Aceite de Palma
La palma aceitera es originaria de África occidental. Su cultivo es importante para las comunidades que dependen de los bosques, para sus culturas y economías. Sin embargo, los monocultivos de palma aceitera a gran escala destinados a la producción industrial (aceite y agrocombustibles) han sido un agente de deforestación y acaparamiento de tierras en el sudeste asiático. Más recientemente, los monocultivos de palma aceitera también impulsan la destrucción en África y América Latina.
En Mesoamérica, la expansión de monocultivos de palma aceitera es una de las principales causas de deforestación. Un intercambio de experiencias reunió a representantes de comunidades indígenas y campesinas para enlazar sus resistencias.
La empresa Palmas del Ixcán se ha impuesto con lo que las comunidades llaman de un “despojo sistemático.” A pesar de la criminalización, la resistencia cada vez se asienta más.
La palmícola Socfin ha traído consigo violencia sobre las comunidades. Pero además, las mujeres tienen que hacer frente a otra opresión: los Jefes Supremos, según el derecho consuetudinario, tiene el poder de decisión y la propiedad sobre la tierra.
Las plantaciones de palma aceitera son uno de los espacios más inseguros para las mujeres, no solo por su vulnerable situación laboral sino también por el potencial de violencia y acoso sexual que las acecha. (Disponible en indonesio).
La región Sangha está bajo el control absoluto de tres concesiones con orígenes en la época colonial, que hacen uso de guardias armados para impedir que las poblaciones del bosque utilicen sus tierras.
¿Acaso la introducción de políticas específicas de género en las actividades de empresas palmícolas y del sistema de certificación RSPO puede hacer algo más que encubrir la violencia así como el patriarcado y el racismo estructural inherentes al modelo de plantación?
El Grupo Korindo taló el bosque del pueblo Kinggo para establecer plantaciones de palma aceitera. Con promesas falsas y engañosas, persuadieron a Petrus Kinggo y a otros líderes a renunciar a sus bosques. Ahora, luchan contra Korindo, que tiene la certificación del FSC. (Disponible en indonesio).