Argentina: ¿El fin del Corredor Verde?

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En diciembre del año 1999, se sancionó en Argentina la Ley Provincial N. 3.631, merced a la cual se creó el área Integral de Conservación y Desarrollo Sustentable, denominada "Corredor Verde de la Provincia de Misiones". Involucra a 22 municipios y se extiende sobre una superficie de 1.108.000 hectáreas de selva paranaense, ubicadas en la provincia de Misiones, abarcando un mosaico de paisajes que incluye áreas protegidas, propiedades privadas en usos diversos, colonias agrícolas, comunidades indígenas y variadas situaciones socioeconómicas, incluso áreas de conflictos de uso y tenencia de la tierra. La intención es integrarlas en una unidad territorial con objetivos definidos sobre la base del planeamiento biorregional que garantice la conectividad de los tres principales bloques de áreas Naturales Protegidas de la selva Paranaense.

Pero ahora se abre un peligroso antecedente que daría por tierra con todos los esfuerzos por preservar el patrimonio natural misionero. El Ministerio de Ecología de Argentina autorizaría el rozado (desmonte y quema) de 30 hectáreas linderas a la Reserva Yaguaroundí, cortando de esa manera el natural flujo de fauna desde y hacia el resto de la masa selvática. Luego de la quema se plantaría tabaco con agroquímicos desmalezantes e inmediatamente después implantarían monocultivos de pino, que según los especialistas es la mejor manera de destruir toda la biodiversidad reinante y para siempre.

Además, el escenario donde esto se desarrollaría es un sector de serranías centrales donde sus terrenos son muy inclinados y un desmonte lleva a la rápida erosión del suelo haciéndolo impropio para el cultivo, motivo por el cual han sobrevivido grandes extensiones de selva hasta el día de hoy.

Esta posible amenaza pone en riesgo el proyecto de Yaguaroundí, un sueño que cobró vida. Martín González decidió hace algunos años hacer un aporte para preservar el área, por lo que compró 400 hectáreas de selva en las cercanías de Fracrán y junto con su esposa decidieron hacerla Reserva Natural.

La reserva incluye a colonos y misioneros en la labor de defensa y conocimiento de la selva como actividad económica redituable y viable. Esto implica desterrar la tala de la selva que suele abrir espacio para la plantación de cultivos como el tabaco y el té, de bajísima rentabilidad, agotadores del suelo y extremadamente peligrosos para la salud humana. Esas formas de producción insustentable también suelen omitir las estadísticas de personas que fallecen por enfermedades vinculadas a los fertilizantes y sustancias químicas utilizadas en el cultivo del tabaco, que atacan los riñones, pulmones, corazón y demás órganos vitales. Los niños nacen con malformaciones congónitas y su expectativa de vida es muy baja.

Como dice Martín González, mientras esto sucede, más allá del fantástico ruido de los saltos o el rugido del León Bayo, "la vegetación guarda miles de secretos medicinales que tenemos que develar para salvar a nuestros niños, hombres y mujeres enfermos. Sólo como muestra podemos hablar de Ka'a he', una hierba de la selva, capaz de endulzar 300 veces más que azúcar. Pero estos secretos se han ido mayormente con las tribus guaraníes y con la tala de la selva. Sólo viejos sabios de las últimas tribus de Mbyá guaraníes podrían reconstruir algo de ese pasado glorioso, pero también ellos están sumidos en la pobreza".

Hoy está planteada la necesidad de defender la Selva Paranaense, "ésa que durante el siglo pasado desapareció de los estados del sur del Brasil y del territorio del Paraguay, ésa que vio morir la cultura guaraní, ésa que puede darnos mucho más sin tener que caer y que sin embargo ve a sus hijos sumidos en la miseria, que cada tarde respira sus últimos días en una lluvia triste o un crepúsculo rojizo como el Apocalipsis, que es la última casa de las mariposas y los tigres", y es por eso que la Reserva Yaguaroundí ha iniciado una campaña solicitando el envío de mensajes de protesta al Ministerio de Ecología