Congo, R.D: proyecto hidroeléctrico de Inga, una traición a las promesas sociales

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En un continente todavía asolado por más de 20 conflictos armados respaldados por intereses extranjeros y financiado mediante el saqueo de los recursos naturales del continente (petróleo, diamantes, oro, madera, cobre, cobalto y coltan), la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (New Partnership for Africa’s Development - NEPAD) se presenta para algunos como una incógnita. Para otros es un "Plan Marshall" para África, que expresa la imposición del neoliberalismo capitalista: privatización, liberalización del comercio, (des)industrialización orientada a la exportación, programas de ajuste estructural, todas medidas que promueven que los africanos paguen deudas impagables, políticas fiscales y monetarias conservadoras y, por supuesto, todo el menú de las instituciones financieras internacionales.

A principios de junio de 2003, en presencia de los Presidentes Thabo Mbeki (Sudáfrica), Abdoulaye Wade (Senegal), Olusegun Obasanjo (Nigeria), Abdellaziz Bouteflika (Argelia) y Hosni Moubarak (Egipto), los ocho países más industrializados del mundo (G-8) renovaron su apoyo a la NEPAD.

En este contexto, la represa de Inga en la República Democrática del Congo ha sido descrita como clave para el éxito futuro de la NEPAD. El llamado a licitación pública para la rehabilitación de las represas Inga I (350 MV) e Inga II (1.424 MV) tendrá lugar a mediados de 2004, con un costo total estimado de US$ 500 millones. La mayor parte del dinero (US$ 400 millones) será aportado por el Banco Mundial, que ha tenido un papel muy activo en el sector de energía eléctrica del Congo. Las autoridades congoleñas han destinado US$ 80 millones para la primera fase del programa de rehabilitación de la represa de Inga. Varios grupos empresariales están luchando para lograr una buena posición para el contrato de Inga, entre ellos Eskom de Sudáfrica y Siemens de Alemania.

La siguiente etapa de Inga, Inga III (entre 1.700 y 3.500 MV, con un costo estimado de US$ 4.000 millones) y la "Etapa Final Gran Inga” (39.000 MV), también están siendo dirigidas por el Banco Mundial, junto con el Grupo EDF (Francia) y Lahmeyer (Alemania).

La construcción de la estación hidroeléctrica Inga III de 3.500 megavatios será realizada por cinco miembros de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (Southern African Development Community - SADC) con el objetivo de abastecer al Proyecto de Energía Westcor, integrado por Eskom de Sudáfrica, la Botswana Power Corporation, la Empresa Nacional de Electricidade (ENE) de Angola, NamPower de Namibia y la Societe Nationale d'Electricite (SNEL) de la República Democrática del Congo.

La Gran Inga, en las Cataratas de Inga en el río Congo, donde el río salta 100 metros, tiene un rendimiento potencial de unos 39.000 megavatios y un costo estimado de US$ 6.000 millones. Eso es tres veces más que cualquier represa hidroeléctrica existente, y más del doble que el controvertido proyecto de la represa Tres Gargantas en China. Los partidarios de la represa dirían que como el río fluye con fuerza todo el año, no se necesitarán represas grandes. Aunque la energía se puede generar mediante obras "de pasada" en las cataratas de Inga (instalando turbinas en lo alto de la catarata), una gran incógnita es el efecto que pueden tener sobre los peces y la ecología del río. Incluso las plantas "de pasada" pueden eliminar la migración de peces, y pueden dañar gravemente los flujos de sedimentos, esenciales para la ecología de los ríos.

El plan de construir la represa hidroeléctrica más grande del mundo en el río Congo, que tendrá la capacidad de satisfacer las necesidades de energía eléctrica de todo el continente, se enfrenta a la oposición de grupos de la sociedad civil. Los opositores alegan que se han traicionado las promesas sociales hechas en la Cumbre Mundial de Johannesburgo.

La conexión de Inga a una red continental de suministro eléctrico para los principales centros de población costaría más de US$ 10.000 millones. Pero las redes de suministro eléctrico no llegarán a los cientos de millones de pobres en África rural. Además, la mayoría de las economías africanas se basan en actividades de subsistencia y comerciales en las que participan micro y pequeñas empresas con características estructurales que a menudo no son tenidas en cuenta por los elaboradores de políticas.

El proyecto de Inga se aparta del objetivo de proyectos de energía sustentable en pequeña escala discutido en la Cumbre Mundial, donde el centro de la discusión fue llevar la electricidad a los pobladores rurales mediante proyectos locales de energía eólica y solar. Megaproyectos como el de esta represa implican más que a menudo, impactos sociales, económicos y ambientales que afectan negativamente las formas de sustento, las tierras y las vidas de los pueblos.

Artículo basado en información obtenida de: “Bidding Round for Inga in 2004”, 12 de noviembre de 2003; New Plant to Bring Regional Power On Stream, 14 de noviembre de 2003, UN Integrated Regional Information Networks , enviado por Ryan Hoover, correo electrónico: ryan@irn.org , Africa Program, International Rivers Network, http://www.irn.org ; “Giant Congo hydroelectric project is a 'betrayal'”, por Fred Pearce, New Scientist, http://www.odiousdebts.org/odiousdebts/index.cfm?DSP=content&ContentID=5707 ; “Impact potential of NEPAD, the new partnership for Africa’s development, Ako Amadi, http://www.cbnrm.uwc.ac.za/paplrr/docs/Nairobi%20PAPLRR%20NEPAD%20Paper%20-%20Ako.pdf ; “Africa: `Nepad? No thanks', say African activists”,
Patrick Bond , http://www.greenleft.org.au/back/2002/497/497p14.htm ; y contribuciones de Fred Pearce, correo electrónico: PEARCEFRED@compuserve.com