Minería a gran escala
Impulsada por una demanda cada vez mayor y por los ciclos de auge y caída de los mercados mundiales de mercancías básicas, la minería a gran escala destruye los bosques y contamina los suelos, el aire y el agua. Conflictos violentos, explotación sexual, criminalización y desplazamiento de comunidades de los bosques son ejemplos de impactos sociales inherentes a la industria minera.
Miembros del Comité Asesor del WRM fueron invitados a contribuir en este Boletín especial con reflexiones sobre la situación devastadora de profundización de injusticias que las comunidades del bosque y familias campesinas alrededor del mundo vienen confrontando con la pandemia.
Los indígenas Ngäbe-Buglé soportaron criminalización, masacre y brutal represión para defender su territorio. Lograron que el gobierno de Panamá prohibiera la minería y las hidroeléctricas en su comarca. Sin embargo, otra embestida llegó desde las ONGs conservacionistas.
Este editorial busca alertar sobre las agendas de las empresas que dominan los procesos internacionales relacionados con los bosques, los cuales parecen estar entrando en nuevas fases. Las decisiones adoptadas tienen impactos muy reales en las comunidades de los bosques.
Este boletín destaca las amenazas involucradas en la llamada “transición energética” y expone el sucio secreto de expansión exponencial de la minería en el Sur global como consecuencia de la demanda masiva de energía “verde”.
Un oxímoron describe “una frase o declaración que parece decir dos cosas opuestas”. El Banco Mundial tiene mucha experiencia con ellos.
La empresa australiana Base Resources fue autorizada a destruir el Bosque Mikea en tanto establezca un proyecto de compensación por pérdida de biodiversidad, lo que a su vez impone severas restricciones a las comunidades.
El crecimiento de la extracción de minerales y la producción minero-metalúrgica, junto con la consiguiente multiplicación de las represas de residuos, ha ocurrido en la misma proporción que los desbordes y roturas de represas de residuos en varios lugares.
El dinero que el Gobierno de la India recauda de compañías que destruyen los bosques - como las mineras - se está utilizando para hostigar, perseguir y desalojar a las comunidades de las llamadas Áreas Protegidas.
Gobiernos y empresas transnacionales, respaldados por instituciones financieras multilaterales junto con los gobiernos de las islas del Pacífico, compiten para repartirse el océano, justificando su explotación bajo la llamada Economía Azul sostenible y el Crecimiento Azul.
La Unión Europea persigue el crecimiento a cualquier. Las tecnologías “verdes” necesitan cada vez mayor cantidad y variedad de metales y minerales. Millones en fondos públicos fluyen a través del Banco Europeo de Inversiones a proyectos mineros bajo el velo del “desarrollo”.
La "conmoción" es una reacción común cuando surge una crisis ... o cuando esta sale a la luz. Pero también es una conveniente cortina de humo para los gobiernos, las instituciones financieras y las empresas, detrás de la cual han podido ocultar su responsabilidad en la actual crisis de los bosques.
Es imposible pensar en extracción, sin pensar en una vasta red de infraestructura complementaria y, por tanto, en una deforestación y destrucción incluso más amplia.