Mercantilización de la naturaleza
Ponerle precio a partes de la naturaleza tiene una larga historia. La pérdida de bosques a gran escala y la violación de los derechos de las comunidades han sido la consecuencia de esta centenaria fiebre empresarial por la madera y la tierra. Los llamados “servicios ecosistémicos”, como por ejemplo las funciones que cumplen los bosques en los ecosistemas, son una nueva forma de continuar con la monetarización y comercialización de la naturaleza. El resultado es un mayor despojo de las comunidades que dependen de los bosques y la permanente destrucción de los territorios por parte de las empresas.
Suzano, el mayor productor de celulosa de eucalipto, busca de financiar sus proyectos de expansión con los llamados “bonos verdes”.
El BIOFUND, un fondo de conservación para financiar áreas protegidas de Mozambique pretende usar las compensaciones por pérdida de biodiversidad para obtener recursos y especular en los mercados financieros.
A pesar de que el gobierno de Brasil anunció recortes a sus medidas contra la deforestación, el Fondo Verde para el Clima le otorgó 96 millones de dólares por supuestas reducciones de emisiones en la Amazonia brasileña.