Doble impacto de las plantaciones en las mujeres

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La invisibilidad de las mujeres es probablemente mayor en las plantaciones de árboles que en cualquier otro lugar. Es muy raro ver alguna mujer trabajando entre las interminables filas de eucaliptos o pinos. No obstante, las plantaciones sí son muy visibles para las mujeres, que en los hechos sufren sus impactos de diversas formas.

Por tanto, no debe sorprendernos que una de las primeras manifestaciones documentadas contra las plantaciones de monocultivo de árboles haya sido liderada por mujeres. Esto sucedió en agosto de 1983 en Karnataka, India, cuando un importante grupo de mujeres y pequeños campesinos de los poblados de Barha y Holahalli marcharon sobre el vivero de eucaliptos local. Las mujeres protestaban contra la plantación comercial de eucaliptos, argumentando que son destructivos para los sistemas de alimentos, del suelo y el agua. Arrancaron millones de plantines de eucalipto y en su lugar plantaron semillas de tamarindo y mango. Fueron arrestadas, pero su acción se convirtió en un símbolo para una lucha que se mantiene hasta nuestros días.

En las comunidades que dependen del bosque, las mujeres saben con certeza que las plantaciones no son bosques, porque no les proporcionan ninguno de los productos no madereros que suministran los bosques, en particular, alimentos, combustible, material para artesanías, materiales para construcción de viviendas, artículos para el hogar y medicinas. Además, agotan los recursos hídricos de los que las comunidades dependen. Las plantaciones de árboles en gran escala producen:

- Escasez de alimentos. Las mujeres son recolectoras tradicionales de distintos tipos de alimentos que se encuentran en los bosques, como plantas, frutos, hongos y muchos otros productos comestibles. En la medida en que se tiran abajo los bosques para dar paso a las plantaciones, ya no hay alimentos disponibles y a las mujeres se les dificulta mucho más su difícil tarea de recolectar los recursos alimentarios necesarios.

- Escasez de leña. Si bien en las plantaciones hay mucha madera, en la mayor parte de los casos la recolección de leña se les restringe a los pobladores locales, y esto significa que las mujeres tienen que disponer de más horas para ir a bosques distantes donde recolectan menos leña que antes.

- Escasez de agua. Las plantaciones de árboles de crecimiento rápido (eucalipto, pino, acacia) requieren grandes cantidades de agua y pueden llegar a provocar el agotamiento de los recursos hídricos para el consumo y la agricultura. Como resultado, las mujeres pasan muchas más horas del día transportando agua, lo que implica mayor carga de trabajo.

- Escasez de medicinas. Los bosques proporcionan una amplia gama de plantas medicinales, que generalmente son recolectadas por mujeres. Estas plantas desaparecen después del establecimiento de plantaciones, lo que significa que las mujeres deben trasladarse a lugares más lejanos para recolectarlas, lo cual les lleva mucho más tiempo.

Incluso en los pocos casos en que las plantaciones brindan oportunidades de empleo a las mujeres, esos trabajos no sólo no compensan las pérdidas que acabamos de mencionar, sino que suman nuevos problemas a la forma de sustento de las mujeres.

En Brasil, por ejemplo, en el estado de Minas Gerais, las mujeres son contratadas para realizar diversas actividades al mismo nivel que los hombres –con la excepción del madereo que es una actividad masculina por excelencia. La contratación de mujeres se basa en su mayor aptitud para realizar ciertas tareas, como la del cultivo de plantas en viveros, que requiere mucha destreza. También, en algunos casos se confía a las mujeres la aplicación de hormiguicidas en las tierras plantadas con eucaliptos. Cabe afirmar, sin embargo, que en algunos casos la mano de obra femenina simplemente se convierte en una forma de incorporación directa de mano de obra barata, contribuyendo a bajar los salarios de los hombres. Porque, como es habitual, los salarios de las mujeres son más bajos que los de los hombres, por tareas iguales.

Las condiciones de trabajo de las trabajadoras se parecen mucho a las de los hombres - salarios bajos, malas condiciones de trabajo y vivienda, trabajo zafral, tercerización- pero es posible establecer cierto grado de diferenciación con relación al trabajo de las mujeres en los viveros de árboles. En los viveros de dos grandes compañías forestales de Minas Gerais se ha observado una gran cantidad de lesiones reiteradas causadas por grandes esfuerzos, a pesar de lo cual las mujeres continúan trabajando, muchas de ellas con las manos inflamadas o vendadas. También sufren de enfermedades reumáticas, probablemente provocadas por su exposición constante al agua fría en los viveros y a un medio ambiente generalmente frío en invierno.

Al igual que la gran mayoría de las compañías plantadoras de árboles, las de Minas Gerais no tienen ninguna política de género específica, lo que va en detrimento de las mujeres y sus hijos. Como no hay guarderías infantiles cerca de los lugares de trabajo, es casi imposible para las mujeres amamantar a sus bebés después de la licencia por maternidad, lo que aumenta la desnutrición. En general salen de sus hogares a las 5 y 30hs de la mañana y regresan avanzada la tarde, debiendo volver a sus casas en el transporte de la compañía, que demora una hora o más mientras recoge a todos los trabajadores en las plantaciones. Muchas trabajadoras no reciben atención médica e incluso se las hace sentir culpables cuando sufren accidentes de trabajo o se enferman. Por otra parte, tienen miedo de quejarse ya que podrían llegar a perder sus trabajos o no recibir la canasta básica de alimentos que les asegura el Convenio Colectivo, con la que cuentan para la alimentación básica de su familia.

En suma, la sustitución de los ecosistemas locales por plantaciones de monocultivo de árboles produce impactos sobre los pobladores locales, eliminando la mayoría de los bienes y servicios antes disponibles. Estos impactos son mayores en las mujeres ya que aumentan su carga de trabajo y a la vez reducen los recursos que éstas recolectan. Al mismo tiempo, los escasos puestos de trabajo a los que acceden en las compañías plantadoras de árboles no compensan esas pérdidas, y les generan nuevos problemas de salud y sustento.

Artículo basado en información obtenida de: Shiva, Vandana.- "Staying Alive: Women, Ecology and Survival in India", Zed Books, 1989; “Seeing the Forest for the People, a Handbook on Gender, Forestry and Rural Livelihoods”, Vanessa Griffen, APDC (Asian and Pacific Development Centre), 2001; "Certifying the Uncertifiable. FSC Certification of Tree Plantations in Thailand and Brazil", WRM, agosto de 2003; e información proporcionada por Rosa Roldán, correo electrónico: rroldan@alternex.com.br