Congo, RD: el madereo liquida los bosques, la gente y el clima

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La selva tropical de la República Democrática del Congo, la segunda del mundo en extensión, está desapareciendo a causa de la
industria maderera. Según un informe de The Guardian(1), esta industria está dominada hoy en día por una docena de grandes
empresas, mayormente europeas, que poseen vastas concesiones: Trans-M tiene propietarios libaneses; otro grupo, que controla
unos 6 millones de hectáreas, pertenece a los hermanos portugueses Trinidade; la familia estadounidense Blattner tiene más de
800.000 hectáreas; el grupo alemán Danzer posee 2 millones. Para que valga la pena realizar la complicada tarea de exportar madera atravesando los rápidos cercanos a la capital, Kinshasa, se busca la madera de mejor calidad para las cocinas, pisos y muebles europeos. La paz ha exacerbado el problema, abriendo el bosque a empresas más pequeñas.

La mayoría de las concesiones madereras fueron otorgadas a pesar de la moratoria nacional vigente desde 2002 sobre los permisos de madereo, y violando la nueva legislación forestal. Las empresas saben que podrán apelar, y seguir talando, durante muchos años.

El bosque provee alimento, medicinas y materiales de construcción a dos tercios de la población del Congo (40 millones de personas). La selva tropical de la RDC es también uno de los mayores depósitos de carbono del mundo. Sin embargo, se promueve que las empresas se lleven todo lo que puedan. Por otra parte, un estudio financiado por el Banco Mundial sobre la legalidad de 156 contratos de explotación maderera aumentó el peligro, ya que 46 se convirtieron en concesiones legales (33 de las cuales fueron otorgadas luego de que la moratoria de 2002 entrara en vigor).(2) Al carecer de criterios sociales y ambientales, el proceso de revisión ignoró el impacto sobre los medios de vida de la población local. La mayoría de las concesiones fueron otorgadas en zonas habitadas por pueblos dependientes del bosque, muchas de ellas por Pigmeos, y un tercio en áreas identificadas como vitales para la conservación. Asimismo, se ignoró la importancia mundial de los bosques tropicales para estabilizar el cambio climático y proteger la diversidad biológica.(3)

En 2003, Safbois (un conglomerado de propiedad estadounidense y belga) recibió una concesión de más de 25 millones de hectáreas para hacer madereo en el bosque en busca de la preciada teca africana. Las comunidades locales condenan a la empresa que, según dicen, sacará provecho de sus árboles sin darles nada o casi nada a cambio: destruyen sus terrenos de caza, se les niega acceso a los alimentos silvestres, hay poco trabajo, la paga es miserable.

El informe de The Guardian explica que: “el método de los concesionarios, que consiste en ofrecer regalos a las comunidades a
cambio de permisos de tala, se ha extendido a toda la actividad forestal en el Congo. Se persuade a las comunidades aisladas, que rara vez han tenido contacto con forasteros, a ceder los derechos sobre el bosque del que han dependido por millones de años, a cambio de unos pocos machetes y bolsas de sal. Una empresa dio a una comunidad 18 barras de jabón, 4 paquetes de sopa, 24 botellas de cerveza y 2 bolsas de azúcar. Otra firmó un acuerdo por 20 sacos de azúcar, 200 bolsas de sal, 200 machetes y 200 palas. En la Provincia Oriental, otra empresa prometió una escuela, una clínica y madera suficiente para los ataúdes de los pobladores.”

“Se otorgan concesiones sin informar a los aldeanos sobre lo que los jefes están firmando. Las comunidades están en una situación caótica y el conflicto social es cada vez mayor. Es un sistema cruel, que perpetúa las injusticias y las atrocidades del sistema colonial pero que es incluso peor, porque despoja a las comunidades de sus recursos y las condena a la pobreza perpetua.”

Un funcionario del Banco Mundial declaró en forma anónima: “Es evidente que las empresas son la raíz del problema. Están
aprovechándose del caos. Explotan a los pobres. Es normal. Son hombres de negocios. Hay un grupo muy pequeño de personas que
se enriquece, y un gran grupo que permanece en la pobreza. Como el gobierno es débil, no puede hacerse cargo de ellos. Casi nada ha cambiado desde la época del rey Leopoldo. Todo esto comenzó en la época colonial. El gobierno continuó con las viejas
costumbres luego de la independencia. Sigue siendo un sistema colonial.”

Las empresas dicen que quieren sacar sólo unos pocos árboles, pero “para sacar un solo árbol valioso es necesario construir caminos que penetren en la profundidad del bosque, lo cual significa que se talarán o destrozarán cientos de árboles diferentes. En general, esos otros árboles son los que las comunidades usan y necesitan para obtener medicinas y alimentos. Las empresas no replantan los árboles que derriban pueden tener 100 años de edad – y dejan el bosque vulnerable a la avalancha de cazadores y agricultores
que se instalan allí y siguen talando.”

El bosque desaparece para siempre, y las empresas se llevan todo, “incluso las posibilidades de desarrollo”, como lamenta un
poblador local.

Además, el madereo industrial es un factor importante del cambio climático. Al remover y compactar el suelo, el madereo provoca la liberación de los gases almacenados y la exposición de éste al oxígeno acelera su degradación. Cuando se extraen los troncos de un bosque, un gran porcentaje de carbono permanece en los “desechos” – plantas muertas, árboles descartados, ramas, tocones, raíces los cuales se descomponen y a veces se prenden fuego, liberando grandes cantidades de CO2 en la atmósfera. Los troncos son transportados en camiones que recorren miles de kilómetros diarios, produciendo millones de toneladas de gases de efecto invernadero. Los troncos exportados como madera rolliza o convertidos en tablones o astillas se embarcan luego hacia mercados extranjeros en enormes buques de carga que agregan más toneladas de emisiones de carbono.

A pesar de todo lo expuesto, el viejo sistema colonial de concesiones “es ahora aceptado por el Banco Mundial y los gobiernos
occidentales. Priva a millones de personas de sus recursos, fomenta la corrupción, impide el desarrollo, divide a las comunidades y contribuye al cambio climático. El verdadero escándalo es que, por unos pocos metros cuadrados de parqué, una puerta o el pilar de una cama, hoy se destruye el segundo bosque del mundo, probablemente para siempre”. (1)

Fuentes :

(1) http://www.guardian.co.uk/world/2007/sep/22/congo.environment
(2) http://www.greenpeace.org/usa/press-center/releases2/greenpeace-exposes-impacts-of
(3) http://www.greenpeace.org/usa/news/carry-on-up-the-congo-2