Brasil: ¿por qué el gobierno promueve la destrucción de los bosques?

Imagen
WRM default image

Como es sabido, Brasil es uno de los países más ricos en del mundo en materia de bosques. Además de la Amazonia, cuya mayor superficie se encuentra en este país, en Brasil se encuentran otros valiosos ecosistemas forestales, como la mata atlántica y el cerrado, o con importante presencia de árboles, como el pantanal y la caatinga. Sin embargo, como también es sabido, la diversidad de bosques del Brasil está seriamente amenazada por un proceso aparentemente incontrolable de saqueo y destrucción.

En diversos foros internacionales sobre medio ambiente y desarrollo las autoridades brasileñas han querido aparecer como abanderadas de la causa de los países del Sur. No obstante, muy otra es su posición a nivel interno. El 23 de noviembre pasado, el gobierno presentó ante el Congreso Nacional una propuesta de nueva Ley Forestal que, de ser aprobada, estimularía el ya grave proceso de deforestación y degradación de los bosques que afecta al país. El mismo fue incluido casi de incógnito para su aprobación, ignorando la competencia de la Cámara Técnica de la CONAMA, creada para la revisión de la Ley Forestal de 1965, y que apunta a una participación democrática de todos los sectores involucrados. El gobierno, en cambio, prefirió el corto y fácil camino de concertar con el poderoso Consejo Nacional de Agricultura, que reúne a los grandes terratenientes.

Algunas de las modificaciones que introduce el nuevo proyecto son: las propiedades de menos de 20 hectáreas no estarán obligadas a tener un área de reserva forestal, lo que significa un decreto de muerte para los escasos remanentes de mata atlántica, que se encuentran mayormente distribuidos en fragmentos menores a dicha superficie; las plantaciones de eucalipto y pino en pequeños predios ubicados en las regiones de la Amazonia y el Pantanal serán consideradas "reservas forestales"; los bosques podrán ser convertidos en tierras agrícolas sin necesidad de contar con permiso de las autoridades ambientales. Medidas como éstas van en desmedro no sólo del patrimonio forestal del país sino que además fortalecen el ya de por sí hegemónico poder de los grandes terratenientes, cuyo accionar está ligado a la peor historia política, social y ambiental de Brasil. El asesinato de Chico Mendes, el aniversario de cuya muerte se recuerda este mes de diciembre, constituye el ejemplo más notorio, aunque no el único, de esa historia. Lamentablemente, al gobierno brasileño parece interesarle más seguir contando con ese aliado -integrado por unas pocas pero muy poderosas personas- que defender los ecosistemas del país y a su pueblo.

Por ahora el proyecto ha sido frenado en el Parlamento gracias a la rápida acción de grupos ambientalistas y a la postura de la oposición política. No obstante, se teme que el mismo será finalmente aprobado. Para colaborar a evitarlo, Ud. puede visitar el sitio web de la campaña
y suscribir a partir de allí una carta al Presidente de Brasil, al Ministerio de Medio Ambiente y a las respectivas presidencias de las bancadas de los partidos políticos con representación parlamentaria.

Fuente: Sandra Tosta Faillace, 29/11/99;