Camerún: los Bagyeli, grandes víctimas de las plantaciones industriales

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En el suroeste boscoso de Camerún, cerca de Kribi, se encuentran dos plantaciones industriales gigantescas que cubren en total una superficie de 62.000 ha. Una de ellas, HEVECAM, es un monocultivo de heveas perteneciente al grupo singapurense GMG, y la otra, SOCAPALM, es una plantación de palma aceitera, propiedad del grupo francés Bolloré.

HEVECAM y SOCOPALM lindan con una decena de comunidades de cazadores recolectores bagyeli (“pigmeos”). Estos se han caracterizado siempre por su gran dependencia del bosque y por su notable habilidad para manejarlo. La aldea bagyeli es la unidad socioeconómica central, en torno a la cual se organizan las actividades de producción y consumo, basadas en la caza y la recolección pero también, cada vez más, en la agricultura. La economía tradicional bagyeli se guía por los ciclos reproductivos naturales (no agrícolas). Cada aldea se compone de algunas chozas (hasta una decena) donde vive una población que puede oscilar entre 15 y 70 personas. El funcionamiento de las aldeas es sumamente igualitario. Cada una posee ciertas normas consuetudinarias que rigen un espacio determinado del bosque, principalmente en lo referente a la extracción de recursos naturales. A su vez, estas normas de exclusividad tienen como contrapartida una “obligación de buena convivencia” fundada en lazos de amistad con los miembros de otras comunidades.

Los principales problemas que plantea el establecimiento de HEVECAM y SOCAPALM se originan en la desaparición de una gran extensión de bosque donde vivían los bagyeli. He aquí dos casos concretos:

· Kilombo I es una aldea bagyeli que quedó encajonada entre SOCAPALM y HEVECAM. La situación de sus habitantes es especialmente difícil, debido a su aislamiento y a la destrucción de su bosque. SOCAPALM los obligó a abandonar el bosque donde vivían para poder instalar la plantación, y prometió darles a cambio casas modernas. Sin embargo, al día de hoy todavía no les ha dado ninguna casa ni indemnización alguna, por ejemplo por las tumbas que destruyó. Estos bagyeli están ahora rodeados por plantaciones en las que no se les permite entrar. La población de Kilombo I disminuyó drásticamente desde el inicio de la plantación.

· Nyamabandé es una comunidad bagyeli situada en el límite entre HEVECAM y el parque nacional de Campo-Ma’an. Los bagyeli se vieron obligados poco a poco a sedentarizarse en los lindes de la zona protegida, donde sólo recientemente han recobrado el derecho a cazar y recolectar. Por el contrario, en el perímetro de HEVECAM, sólo los adultos están autorizados a recoger caracoles. El Convenio de Establecimiento entre el gobierno y HEVECAM (firmado el 15 de setiembre de 1998) no menciona ni una sola vez los intereses de los bagyeli.

Las posibilidades de conseguir trabajo en las plantaciones son muy escasas: HEVECAM no contrata caucheros bagyeli, y SOCAPALM tampoco les ofrece empleos contractuales. En las contadas ocasiones en que SOCAPALM les propone un trabajo temporal, les paga menos que a los trabajadores bantúes. Del mismo modo, para desmalezar periódicamente la plantación HEVECAM recurre a un subcontratista, el cual emplea a los bagyeli y los explota de manera escandalosa.

En lo que respecta a la salud, los bagyeli sostienen que las enfermedades son menos frecuentes en el bosque que en las inmediaciones de las plantaciones. De hecho, los mosquitos pululan y se reproducen en los charcos de agua estancada entre las filas de árboles. Como corolario, la malaria y el cólera afectan hoy más que antes a las poblaciones de la región. Nuestros informantes bagyeli señalan también que hay ahora una mayor incidencia de la hipertensión arterial y la depresión. Los problemas derivados de la mala alimentación y la contaminación del agua (agroquímicos, erosión) se agravan sobre todo por la falta de medicamentos tradicionales (frecuentes casos de aborto, trastornos intestinales crónicos). Al no formar parte del personal asalariado, los bagyeli no tienen acceso gratuito a los hospitales y escuelas pertenecientes a las plantaciones.

En otras épocas, los bagyeli encontraban en el bosque todo lo necesario para vivir, pero ahora sólo encuentran caza fuera de las plantaciones y, sobre todo, adentrándose mucho más en el bosque. Del lado del parque de Campo-Ma’an, la fauna escasea, no sólo debido a la plantación sino porque hay numerosos cazadores furtivos que viven en ella. El 75% de la ingesta de proteínas de los trabajadores de HEVECAM proviene de la caza ilegal. La caza comercial también aumentó considerablemente estos últimos años; en el pasado, se cazaba únicamente para el consumo personal local. Se calcula que hay más de dos mil armas de fuego en situación irregular en la región de HEVECAM. Para los bagyeli esto se ha convertido en un grave problema, que irá aumentando a medida que se intensifiquen las actividades industriales.

Por: Julien-François Gerber, correo electrónico: julienfrancoisgerber@campus.uab.es