerio de Defensa
Ministerio de Vivienda, Planificación Urbana, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible
C.C.: OLAM, SIAT y demás partes interesadas pertinentes
Somos organizaciones e individuos de diferentes países del mundo, pero principalmente de países del Sur. Nuestra mayor preocupación se centra en la actual expansión de las plantaciones industriales de palma aceitera, hevea y otras especies en los países y continentes del Sur. En efecto, la existencia de dichos monocultivos implica una destrucción generalizada de los ecosistemas boscosos, que tiene efectos negativos directos sobre el estilo de vida de las poblaciones que dependen esencialmente del bosque para su subsistencia.
Las plantaciones industriales de palma aceitera y hevea se están extendiendo rápidamente, en particular sobre el continente africano, con el objetivo de producir y exportar productos hacia los mercados consumidores de los países industrializados del Norte y las llamadas economías emergentes. Esta situación es el resultado de un modelo de producción y de consumo no sostenible, que se aplica a numerosos productos, como el aceite de palma y el caucho. Hoy en día, los nuevos mercados de “biocombustibles” fabricados a base de plantas oleaginosas están acelerando aún más la demanda de aceite de palma y caucho, provocando el acaparamiento de millones de hectáreas de tierras. Esto acarrea, en todos los casos sin excepción, numerosas consecuencias negativas para los medios de vida de los pueblos, así como frecuentes violaciones de los derechos humanos, en todos los países de Asia, América Latina y África en los que dichas plantaciones están proliferando.
En el caso de Gabón, nos preocupan profundamente dos proyectos de la compañía Olam. El primero es el de la empresa Olam Palm Gabon, propiedad del Estado gabonés y de la Olam International Corporation de Singapur, cuya actividad principal es la producción de aceite de palma. El segundo proyecto consiste en realizar plantaciones de hevea, también en colaboración con el Estado gabonés. La compañía Olam recibió en concesión unas 300.000 ha y anunció que dedicaría unas 100.000 de ellas a la plantación de heveas en las provincias del Estuario, de Woleu Ntem y de Ngounié.
Por su parte, los habitantes de algunas comunidades de la provincia de Woleu-Ntem comenzaron a movilizarse para manifestar su oposición al proyecto de Olam. En una carta dirigida al gobierno, esgrimen los siguientes argumentos:
Afirman no haber sido consultados de forma apropiada sobre el proyecto;
- la concesión de Olam viola el sistema tradicional de uso de la tierra y el derecho consuetudinario de la región, crea nuevas dificultades a quienes luchan por sus derechos y dejará quizás sin tierras a numerosas familias; además, la disminución de las tierras disponibles tiende a provocar conflictos por la tierra dentro de las comunidades;
- las plantaciones afectarán sus actividades agrícolas y, por ende, representarán una amenaza más para la soberanía alimentaria, actual y futura, de los pueblos y del país;
- los empleos generados serán menos numerosos que los empleos eliminados y, además, los campesinos deberán convertirse en trabajadores de las plantaciones;
- las plantaciones provocarán la destrucción de los bosques de los que dependen los habitantes, y tendrán sobre el medio ambiente los impactos inherentes al monocultivo a gran escala, como la contaminación de las reservas de agua por la aplicación de pesticidas, la pérdida de suelos fértiles y la disminución de la diversidad biológica;
- las repercusiones del proyecto no han sido convenientemente evaluadas en los estudios de impacto ambiental realizados. Dichos estudios habrían ignorado las graves consecuencias económicas, sociales, ecológicas y culturales que tienen para las comunidades las plantaciones industriales.
Por medio de esta carta y en ocasión del 21 de septiembre, Día Internacional de Lucha contra el Monocultivo de Árboles, exhortamos a Usted a consultar a las poblaciones locales que se verán directamente afectadas por esas plantaciones. Su derecho a rechazar el proyecto tal como está actualmente planteado debería ser respetado.
Al mismo tiempo, le rogamos encarecidamente que escuche las demás reclamaciones urgentes de dichas comunidades, que le fueron por ellas manifestadas en sus cartas de protesta contra las plantaciones de Olam. Nos referimos principalmente a la necesidad de reconocer y definir con claridad sus derechos territoriales, para garantizar sus medios de vida y los de las generaciones futuras. Además, las comunidades solicitan su apoyo para satisfacer una necesidad crucial: la de mejorar sus actividades agrícolas y otras iniciativas generadoras de ingresos.
Confiamos realmente en que Usted prestará particular atención a esos pedidos legítimos, para que no se reproduzcan aquí las experiencias de otros países en los que la imposición de proyectos de ese tipo destruyó la forma de vida y el porvenir de las comunidades locales.
Saludan a Usted atentamente,