Belice: un país donde los bosques aún pueden ser salvados

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La mayor parte del territorio de Belice está todavía cubierto de bosques, los cuales albergan una enorme diversidad de plantas y animales. Sin embargo, estos bosques han sido explotados durante siglos de manera insustentable. Lo que no se ve a simple vista es el hecho de que las especies comercialmente más valiosas han desaparecido casi por completo, en especial la caoba.

Pese a que la caoba es un árbol emblemático en Belice --es su árbol nacional y ocupa un lugar destacado en la bandera nacional-- la historia colonial del país comienza realmente con la explotación de otro árbol: el palo de tinte (Haematoxylum campechianum). A partir de fines del siglo XVI y hasta principios del siglo XIX la mayor parte de estos árboles fueron cortados y exportados a Europa para extraer la tintura que se usaba en la industria textil. Tan rentable resultaba este comercio que los piratas atacaban los barcos españoles e ingleses cargados de la valiosa mercancía. Un solo cargamento de 50 toneladas de palo de tinte valía más que la suma de las cargas de otras mercaderías durante un año entero. Los encargados de cortar la madera, al igual que los esclavos, trabajaban en condiciones infrahumanas. Según Alan K. Craig (Caribben Studies, Vol.9:53-62, 1969) “las condiciones pantanosas en los primeros campamentos de explotación de palo de tinte eran insoportables. Se construían rudimentarias viviendas sobre plataformas elevadas, en medio de una nube de mosquitos. Durante la estación de lluvias, los monteadores comenzaban su día metiéndose en más de medio metro de aguas infestadas de cocodrilos, donde debían permanecer durante todo el día”.

Coincidentemente con el descubrimiento de la tintura de anilina, más barata, obtenida a partir del alquitrán de carbón --que determinó el fin del uso del palo de tinte como tintura-- el famoso fabricante de muebles Thomas Chippendale decidió, hacia mediados del siglo XVIII, usar caoba para la producción de muebles. El éxito de Chippendale significó una enorme demanda de caoba por parte de la industria del mueble y los madereros recorrieron todo el país para cortar y exportar este nuevo “oro rojo”. Dado que no se realizaron inversiones en infraestructura vial, los rollizos eran transportadoas a puerto por vía fluvial. Como la única especie considerada valiosa era la caoba, no se practicaba talarrasa, de modo que la cubierta forestal quedó prácticamente inalterada. Sin embargo, uno de sus más importantes y principales componentes casi desapareció.

La amplia aceptación que tuvo en los EE.UU. la goma de mascar --fabricada a partir de la savia del árbol del chicle (Manilkara zapota)-- dio a los bosques de Belice una nueva oportunidad de generar empleo y ganancias por exportaciones, ciclo que culminó cuando el chicle natural fue sustituído por un producto de vinilo sintético.

Tal como en muchos otros países tropicales, cuando uno viaja por Belice resulta evidente que toda la riqueza generada por el palo de tinte, la caoba y el chicle deben estar en alguna otra parte ya que allí obviamente no está.

En la actualidad otros procesos --vinculados también con la obtención de ingresos por exportaciones-- están generando presiones sobre los bosques de Belice, en especial tres monocultivos industriales a gran escala: la caña azucarera, la banana y los cítricos, que han determinado la corta a talarrasa de importantes áreas de bosque. Por otra parte, la producción industrial del camarón y el turismo son responsables de la destrucción de algunos de los manglares que protegen la línea de costa de los frecuentes huracanes.

A pesar de todo lo apuntado anteriormente, el hecho es que Belice posee todavía vastas superficies de selva que pueden ser rehabilitadas, lo que constituye un punto de partida positivo. Mucho dependerá de la capacidad del gobierno para resolver la grave situación de desempleo y pobreza que enfrentan demasiados beliceños. Toda la historia del país prueba que una economía orientada a la exportación no constituye una solución a largo plazo. Citando a Barry y Vernon --autores de “Inside Belize”-- el país “tiene la oportunidad de evitar muchos de los errores que han provocado estragos en otros países de la región. A diferencia de los países desarrollados, que están en una fase de restauración en lo que respecta a la conservación del ambiente, Belice puede todavía tomar medidas preventivas para mantener la estabilidad de sus ecosistemas . . . El desafío que la nación enfrenta es avanzar económicamente reconociendo a su vez los límites ecológicos para el progreso económico”.

Artículo basado en información obtenida de: Tom Barry with Dylan Vernon.- “Inside Belize. The essential guide to its politics, economy, society, and environment”, New Mexico, Resource Center Press, 1995;