República Democrática del Congo: bosques abiertos para las empresas

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La República Democrática de Congo (RDC) posee más del 50% de los bosques tropicales que quedan en África. De sus 2,3 millones de kilómetros cuadrados, casi la mitad son bosques. Solamente Brasil e Indonesia tienen mayor superficie de bosques tropicales. Si bien la explotación de recursos no cesó durante la guerra, muchas empresas madereras extranjeras detuvieron sus actividades. La compañía malaya Innovest, por ejemplo, ha vendido activos en la RDC debido a las pérdidas financieras. El 18 de enero de 2002 Innovest anunció la celebración de un contrato con la compañía Man Fai Tai Congo Ltd S.A.R.L para vender máquinas y equipos que comprara en 1997 para las concesiones madereras en la RDC y la República del Congo.

Las especies principales exportadas desde la RDC en 1998 eran Sipo, Sapelli, Tola, Iroko, Afrormosia, Tima y Wenge. Los principales países importadores eran Portugal, Alemania y Francia. Actualmente es mucho más difícil calcular y realizar el seguimiento de la exportación de madera, en parte porque la mayoría de la madera sale del país a través de Congo-Brazzaville, Camerún, u otros países vecinos.

La reanudación de actividades de madereo más organizadas estará ligada al retorno a una situación de estabilidad política y económica. Se han realizado esfuerzos para facilitar un proceso de paz en la región, y en este momento existe una creciente tranquilidad en el país. Sin embargo, todavía se producen estallidos esporádicos de violencia. El desafío sigue siendo encontrar soluciones políticas duraderas. En abril de 2002, el diálogo intercongol�s fue suspendido inconcluso después de 52 días de negociaciones de paz en Sun City, Sudáfrica. En las conversaciones de Sun City, se llegó a un acuerdo entre el gobierno de Kinshasa de Joseph Kabila, el MLC respaldado por Uganda y la mayoría de los grupos de la sociedad civil y los grupos de oposición política no armados sobre un acuerdo de paz que establecía la permanencia del gobierno de Joseph Kabila durante un período de transición, la creación de varias instituciones nuevas, y la inclusión del RCD y el MLC en el gobierno y en instituciones como el ejército. El RCD-Goma apoyado por Ruanda rechazó totalmente el acuerdo. Las partes firmantes del acuerdo anunciaron la instalación de un gobierno de transición en Kinshasa a mediados de junio.

Ante los esfuerzos recientes de buscar una solución política duradera, los inversores extranjeros están recuperando su confianza y están invirtiendo nuevamente en la industria maderera de la RDC. Joseph Kabila se ha comprometido en forma activa con instituciones financieras internacionales, y un gerente del FMI declaró que existían buenas perspectivas de intensificar la cooperación entre el FMI y la RDC. Kabila y el Banco Mundial están apoyando una estrategia económica que se basa en gran medida en la extracción de los abundantes recursos naturales que existen en este enorme país. Kabila ha estado haciendo las rondas: en octubre del año pasado viajó con su ministro de economía, entre otros lugares, a Nueva York, París y Bruselas. En noviembre del mismo año, realizó el discurso de apertura de la Cumbre Empresarial EE.UU.-África. En su discurso describió una estrategia económica ambiciosa que reinsertaría a la RDC en la economía mundial. Se comprometió a fortalecer el sector privado congoleño y a realizar reformas institucionales que aumenten la estabilidad económica. También describió los preparativos para un nuevo código de inversión y minería.

A pesar de la guerra civil, y en algunos casos debido a ella, la extracción de recursos naturales se sigue realizando sin control. Global Witness y otras organizaciones han reunido documentación sobre los vínculos que existen entre el régimen de Zimbabwe y la extracción de recursos naturales en la RDC. Uno de los concesionarios más importantes en la RDC es Socebo, una empresa subsidiaria de Cosleg. La propia Cosleg es una joint venture entre Sovereign Legitimacy (Osleg), controlada mayoritariamente por el ejército de Zimbabwe, y Comiex-Congo, una companía cuya propiedad mayoritaria pertenece a la familia de Joseph Kabila. La concesión abarca 33 millones de hectáreas de tierras, más del 15% del total de la superficie de la RDC. Ya comenzaron las actividades de madereo en la provincia de Katanga, a cargo del ejército de Zimbabwe en cooperación con una companía llamada SAB Congo.

Durante todo el conflicto, una de las preocupaciones ha sido la recolección ilegal de recursos naturales, en especial la madera. En diciembre de 2001, el Consejo de Seguridad recibió un informe de un Panel de Expertos de la ONU que describía formas de combatir la explotación de recursos naturales en la República Democrática de Congo. En diciembre, el Consejo de Seguridad acordó que un panel de expertos reconstituido se reuniera en enero de 2002 durante un período adicional de seis meses para analizar con más detalle la extracción y comercialización de los recursos naturales. El informe provisorio emitido en mayo de 2002, destacó que la explotación ilegal de recursos naturales en la RDC se está consolidando, y que sus efectos sobre las poblaciones locales son desastrosos. El panel descubrió que se están empleando varias estrategias para desviar dinero de la explotación para beneficios personales o para financiar operaciones militares. Sin embargo hasta la fecha, el Consejo de Seguridad no ha logrado ejecutar ninguna medida concreta para intentar rectificar esta situación.

Existe cierto número de compañías de menor tamaño que operan en la RDC. Entre ellas, la compañía de propiedad tailandesa DARA Foret. DARA comenzó a operar en el norte de Kivu en 1998, después de obtener supuestamente los permisos necesarios para operar a través de contactos políticos en Kinshasa. Ahora la compañia estça en proceso de solicitar una concesión y está esperando las autorizaciones necesarias para comenzar sus operaciones. Su intención es talar el área suroeste de Mangina y llegar hasta Mbunya-Kisenge y Manguredjipa. La población del área de Mangina está desilusionada de las operaciones de DARA. Cuando la compañía llegó por primera vez, dio la impresión de que favorecería a los habitantes locales y a los jóvenes proporcionando empleo en sus cuatro aserraderos. Los 350 congoleños que obtuvieron un empleo se quejan sobre las condiciones de trabajo, los salarios bajos y el pago irregular. Además de agotar la madera del área, las operaciones de DARA han dañado a la comunidad. Los pobladores se quejan de que al arrastrar troncos desde el bosque las máquinas de DARA destruyen todo a su paso, árboles de banana y palma, campos de mandioca, arbustos de café y arroz. La compensación es limitada, un agricultor con suerte puede recibir US$ 20 por los daños causados a un campo de palmas. No hay nada que detenga el accionar irresponsable de las compañías.

Existen pocas dudas de que la inversión privada y la extracción de recursos de madera en la RDC van a aumentar. En este clima de incertidumbre, con estallidos esporádicos de violencia e inestabilidad política y económica, es necesario controlar cuidadosamente las operaciones de madereo. Los inversores y los madereros están ansiosos por lograr el acceso a los ricos bosques de la RDC. Los próximos dos años serán esenciales para los bosques y los pueblos que dependen de los recursos de los bosques para su supervivencia.

Por: Forests Monitor, 2002.