República Democrática del Congo: las represas Inga dejan suculentos negocios a las empresas pero ningún beneficio a las comunidades locales

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El proyecto hidroeléctrico Inga (Inga 1, Inga 2, Inga 3 y Gran Inga) está ubicado a 255 kilómetros al suroeste de la capital Kinshasa, sobre las Cataratas de Inga, las mayores del mundo en volumen de agua, donde el Río Congo cae 96 metros a lo largo de 14 kilómetros de rápidos, con un caudal de 42.476 m³/s. 

El proyecto comenzó en 1920 durante el dominio colonial belga. Las autoridades coloniales obligaron a los primeros habitantes del lugar a abandonarlo sin darles ningún tipo de compensación. Hasta ahora, las comunidades desplazadas no han recibido reparación alguna. 

Las centrales hidroeléctricas Inga 1 e Inga 2 comenzaron a funcionar en 1972 y 1982respectivamente. Ambas represas contribuyeron en gran medida a la crisis de endeudamiento del país y actualmente operan a tan solo un 40 por ciento de su capacidad porque nunca recibieron mantenimiento: cerca de la mitad de las 14 turbinas no funcionan. (1)

Inga 3, con un costo total de unos 8.000 millones de dólares, consistiría en la desviación del agua a través de un sistema de túneles con turbinas que permitirían exportar electricidad a Sudáfrica y otros países vecinos y atraer industrias que hacen uso intensivo de energía. (2)

El proyecto Gran Inga (ver Boletín Nº 77 del WRM) fue propuesto en la década de 1980 y se demoró por los conflictos políticos en África central. Se retomó en abril del año pasado cuando varios gobiernos africanos y los mayores bancos y empresas de construcción del mundo se reunieron para planificar el gigantesco proyecto hidroeléctrico, que tendrá un costo estimado de 80.000 millones de dólares. Planeado como una serie de instalaciones de turbinas de 52.750MW, el megaproyecto Gran Inga (que incluye la mencionada represa Inga 3) podría generar más del doble de electricidad de la producida por el mayor complejo de represas del mundo, las Tres Gargantas, en China.

Supuestamente Gran Inga “alumbraría a África”, permitiendo su industrialización como una vía para aliviar la pobreza del continente. Citando el informe de International Rivers: “Es poco probable que el sistema centralizado de suministro de energía eléctrica de Inga “alumbre” al 90% de la población africana que ahora vive sin electricidad, en su gran mayoría en zonas rurales fuera del alcance de las redes de suministro eléctrico. La ampliación del tendido eléctrico es muy costosa y aumentaría los costos del proyecto así como el costo de la electricidad... La tendencia histórica dicta que los efectos de “goteo” del desarrollo en la forma de puestos de trabajo e impuestos será mínima para los sectores más pobres de África, mientras que por otro lado aumentará la carga insustentable de la deuda nacional”. (3)

En efecto, el mega proyecto traerá un crecimiento económico industrial para las empresas extranjeras que buscan electricidad barata y oportunidades financieras para las elites comerciales y los dirigentes políticos africanos. Ellas cuentan además con el apoyo financiero del Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Africano de Desarrollo, así como con el peso político de los países del Grupo de los 8.

También, según un artículo de The Guardian, “Se dice que las perspectivas de que Gran Inga quede finalizado para 2022 habrían aumentado sustancialmente el último año en la medida que países, bancos y empresas privadas encontraron que pueden obtener importantes ganancias a partir del mercado mundial de compensación de carbono y los créditos de carbono de la ONU vinculados al cambio climático”. (4)

En tiempos de contracción del crédito, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), un mecanismo de mercado destinado a subsidiar proyectos con emisiones de carbono supuestamente bajas en países en desarrollo –que permitiría a los contaminadores industriales continuar contaminando- representa una fuente adicional de dinero para un proyecto millonario tan necesitado de fondos como éste. El proyecto Gran Inga es publicitado como productor de energía “limpia e inocua para el ambiente”, capaz de compensar emisiones de carbono en otro lugar “aprovechando la energía hidráulica mediante una central ‘de agua fluyente’ o ‘de pasada’, sin que implique la construcción de una represa sobre el río”.

Pero, como advierte International Rivers: “Si bien los proyectos hidroeléctricos ‘de pasada’ pueden tener consecuencias menos dañinas que las represas, a menudo distan mucho de ser ambientalmente benignos. El término “de pasada” es indefinido y a menudo se utiliza para ‘maquillar de verde’ los proyectos. De hecho, numerososproyectos ‘de pasada’ o ‘de agua fluyente’ tienen grandes muros de contención, traen importantes impactos sociales y ambientales y cuentan incluso con embalses. Todavía no está claro el grado de extensión de las barreras y canales involucrados en este proyecto colosal, pero los impactos acumulados de las 52 turbinas de Gran Inga, así como de Inga 3, en el curso del  río, podrían ser considerables. Los impactos en las poblaciones de peces, los bosques ribereños y la ecología del río requieren un estudio cuidadoso. A medida que se realizan más estudios de las emisiones de gases de efecto invernadero de las represas, los científicos encuentran mayores evidencias de que las emisiones de las represas, especialmente de metano, son una preocupación legítima”.

(1)       Inga 1 and Inga 2 dams, International Rivers,http://www.internationalrivers.org/en/node/2877

(2)       Inga 3, International Rivers, http://www.internationalrivers.org/en/africa/grand-inga-dam-dr-congo/inga-3;

(3)       Grand Inga, International Rivers,http://www.internationalrivers.org/en/africa/grand-inga-grand-illusions

(4)       “Banks Meet Over £40bn Plan to Harness Power of Congo River and Double Africa's Electricity”, John Vidal, The Guardian,http://www.internationalrivers.org/en/node/2744