10 años de REDD+ en Acre y sus impactos sobre las mujeres indígenas y "extractivistas"

Imagen
Acre
Manifestación contra las falsas soluciones del Capitalismo Verde en Xapuri (Acre), Brasil, 2018.

Este artículo forma parte de la publicación "15 años de REDD:

Un mecanismo intrínsecamente corrupto"

 

Durante años, impulsores de REDD+ como WWF y el Banco Mundial han mostrado el programa REDD+ del Estado de Acre, en la Amazonía brasileña, como un modelo para el mundo. El WRM conversó con Letícia Yawanawa, líder indígena de Acre, y Dercy Teles de Carvalho, expresidenta del Sindicato de Trabajadores Rurales de Xapuri y defensora de las extractivistas1, acerca de cómo REDD+ ha afectado la vida de las mujeres en las comunidades que dependen de los bosques.

Acre es un estado de la Amazonia brasilera, con más del 80% de su territorio cubierto de bosques. La historia del proceso de mercantilización de la naturaleza en Acre comenzó en 1999, con la llegada del Partido de los Trabajadores (PT) al gobierno estatal. Este gobierno, que se autodenominó ‘gobierno de los bosques’, adoptó el discurso de que era posible iniciar un nuevo ciclo de negocios en el territorio de Acre, manteniendo el ‘bosque en pie’, e introducir al estado en la era del llamado ‘capitalismo verde’.

En 2010, surgió un marco para este proceso con la ley estatal SISA, que creó el Sistema Estatal de Incentivos para los Servicios Ambientales. Esta ley viabilizó el primer programa REDD+ jurisdiccional del mundo, alcanzando a todo el territorio del estado. (2) En 2012, el gobierno alemán, a través de su banco público KfW y su programa REM (REDD Early Movers), recompensó al gobierno de Acre por haber creado esta ley y por la reducción de la deforestación en Acre durante la década anterior, período en que REDD+ ni siquiera existía. A partir de ese momento, el KfW transfirió 16 millones de euros (más de 18,5 millones de dólares) durante 4 años, seguido de otras transferencias millonarias.

El WWF, que estaba entre las ONG internacionales que ayudaron a elaborar la ley SISA, llamó al programa REDD+ del gobierno de Acre “una iniciativa inédita y pionera”. (3) El programa también recibió un fuerte apoyo del Banco Mundial, que facilitó a lo largo de los años la visita de representantes de diversas ONG y gobiernos de otros países del Sur global a Acre, como gran ejemplo de REDD+ en el mundo.

El WRM conversó con Leticia Yawanawá, Atai Yawanawá en lengua indígena. Ella participa en el movimiento indígena desde 1996 y actualmente es consejera de la organización de mujeres indígenas SITOAKORE – Organización de Mujeres Indígenas de Acre, Sur de la Amazonia y Noroeste de Rondonia. Estuvo al frente de la organización por dos períodos. Leticia también forma parte del Consejo Nacional de Mujeres Indígenas (CONAMI). El WRM también conversó con Dercy Teles de Carvalho, que nació en Xapuri, Acre, y vive en la “colocaçao” (4) Pimenteira, cauchera Boa Vista. En 1981, fue la primera mujer electa como presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Xapuri, en Acre, y una de las primeras de Brasil. Antecedió a Chico Mendes, que fue electo a fines de 1982.

WRM: ¿Cómo evalúa estos 10 años de REDD+ para los Pueblos Indígenas de Acre, dado que ese programa siempre afirmó que dichos pueblos serían una de sus prioridades?

Letícia: Hago una evaluación muy negativa. Estuve casi 6 años como consejera del SISA. Cuando la coordinadora del REM/SISA llegaba de las COP (Conferencias de las Partes sobre el Cambio Climático de la ONU), decía que muchos indígenas serían beneficiados. Entonces yo comenzaba a observar cuáles eran los beneficios para los Pueblos Indígenas. Lo que recuerdo de cuando era coordinadora de la SITOAKORE, y andaba mucho en las tierras indígenas en esos tiempos, es que no vi ninguna comunidad que recibiera ningún beneficio del programa REDD+. Más allá de eso, sigue habiendo tierras pendientes de ser demarcadas, para lo cual nunca se recibió apoyo; la lucha por la demarcación de las tierras continúa.

Ahora, lo que yo veía en la ciudad, en el gobierno, era que ellos tenían unas oficinas bonitas, bien equipadas, con muchos técnicos, venidos de otros lugares y pagados por el SISA. Pero no vi a ningún indígena trabajando allí, ni mujeres, ni hombres. Y no se puede decir que los indígenas no tienen capacidad; tengo varias conocidas indígenas con formación, que podrían estar trabajando allí. Pero veíamos, y vemos hasta el día de hoy, solamente a los técnicos.

Como antigua consejera del SISA, yo dije que los recursos que venían para los Pueblos Indígenas debían tener un resultado que quedase en la comunidad, que quedase para el bien de la comunidad. Entrar en la oficina del SISA era muy lindo, pero los Pueblos Indígenas ni siquiera tenían una estructura de referencia para ellos, ni para mujeres, ni para hombres. Yo hablaba, y muchas veces las personas me miraban pensando que solo venía para criticar. Hay otras conocidas que venían para alguna reunión del SISA, que ganaban un jornal y que no podían decir nada.

Yo nunca fui bien vista por el gobierno. Ellos se obligaban a convocar a nuestra organización porque éramos una organización de mujeres con todo regularizado (que es lo que ellos piden). Entonces, no podían evitar invitarnos, porque también éramos una organización que representaba a tres estados: todo Acre, el sur de la Amazonia (que es la Boca de Acre), y el noroeste de Rondonia. Si bien el SISA se presentaba diciendo que trabajaba con 20-30 asociaciones, yo digo: ¡mentira! Porque la mayoría ya no existe. Hoy se ven otras [asociaciones] ONG que se adueñan de estos recursos: la propia CPI (Comisión Pro-Indio), AMAIAC (Asociación del Movimiento de Agentes Agroforestales Indígenas de Acre).

WRM: El programa REDD+ provocó un cambio en la organización de los pueblos, creando más asociaciones para que el gobierno pudiese distribuir recursos. Usted ya comentó que no vio cambios, que el dinero de REDD+ tampoco ayudó a demarcar las tierras indígenas. ¿Cómo afectó todo esto a las mujeres indígenas de las comunidades?

Letícia: Como coordinadora de la organización de mujeres, yo dije que nosotras, mujeres indígenas, no éramos abejas, ni hormigas, para vivir del olor. Nosotras vivimos de la acción concreta, por más que sea poca. Hubo una reunión donde estaban presentes varios países en un hotel de aquí, muy lujoso. Habían autoridades de varios países. Pero no me invitaron porque no querían que yo apareciera para decir la verdad.

Pero yo fui a esa reunión. Esperé a que todo el mundo hablara. Había muchas personas mirándome con gran preocupación porque sabían que iba a hablar. Entonces pedí la palabra, porque yo era consejera de REM/SISA; era titular. Éramos cuatro mujeres, y yo dije: miren mujeres, voy a hablar. No acostumbro mentir; no acostumbro decir cosas que no son ciertas. Hablaron de varios presupuestos, de millones y millones. Y entonces dije: ¿dónde están los millones? Nosotras, mujeres, ¿dónde estamos incluidas en estos millones? Todo el mundo escuchó asustado. Y dije: ¿dónde estamos? Estamos olvidadas en el medio del bosque con este programa de REM, que es el mismo programa que REDD+. La señora alemana, Cristina, me oyó y dijo: doña Leticia, quisiera hablar con usted. Esperé, y cuando ella salió ya no me volvió a hablar. Ni siquiera me volvió a mirar. Entonces redacté la carta de renuncia al consejo.

Por tanto, no veo un buen resultado; nosotras, las mujeres, no fuimos incluidas, si bien tiene al personal de la CPI, si bien tiene a nuestra conocida Francisca Arara, ella es representante del gobierno, pero no de las mujeres indígenas de las comunidades. Porque una asociación indígena que tiene una mujer electa por la comunidad es otra cosa, que quede claro. No estoy jugando, estoy diciendo la verdad. Las mujeres no tienen participación. Si hay mujeres que van a otro país, son representantes del gobierno, es otra cosa. Pero las mujeres indígenas de Acre no tienen participación.

¿Y cómo afectó REDD+ a las mujeres extractivistas artesanales dentro de la Reserva Extractivista Chico Mendes a lo largo de estos 10 años en que se implementaron varios proyectos REDD+ para supuestamente beneficiar a las familias y a las mujeres? Por ejemplo, la ‘bolsa verde’, el proyecto de ‘bosque plantado’ y el manejo forestal conocido como corte selectivo de madera.

Dercy: En 2010, cuando el gobierno de Acre asumió la política de REDD+, decretó la norma ‘cero fuego’ y vino con la ‘bolsa verde’. Era un pago trimestral en compensación por el hecho de que el pueblo no podía hacer una plantación en el bosque. Esto es un perjuicio cultural irrecuperable, porque tanto las mujeres indígenas como las pertenecientes a poblaciones tradicionales extractivistas, siempre trabajaron en la plantación. Con esta prohibición, a partir de 2010 dejaron de producir. Y la comida es una de las cosas fundamentales para la vida; sin comida nadie logra vivir y ser feliz. Las mujeres plantaban verduras y vendían. Hoy las personas dependen de comprar comida, arroz refinado que viene de otro estado, de Mato Grosso. La ‘bolsa verde’ es una limosna. No sé si ya aumentó el valor, pero era de 100 reales [menos de 19 dólares americanos] por mes. Y en este momento, el ICMBio (5) está distribuyendo bolsas de productos industrializados dentro de la Reserva. Entonces, es algo que afecta profundamente la vida de las mujeres, porque ellas también dejan de transmitir a sus hijos esa cultura de producir aquello que consumen, de calidad, sin agrotóxicos, dentro de la propia comunidad.

Con relación al proyecto de ‘bosque plantado’, también llamado ‘sistema agroforestal’, conversé con una mujer que forma parte de este programa y ella hizo muchas reclamaciones. En primer lugar, en referencia al volumen de trabajo que ha aumentado en la vida de la familia. En segundo lugar, porque ni bien recibían las mudas preparadas para plantar, no tenían apoyo alguno para realizar el trabajo, como una desmalezadora o combustible, para mantener el sistema agroforestal como ellos querían. Y habían contantes exigencia a la familia por parte del presidente de la asociación que estaba al frente de este proyecto, quien hacía visitas periódicas para verificar si estaban realizando el mantenimiento dentro de los parámetros establecidos en el proyecto. Ella dice que su vida se transformó en un infierno. Otro problema era que las mudas solo se conseguían fuera de la época de lluvias, cuando tendría que haber sido en esa misma época para que las plantas se afirmaran durante la temporada seca. Por eso la mayoría de las plantas no sobrevivieron, porque las personas no tenían posibilidades de regar. Concluyendo, solo dio resultado para 5 personas. Y esas 5 personas estaban vinculadas al gobierno, o sea, no se ensuciaban las manos. Ellas pagaban para que alguien hiciera el trabajo. Por eso les dio resultado.

Sobre el ‘manejo forestal’, no tuvo realmente nada de sostenible. Por el contrario, sentó precedentes para que las propias comunidades destruyeran el bosque. En estos 20 años en que se gobernó Acre bajo el discurso de desarrollo sostenible, el gobierno no implementó ninguna política que garantizara la sustentabilidad de las familias. El manejo no dejó recursos que cambiaran la vida de las familias, sino que, por el contrario, las empobreció. Y creó un precedente para que las familias continuaran vendiendo madera, independientemente de si había una empresa realizando la gestión o no; ellas están vendiendo para que los grandes criadores [de ganado] cerquen sus praderas. Y sabemos que eso va a causar un empobrecimiento de la población, especialmente de las mujeres, que van a terminar en la periferia de las ciudades, pasando necesidades, viendo a sus hijas, que hasta se prostituyen, ingresar a las facciones [asociadas al tráfico de drogas].

Este es un dato muy complicado porque sabemos que antes las mujeres lograban criar a sus hijos dentro de un modelo cultural de respeto y de responsabilidad. Hoy vemos a las niñas de 14-15 años con un bebé en los brazos; hay casos de abuso sexual de menores y familias destruidas. Pero queda en el anonimato, invisible, y por eso mismo se mantiene. Entonces, la entrada de estos agentes externos llevó a desnaturalizar profundamente el modo de vida, y solo dejaron ruina; nada positivo.

Existe una serie de elementos adicionales que contribuyeron con una especie de naturalización de esto que está ocurriendo. Por ejemplo, el celular más moderno está dentro de la Reserva, en los más diversos rincones. La televisión también. Son elementos que distraen, impiden que las personas reflexionen. Otro elemento que también contribuyó significativamente son las iglesias evangélicas, que fomentaron este proceso de dispersión de las personas con relación a la realidad y al futuro.

WRM: Una de las propuestas del programa REDD+ es transformar a las mujeres indígenas en micro-emprendedoras, crear mercados para sus artesanías, incluso en el exterior. ¿Qué opina de estas iniciativas?

Letícia: Yo recorrí varios territorios indígenas. Vi que el 90% de los artesanos son mujeres indígenas, que hacen sus artesanías, sus pinturas, para su uso propio y para vender. Esto genera una auto-sustentabilidad dentro de la aldea. Hay muchas mujeres, viudas, a veces abandonadas por sus maridos, que están allí, con sus hijos. Esas mujeres se ayudan con sus hijos, hacen sus artesanías. Es con ellas que teníamos el compromiso de hacer, de tener un espacio para recibir sus artesanías, venderlas y devolverles el dinero. Eso fue lo que les planteamos, era el deseo de las mujeres, pero no sucedió.

Las artesanías siempre fueron para nuestro uso, tienen un valor simbólico y no se hacen de cualquier manera. Uno está transformando aquella mostacilla en un diseño que tiene un significado, para recordar nuestras pinturas cuando aún no teníamos contacto. Y siempre, cuando vendemos nuestras artesanías, hacemos una ceremonia. Aquella persona que la lleva es bendecida. Los Apurinã usan un anillo negro, ¿verdad? Ellos hacen un ritual cuando la mujer tiene cólicos, propios de la mujer, le colocan el anillo para que no tenga tantos cólicos. Entonces, todas las artesanías tienen un significado para nosotros, un valor cultural y espiritual.

WRM: Se afirma que REDD+ es un mecanismo para reducir la deforestación, pero después de 10 años de programas REDD+ en Acre, la deforestación está aumentando, incluso más con Bolsonaro en el poder. ¿De qué forma afectó esto a las tierras indígenas y a las Reservas Extractivistas? ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan las mujeres para lidiar con esto?

Dercy: Las mujeres de las comunidades tradicionales desarrollaban muchas actividades, inclusive el trabajo con cipós. Estuve recientemente en un territorio y vi que allí donde solo había bosque, y donde yo andaba a pie en el pasado, cuando era agente de salud, el bosque desapareció. Esto perjudicó a las mujeres, porque ellas hacían cosas con los cipós y ganaban dinero: escobas, alforjas para recoger maíz y juntar arroz en los campos, cestos para guardar la ropa sucia, y otros para juntar huevos de gallina (porque quedan bien ventilados y eso favorece su duración). Hoy ya no se puede hacer eso. Ya no hay más cipós porque todo se transformó en pasturas.

La deforestación se aceleró violentamente en el período 2019-2021 con Bolsonaro en el poder, en función de la desvalorización del extractivismo artesanal. Como esta extracción no cubre la demanda de consumo que surgió con la llegada de las trochas y la energía, las personas están loteando el territorio, y a medida que lo hacen van deforestando hectáreas, o sea, se va formando una gran hacienda, con muchos dueños. Porque uno vende 3 hectáreas, otro vende 5, otro vende 6. Hoy, usted sale de aquí a Xapuri y recorre la reserva extractivista de un lado a otro por el ramal, por el camino.

Respecto a todo este proceso que veo con el programa REDD+, mi perspectiva es que logremos revertir ese cuadro a partir de un proceso educativo que se trabaje junto con las comunidades, en un lenguaje accesible que las personas puedan comprender. Porque las personas no tienen cómo oponerse, ya que ellos [los promotores de REDD+] utilizan un lenguaje tal que nadie logra comprender lo que están diciendo. Y cuando uno no tiene información, no tiene argumentos para oponerse.

Respecto a las mujeres, tenemos que invertir en el campo político e involucrar a las mujeres en ese debate para que ellas comprendan el proceso, porque somos la mayoría en Brasil. Entonces, podremos cambiar las cosas, a partir del momento en que comprendamos todo lo que está sucediendo, la gravedad de este proceso, y que logremos posicionarnos políticamente.

Leticia: Vemos esto con mucha tristeza. Según nuestra historia, nuestra espiritualidad, la Samaúma es un árbol muy grande en el medio del bosque, por eso se dice que es una mujer; es fruta, es sombra, es la más grande de todas. Ahora está peor porque vemos madera y más madera cortada, madera que creció durante 40 o 50 años cortada en unos minutos. Es muy triste ver eso.

Si la Samaúma fuera una mujer que habla, estaría llorando, estaría gritando cuando se llevan a sus hijos. Con eso vienen las sequías, que afectan a los pueblos de nuestras tierras, porque nuestras tierras están cercadas por personas que ni siquiera conocemos. Los animales terminan yéndose del terreno deforestado, los igarapés – nombre que se da en la Amazonia brasilera a los riachuelos que desembocan en un río – se secan, y al final los ríos también. Como mujer indígena, veo eso con mucha tristeza.

Pero nosotras vamos a seguir en nuestra tierra, con o sin dinero, es nuestra obligación como Pueblos Indígenas. Con apoyo va a ser mejor, y que no venga presupuesto solo para beneficiar a las oficinas del gobierno en la ciudad, y que haya apoyo principalmente para las mujeres; las mujeres lo necesitan.

 

(1) Extractivista / Extractivismo. No hay que confundirlo con las industrias extractivas. El extractivismo en el contexto brasileño describe una forma de vida seguida por una serie de comunidades tradicionales. La cosecha de productos forestales no madereros, a menudo en combinación con la agricultura de subsistencia, define al extractivismo. La extracción de caucho, la extracción de látex de los árboles de caucho que crecen dentro del bosque, es un ejemplo. El fruto de la palma açai y las castañas son otros ejemplos de productos que forman la base de las economías extractivistas. El extractivismo a menudo se asocia con la extracción de caucho y con la Amazonía brasileña. Sin embargo, existen comunidades extractivistas tradicionales fuera de la región amazónica, como las quebradeiras de coco babaçu, que recolectan y procesan los frutos de las palmas babaçu.
(2) Se le llama “REDD+ jurisdiccional” cuando la implementación ocurre no solo en la tierra atribuida a proyectos específicos sino en toda una jurisdicción, como un departamento, una provincia, un estado o un país. Por más información. Lea más aquí.
(3) WWF, Acre é primeiro estado a realizar transações com REDD+
(4) Denominación dada al lugar de vida y trabajo de los caucheros y sus familias. Constituida generalmente por la casa habitación y un área destinada a la pequeña agricultura y a la cría de animales, circundada por caminos de árboles de caucho. El tamaño promedio de estos terrenos ronda las 300 ha.
(5) ICMBio: Instituto Chico Mendes de Biodiversidad, órgano del gobierno federal, responsable de la gestión de las Reservas Extractivistas– RESEX.

 

>> Volver al índice de "15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto"