Las contradicciones de la conservación: El territorio del pueblo Ka’apor, en la Amazonia brasileña

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Reunión comunitaria del pueblo Ka'apor, Noviembre 2023. Foto: Comunidad del pueblo Ka'apor

La porción oriental de la Amazonía en Brasil presenta las mayores tasas de deforestación y degradación de la selva en el país. No obstante, en ese vasto territorio aún se encuentran amplias áreas en buen estado de protección, que como corroboran estudios científicos en diversos lugares del planeta, suelen corresponder a territorios de Pueblos Indígenas y/o comunidades locales (1). Una de esas áreas es el territorio indígena Alto Turiaçu donde vive el pueblo Ka’apor, que se extiende por 530.524 hectáreas en el noroeste del Estado de Maranhão, distribuido en seis municipios. Allí se asienta una población de aproximadamente 2.600 personas, distribuidas en 20 comunidades. Este es el territorio indígena más grande de la Amazonia Oriental y, también, la porción de selva preservada más grande en esa región.

Del cuidado del territorio: ¿Quién enseña a quién?

El cuidado del bosque, llamado desde la academia y otros sectores sociales como conservación, está basado, entre otros, en valores y relaciones profundas con los territorios: valores culturales, de uso, espirituales y políticos. Sus conocimientos y prácticas tradiciones les han permitido, al mismo tiempo, hacer uso y cuidado del territorio. Se trata de saberes y conceptos que no son estáticos, sino que, por el contrario, evolucionan a la par que sus culturas y se adaptan y responden a las necesidades que van surgiendo. De esa manera, por ejemplo, el pueblo Ka´apor creó estrategias de monitoreo y auto-vigilancia.

Las amenazas externas a los Ka’apor no han sido pocas. A lo largo de los años se ha incrementado la invasión de su territorio, inclusive con funcionarios públicos involucrados en la agresión, arrendamiento, uso de documentos falsos para apropiación indebida del territorio indígena. Frente a ello, en 2012, una parte significativa de líderes y liderezas de las aldeas se unieron y comenzaron a realizar acciones de auto-vigilancia. Establecieron pequeñas comunidades en las entradas de los caminos usados por los madereros, que posteriormente denominaron áreas de protección o ka'a usak ha, en su lengua. Esta fue una de las experiencias exitosas que neutralizó la agresión e invasión de su territorio.

En septiembre de 2013 los indígenas crearon la primera área de protección en el municipio de Centro Novo do Maranhão, donde decidieron, en diciembre de ese mismo año, retomar un sistema de organización denominado Tuxa Ta Pame o Consejo de Gestión Ka'apor. “Es una forma de organización ancestral y colectiva del pueblo, que se remonta y hace referencia a los antigüos Tuxa o guerreros, los cuales dejaron marcas en la historia por haber luchado, entregado la vida, ser maestros de saberes y cultura, estrategas en la defensa del pueblo y la cultura”, explicaron miembros del Consejo en una entrevista con el WRM. En dicho sistema no hay mandatarios, jefes, caciques o poder, las decisiones no son centradas en un líder, pero sí en la colectividad, en los grupos y colectivos. “Todos son importantes y poseen un protagonismo en la defensa [del territorio]. Cuando se tiene una acción de autodefensa va el grupo, nadie dice que mandó, pero todos quienes se sintieron amenazados van al enfrentamiento”, señalaron.

También se estableció el Jupihu Katu Ha, acuerdo de convivencia Ka’apor, creado con la intención de contribuir a la unidad y ejercer la gobernanza colectiva y responsable. La organización creada en torno al Tuxa Ta Pame está fundamentada en decisiones consensuadas, horizontales y participativas.

Es necesario destacar la relevancia que entrañan esas decisiones en términos de autonomía y soberanía. Las formas de gobierno y organización propias e inclusivas, distanciadas de modelos como el de las democracias representativas, dan cabida a las voces y participación de los diferentes sectores su pueblo. Un ejemplo de ello es la guardia de autodefensa Ka’apor, constituida por las familias, las mujeres, los ancianos, los niños, incluso los animales domésticos. Todos poseen una responsabilidad y una tarea para ser llevada a cabo. Es decir, el territorio es pensado, vivido, disfrutado, apropiado y defendido por todas y todos.

Con el tiempo y el incremento de las agresiones y amenazas, las acciones de defensa territorial fueron expandiéndose. Se implementaron nuevas formas de protección con auto-vigilancia instaladas y se llevó a cabo el mapeo participativo de los ecosistemas bioculturales Ka'apor. Inclusive han adoptado e implementado el sistema de agroflorestas sintrópicas, un sistema agrícola y productivo creado hace pocas décadas que imita a la selva en su organización, sobre todo para reducir los insumos externos, acumular y disponer la energía.  Todo ello a la par de acciones solidarias en materia de educación y salud.

Sin embargo, a medida que aumentaron las acciones de auto-vigilancia, aumentaron las agresiones y asesinatos, hechos en los que se encuentran involucrados madereros, hacendados, cazadores, comerciantes y políticos locales. En los últimos diez años, más de 50 personas han sido agredidas, dos comunidades han sido invadidas y hubo cerca de 15 asesinatos.

A pesar de todo ello, la selva que cuidan los Ka’apor permanece casi intacta. Recientemente, actores ajenos y desconocedores de dicho territorio han llegado supuestamente para enseñar a este pueblo como hacer lo que por siglos ha venido haciendo, proteger su territorio, esta vez bajo la modalidad de un proyecto REDD. Esto nos remite a las siguientes preguntas: ¿quién tendría que aprender de relación con la selva y cómo cuidar de ella? ¿Han venido realmente con la intención de cuidarla?

Llegada de la propuesta REDD y los impactos anticipados

A comienzos de 2023, las empresa Wildlife Works y la ONG Forest Trends, ambas de Estados Unidos, arribaron al territorio con la propuesta de implementar un proyecto REDD (Reducción de Emisiones causadas por la Deforestación y la Degradación) para generar y vender créditos de carbono. Llegaron a través de indígenas del Estado de Pará.

En el territorio existe otra organización, la Asociación Ka’apor Ta Hury del Río Gurupi, que tiene la figura de un cacique, con quien la empresa y la ONG han establecido mayor comunicación. Esta asociación, que no representa a la totalidad del pueblo indígena, dice estar de acuerdo con el proyecto, el cual plantean podría mejorar su calidad de vida y proporcionar recursos para complementar las actividades de protección. Al momento, existe un memorando de entendimiento firmado. Este documento es denunciado por el Tuxa Ta Pame porque ni la empresa ni la ONG les escucharon en el proceso que llevó a la firma.

Tal como sucede en muchos otros territorios alrededor del planeta, donde se concentran las selvas mejor protegidas, éstas son objeto de disputa para proyectos de créditos de carbono forestal y Pueblos Indígenas y comunidades locales sufren los impactos, con solo el arribo del anuncio, en especial las disputas y divisiones internas.

Los miembros del pueblo en desacuerdo con la propuesta se oponen porque el proyecto REDD mercantiliza su modo de vida e incrementa los conflictos internos. Esto lo conocen de primera mano, pues ya sufrieron una experiencia similar con un proyecto de comercialización de madera seca que tuvo lugar entre los años 2006 y 2013. En ese caso se sintieron engañados por el propio Estado, el gobierno federal e inclusive la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), actores que les involucraron en el proyecto de comercialización, que terminó dejando disputas, muerte y sufrimiento, lo cual no quieren repetir de nuevo (2). Infortunadamente, la presencia de los actores externos y su propuesta de proyecto ya ha generado conflictos y profundizado divisiones entre el pueblo Ka’apor.

Debido al tenor de la situación, ya se ha hecho una denuncia ante Ministerio Público Federal (MPF), entidad que ha expresado que cualquier proceso que envuelva la consulta previa requiere dialogar con los dos grupos y el consenso debe llegar a buen término para ambos. (3).

Al consultar a Beto Borges, representante de Forest Trends, cuál sería la posición de la ONG en caso de no obtenerse el consenso al interior del pueblo Ka’apor, afirmó que el proyecto no debería continuar, lo que da cuenta de la relevancia del consenso en una decisión de esta trascendencia. Ahora bien, la respuesta del representante de Wildlife Works, Lider Sucre, difiere ampliamente, ya que no da relevancia al consenso. En lugar de ello, enfatiza en la decisión del colectivo: “Nunca habrá unanimidad absoluta. En un proceso comunitario siempre hay diferentes puntos de vista. Al final del proceso, acataremos la decisión del colectivo, ya sea a favor o en contra” (4). Lo anterior remite inmediatamente a la pregunta de ¿qué entiende el directivo como decisión del colectivo?, pues ya existe una decisión de una parte del colectivo, la cual rechaza el proyecto.

Como suele ser el modus operandi de estas organizaciones, Forest Trends y Wildlife Works han empezado a difundir información parcializada sobre REDD, al mismo tiempo que hay informaciones muy relevantes que no fueron socializadas. Por ejemplo, no se ha informado sobre las irregularidades, denuncias e impactos de otros proyectos REDD en los que Wildlife Works participa en República Democrática del Congo y Camboya (5). Mucho menos se le ha mencionado al pueblo Ka’apor las denuncias recientes de uno de los proyectos de tipo REDD que implementó Wildlife Works en Kenya.

En noviembre de 2023 el periódico The Guardian (6) publicó un reportaje basado en la investigación realizada por la Comisión de Derechos Humanos de Kenya y la ONG SOMO (7), la cual da cuenta de la denuncia contra funcionarios de la empresa Wildlife Works en el proyecto Kasigau, en Kenya. Altos cargos han sido acusados recientemente de abuso y asedio sexual, cometidos durante más de una década. Hombres vinculados a la empresa se valían de su posición para exigir sexo a cambio de ascensos y mejores tratos. La investigación llevada a cabo por una firma de abogados keniana halló pruebas de "comportamiento profundamente inapropiado y perjudicial" por parte de dos personas.

El propio presidente de Wildlife Works, Mike Korchinsky, pidió disculpas por el dolor causado y reportó que tres personas fueron suspendidas, enfatizando que no se trata de un problema generalizado. A ese respecto, es preciso subrayar que, frente a estas, y otras, violaciones de derechos, en el marco de este tipo de proyectos (8), suele escucharse que se trata de casos aislados, cuando la reiteración de los hechos a lo largo del tiempo hace pensar en un carácter sistemático.

El problema fundamental detrás de estas gravísimas situaciones es que los proyectos REDD se fomentan y promocionan como una intervención exclusivamente positiva para las comunidades y los territorios, sin mencionarlos el historial de impactos negativos. Es decir, se oculta información esencial -completa, veraz e imparcial- a las personas que se enfrentan a la toma de una decisión sobre un proyecto en su territorio.

¿Cuál ha sido la respuesta del Tuxa Ta Pame del pueblo Ka’apor?

Al identificar la amenaza, el Tuxa Ta Pame determinó que era necesario buscar mayor información que permitiese entender de manera integral de que se trata el mecanismo REDD, cómo funciona, en qué está basado y cuáles serían las implicaciones para la población y el territorio.

Después de iniciar su propio proceso de investigación, los actores externos llegaron para entregar una explicación simplista y parcializada sobre lo que es REDD y la generación de bonos de carbono para financiar el proyecto, del cual se afirma que empezaría a dar beneficios con solo firmar las listas de asistencia a las reuniones. Pero miembros del pueblo Ka’apor vienen investigando, buscando otros puntos de vista y sobre todo conociendo la experiencia de otros pueblos con una posición definida al respecto. De esta forma ha llegado a sus propias conclusiones.

El consejo Tuxa Ta Pame y las comunidades organizadas en torno a éste entienden a REDD como “un mecanismo capitalista para camuflar y mantener el mundo contaminado y a los territorios amenazados en su autonomía. Porque transfiere responsabilidad del poder público al poder privado. Porque divide opiniones, monetiza los bienes naturales. Siempre defendemos el territorio porque creemos que él es nuestra vida. Nunca necesitamos recibir dinero para vivir y proteger la selva” (9).

En base a esta definición de REDD, decidieron llevar el tema al interior de sus procesos escolares y formativos, los cuales tienen lugar en tres núcleos de formación que orientan cinco centros de cultura y educación comunitaria Ka’apor. El tema pasó a ser parte del contenido de las actividades escolares y formativas, para lo cual elaboraron cartillas de conocimientos bilingües. Al finalizar el 2023 llevaban siete meses realizando actividades de formación que llevaron a la iniciativa de crear un protocolo autónomo comunitario Ka’apor, ahora en construcción.

¿Qué se requiere entonces para que la selva siga existiendo?

Garantizar condiciones para la permanencia del pueblo Ka’apor en su territorio, de manera segura y adecuada, lo que implica, entre otras cosas, respetar las formas propias de organización política, toma de decisiones y gestión de su territorio y medios de vida. Debe subrayarse, nuevamente, que los proyectos tipo REDD,  a menudo causan conflictos e impactos sin ni siquiera estar aprobados o en ejecución, generalmente se establecen en áreas con buen estado de protección de sus ecosistemas, como es el caso del Alto Turiaçu. Esas condiciones las ha garantizado el pueblo Ka’apor, basado en sus conocimientos, prácticas y relación con el territorio, sin necesidad de proyectos externos o mecanismos de mercado que condicionen u ordenen lo que debe ser hecho, según lo que indican quienes promueven tales proyectos y mecanismos.

Artículo elaborado por el Secretariado del WRM con base en entrevista realizada con miembros del Consejo de Gestión Ka’apor Tuxa Ta Pame.

 

(1) Porter-Bolland L. et al, 2012. Land use, cover change, deforestation, protected areas, community forestry, tenure rights, tropical forests. Forest ecology and management. Vol 268:6-17
(2) Video: Intercept Brasil, Empresa americana alimenta conflito indígena para lucrar com reparação ambiental, 2023.
(3) Article: Intercept Brasil, Empresa americana alimenta conflito indígena para lucrar com reparação ambiental, 2023.
(4) Idem 3
​(5) REDD-Minus: the rethoric and reality of the Mai-N´dombe  REDD+ Programme, 2020; Fortress conservation in Wildlife Alliance’s Southern Cardamom REDD+ Project: Evictions, violence, and burning people’s homes. “We’re proud of our work. The forest, the wildlife, you come to feel they’re yours”. 2021.
(6) The Guardian, Allegations of extensive sexual abuse at Kenyan offsetting project used by Shell and Netflix, November 2023.
(7) SOMO, Offsetting human rights. Sexual abuse and harassment at the Kasigau Corridor REDD+ Project in Kenya, November 2023.
(8) WRM, 15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto, abril 2022.
(9) Entrevista a miembros del Consejo de Gestión Ka’apor Tuxa Ta Pame.