Camerún: políticas restrictivas en parque nacional tienen importantes impactos sobre las mujeres

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En general las comunidades locales perciben el manejo de los bosques como un asunto público. Y sin embargo, en el hogar, el dominio público y las inversiones son competencia de los hombres, puesto que las mujeres son responsables de los asuntos "privados", domésticos. A causa de su papel decisorio en la seguridad alimentaria del hogar, son las mujeres las más afectadas por las disrupciones en la disponibilidad de los alimentos y el acceso a los mismos. Así, las últimas políticas forestales impulsadas por las tendencias ambientales internacionales y nacionales afectan a las comunidades locales y, dentro de éstas, principalmente a las mujeres.

En Camerún, Bifa y Ebianomeyong son buenos ejemplos de esto. Ambos poblados llamaron la atención de los investigadores porque allí las mujeres expresaron claramente, lo que es inusual, sus opiniones acerca de un parque nacional cercano llamado Campo-Ma'an. Un trabajo de campo de CIFOR sobre el impacto del parque en las actividades socioeconómicas de las comunidades cercanas al mismo relata la historia de estas mujeres.

El bosque de Campo-Ma'an, situado en la parte sudoeste de Camerún, linda con Guinea Ecuatorial y está dotado de una riqueza casi única en cuanto a flora y fauna. Declarada reserva de caza en 1932, esta zona fue más tarde el objetivo de una serie de proyectos comerciales (madereo, plantaciones industriales) hasta 1999, cuando el gobierno de Camerún estableció 260.830 hectáreas de zonas y bosques protegidos. En 2000, con el apoyo financiero del Banco Mundial, fue convertido en parque nacional.

Bifa es una aldea de 306 habitantes, atrapada entre el parque nacional y un complejo agroindustrial compuesto de plantaciones de caucho, fábricas y campamentos de trabajadores con aproximadamente 18.216 habitantes. Las comunidades locales están compuestas por los Bulu, un grupo étnico que se asentó en Bifa alrededor de 1860 y forma parte del gran complejo étnico Fang-Beti, conformado por los grupos étnicos Fang, Fon, Mvae, Ntumu, Zaman y Bulu. Tienen relaciones preferenciales y complejas con sus vecinos de Nzingui.

Al igual que en los poblados vecinos, la población de Bifa ha experimentado a lo largo de los años influencias externas que han modificado gradualmente su forma de vida. La creación de la plantación de caucho de HEVECAM en 1975 ocupó parte del poblado y causó grandes cambios en las comunidades locales, con inclusión de la exacerbación de los conflictos entre las comunidades y dentro de las mismas por los recursos que quedaron, la destrucción de grandes superficies de bosques y la reducción de los recursos y los ingresos, el influjo de extranjeros en busca de empleos en la zona, y el aumento de la caza furtiva y la ocupación ilegal de tierras de parte de los trabajadores de las plantaciones y sus familias.

Los hombres y las mujeres de Bifa se ocupan de actividades tradicionales como la agricultura, la caza, la recolección y la cosecha de productos no madereros del bosque, la pesca y la cría a pequeña escala de aves de corral y pequeños rumiantes. Al estudiar el empleo del tiempo del grupo étnico Ntumu en la región de Campo-Ma'an, los investigadores encontraron que tanto hombres como mujeres ocupan la misma cantidad de tiempo en actividades de sustento, cerca de cuatro horas y media por día. Los desplazamientos diarios para las actividades de sustento llevan unas dos horas y media por día tanto a los hombres como a las mujeres.

A lo largo de los años las poblaciones locales fueron adaptando gradualmente su forma de vida para enfrentar los cambios inducidos por factores externos. Al principio de este proceso las mujeres obtuvieron la parte del león al colocarse como las vendedoras de los productos familiares. Los hombres se ocupaban de la mayor parte de la caza, pero el comercio era mayoritariamente trabajo de mujer, por lo que eran ellas quienes recibían el dinero. Hasta hace poco, las mujeres de Bifa recolectaban todos los recursos y los distribuían para compras, ventas, regalos y varios intercambios sociales.

La creación del parque nacional llevó a nuevas perturbaciones, que han trastornado la base misma de la vida económica de la aldea y puesto en tela de juicio los logros de todas las comunidades locales, en especial de las mujeres. Las mujeres acusan a los guardabosques, que han estado presentes en la zona desde la creación del parque en 2000, de no haber demarcado claramente el parque ni hecho explícitas las normas y reglamentaciones relativas a la caza, en un intento de decomisar toda la caza que se encuentre a las mujeres, tanto en el mercado como en la aldea. Las mujeres se quejan del acoso de los guardabosques, que no dudan en "entrar a las cocinas a examinar el contenido de las ollas" o "decomisar nuestra caza en cualquier momento y lugar".

Los guardabosques no consiguieron detener la caza, pero ahora la gente tiene que entrar subrepticiamente al bosque y comprar su carne directamente a los cazadores. Puesto que la venta de la caza era la principal fuente de ingresos de las mujeres de Bifa, éstas se han vuelto cada vez más pobres, incapaces de crear a tiempo estrategias de adaptación como los hombres. Las mujeres ven disminuir sus ingresos al tiempo que el problema de la caza furtiva continúa existiendo. Esto ha tenido un impacto negativo en el equilibrio entre hombres y mujeres.

Ebianemeyong es una aldea de 103 habitantes que pertenecen al grupo étnico Mvae y a diferentes clanes. Se encuentra en un enclave en el borde sudeste del parque nacional. Los pobladores de Ebianemeyong son agricultores tradicionales que se ganan el sustento mediante la agricultura, la caza, la recolección de productos no madereros del bosque y la pesca. Las mujeres se ocupan principalmente de la agricultura para la alimentación y, cada vez más, del cultivo de árboles frutales. Las actividades típicas de los hombres les son rentables financieramente. Las actividades de las mujeres, por el contrario, se centran más en cubrir las necesidades de subsistencia del hogar: solamente agricultura y, en menor medida, recolección y cosecha de productos no madereros del bosque, que genera ingresos monetarios.

Sin embargo, las mujeres dicen que estas actividades que se han descrito no representan realmente la situación actual sino más bien la situación anterior al cierre de la ruta entre Ebianemeyong y Campo, suspendida a pedido del Banco Mundial porque atraviesa el parque y lo que se quería era mantener alejados a los cazadores furtivos. Esto ha dejado a la población de Ebianemeyong sin acceso a Campo Ma'an. En realidad los cazadores furtivos rara vez utilizan la ruta, pues podrían ser atrapados fácilmente. Los verdaderos perdedores han sido las mujeres agricultoras, que ya no pueden enviar sus cultivos al mercado ni llevar al médico a sus hijos cuando están enfermos.

Además de la reducción del espacio para vivir, que es un problema común a todas las comunidades adyacentes al parque nacional, las mujeres de Bifa y Ebianemeyong están experimentando más dificultades que los hombres para adaptarse a nuevas circunstancias. Este no es un caso aislado. La mínima perturbación del sector agrícola afecta directamente la capacidad de las mujeres de alimentar a sus familias y les quita su principal fuente de ingresos. Esta vulnerabilidad se asocia con las muchas exigencias en cuanto al tiempo de las mujeres, la escala delimitada de sus actividades, la concentración o singularidad de sus fuentes de ingresos y el bajo valor de mercado de los productos derivados de sus actividades. A diario se ven abrumadas por el trabajo en actividades productivas como agricultura, caza, pesca, cosecha, cría de animales, transporte, etc., así como las distintas actividades domésticas tales como buscar agua, alimentar a la familia, criar a los niños y ocuparse del hogar. Así, prácticamente no tienen tiempo de organizarse para adoptar estrategias razonadas y comunes de cara a la adversidad.

El sentir de las mujeres de Ebianemeyong se refleja en las palabras de una de ellas – Septe-quien enfatizó que las comunidades no deben ser “rehenes de los animales” en Campo Ma'an.

Artículo basado en fragmentos editados de: “Women in Campo-Ma'an National Park. Uncertainties and Adaptations in Cameroon”, por Anne Marie Tiani, George Akwah, y Joachim Nguiébouri, en "The Equitable Forest", enviado por Rahayu Koesnadi, Center for International Forestry Research (CIFOR), correo-e: r.koesnadi@cgiar.org , http://www.cifor.org/