Minería a gran escala
Impulsada por una demanda cada vez mayor y por los ciclos de auge y caída de los mercados mundiales de mercancías básicas, la minería a gran escala destruye los bosques y contamina los suelos, el aire y el agua. Conflictos violentos, explotación sexual, criminalización y desplazamiento de comunidades de los bosques son ejemplos de impactos sociales inherentes a la industria minera.
La crisis en Venezuela de 2013 al 2021 ha generado el colapso de una nación que había sido construida en torno al petróleo en los últimos 100 años. Esto ha configurado un escenario donde emerge un extractivismo predatorio.
Los corredores de mega-infraestructura priorizados en los ambiciosos programas de inversión que atraviesan el continente africano apuntan decididamente a facilitar la exportación de minerales y mercancías agrícolas y la importación de productos manufacturados.
El paradigma extractivista representa una amenaza para la vida y el sustento de las comunidades en la región sur de África, en particular de mujeres y niñas; desde Mozambique, donde las mujeres deben hacer frente a la escasez de agua y la contaminación, hasta Zimbabue, donde la violencia militarizada y a menudo sexualizada asedia la vida cotidiana de las mujeres.