Madereo en bosques tropicales: una receta para el desastre local y mundial

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El madereo industrial es la causa principal de la pérdida de bosques en todo el trópico. Es el punto de partida de un proceso que lleva a la destrucción final de los bosques y a su sustitución por cultivos agrícolas, cría de ganado o plantaciones de monocultivos de árboles. Estos son hechos reconocidos y respaldados por evidencias más que suficientes.

Pero lo que es todavía más importante, el madereo industrial destruye las formas de sustento de los pueblos que habitan los bosques y dependen de ellos, y que al verse privados de esos recursos se convierten en pobres. Contrariamente al discurso oficial, el madereo no conduce al desarrollo; produce empobrecimiento y desintegración social. Las mujeres son perjudicadas de manera desproporcionada por las actividades de madereo, que no les brindan oportunidades de empleo y además agotan los recursos que ellas tradicionalmente utilizan y manejan.

En los países tropicales, el proceso comienza con la violación de los derechos territoriales de los pueblos indígenas y otras comunidades tradicionales, que son propietarios por derecho de los bosques. Como lo haría la mayoría de las personas enfrentadas con esa situación, estas comunidades resisten la entrada de las compañías madereras en sus territorios, lo que a su vez trae como resultado la represión estatal para proteger los "derechos" legales de las compañías.

La destrucción de los bosques, las violaciones de los derechos humanos, la creación de pobreza, es la parte local de la ecuación. Del otro lado está la creación de riqueza para las empresas transnacionales y élites nacionales y el suministro abundante de materia prima barata (pero muy valiosa) para que los consumidores ricos tengan asientos de inodoro elegantes, ataúdes suntuosos y otros símbolos de riqueza igualmente "importantes".

Algunos actores son esenciales para lograr que el madereo y los consumidores finales se junten, entre ellos el Banco Mundial, los Bancos Interamericano, Africano y Asiático de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional. Los bancos proporcionan la financiación imprescindible para la construcción de la infraestructura de carreteras necesaria para acceder al bosque, mientras que el FMI (al igual que los bancos) obliga a los países tropicales a aumentar sus exportaciones de recursos naturales para asegurar el pago de la deuda externa. Y como los bosques se encuentran entre los principales recursos disponibles, están en la primera fila de las exportaciones y serán luego sustituidos por cultivos para la exportación que crecerán donde antes estaban los bosques. Ahora se ha sumado otro actor muy poderoso para asegurar que las corporaciones transnacionales sigan suministrando madera a los mercados consumidores: la Organización Mundial del Comercio.

Todo el proceso que conduce a la destrucción de los bosques es claramente contrario a los compromisos asumidos por la comunidad internacional de proteger la diversidad biológica y detener el cambio climático y la desertificación, que fueran acordados en tres convenciones con obligatoriedad legal. Al mismo tiempo, también viola los compromisos asumidos sobre derechos humanos, inclusive la protección de los derechos de los pueblos indígenas, y los compromisos asumidos en la Cumbre Social de 1995 y la Conferencia sobre la Mujer de 1995. La lista de acuerdos ambientales y sociales que están siendo violados por el madereo industrial (y por sus partidarios nacionales e internacionales) es por cierto muy larga, pero no tan larga como la lista de las propias violaciones.

No es posible seguir utilizando la demanda de madera del mercado mundial como excusa para justificar la destrucción de los bosques. Se debe reducir en forma drástica el consumo de madera y otras materias primas producidas en los bosques, hasta llegar a un nivel que asegure la justicia social y la conservación ambiental. La madera es necesaria, pero más necesario aún es respetar los derechos de los pobladores locales y proteger el medio ambiente local y mundial. El madereo industrial en los bosques tropicales es una receta segura para lograr el desastre nacional y mundial, y debe ser detenido.