Ecuador: el pueblo Sarayacu pide ayuda contra las acciones de Chevron Texaco

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Imaginen un derrame de petróleo dos veces el tamaño del desastre de Exxon Valdez. De hecho eso sucedió en la región amazónica de Ecuador entre 1971 y 1991, cuando Texaco sistemáticamente vertió deshechos tóxicos en humedales, ríos y otros cursos de agua prístinos. Como resultado se perdieron 10 millones de kilómetros cuadrados de selva (ver -en inglés- : www.amazonwatch.org/megaprojects/ec_chevtox/).

Los pueblos indígenas de la región siguen sufriendo una crisis sanitaria explosiva, con una incidencia de cáncer 30 veces mayor que en las zonas no productoras de petróleo de Ecuador. Entre 1999 y 2001, el nivel de petróleo en los ríos de los cuales los habitantes locales dependen para su uso diario fue entre 200 y 300 veces superior a los límites establecidos para el consumo humano (ver http://www.imagenlatinoamericana.com/salud/salud_es.asp?articleId=225 )

Texaco se ha fusionado para dar lugar a la colosal ChevronTexaco, y hoy en día sigue con sus actividades, adentrándose cada vez más en la selva ecuatoriana. Plenamente consciente de la histórica devastación de la compañía, la comunidad Kichwa Sarayacu está defendiendo sus fronteras. En un número cercano a los 2000, los Sarayacu viven al suroeste de la Amazonia ecuatoriana, aguas abajo del sendero de destrucción de ChevronTexaco. "Todavía tenemos nuestros ríos, nuestro bosque, nuestra biodiversidad y nuestros recursos naturales libres de contaminación, y cuidamos de esta tierra", dice una declaración de la comunidad Sarayacu.

"Los Sarayacu tienen derechos sobre estas tierras y la compañía no puede ignorar eso". Sin embargo, la compañía lo está ignorando para poder llevar a cabo sus exploraciones en el Block 23, que cubre completamente el territorio Sarayacu. En sociedad con la petrolera argentina CGC, ChevronTexaco comenzó a efectuar pruebas sísmicas en las tierras Sarayacu el otoño pasado, detonando cargas explosivas día y noche. Los ancianos, hombres, mujeres y niños Sarayacu formaron una cadena humana a lo largo de la frontera para no dejar entrar a los trabajadores de las petroleras.

"Solo hemos defendido nuestro territorio de la agresión de las compañías petroleras CGC y ChevronTexaco de acuerdo al derecho consuetudinario, la Constitución de la República de Ecuador y las Convenciones Internacionales. La compañía petrolera intenta presentarnos como terroristas para desviar la atención de los abusos que comete en contra de nuestros derechos", declara Hilda Santi, vicepresidenta de los Sarayacu.

En noviembre una delegación indígena de 600 integrantes presentó una demanda a la Defensoría del Pueblo (ombudsman o protector federal de los derechos constitucionales). Consiguieron una interdicción temporal que prohíbe a la compañía ingresar al territorio Sarayacu hasta que el recién electo presidente de Ecuador resuelva el conflicto. Esta protección legal fue inmediatamente violada por CGC/Chevron Texaco: la compañía continúa con las pruebas sísmicas y está contratando guardias armados privados para ingresar al territorio Sarayacu e intimidar a la población, la cual ha formado "campamentos de paz y vida" donde el pueblo Sarayacu y testigos no violentos permanecerán para impedir la intrusión de la compañía.

El supuesto apoyo de otras comunidades del Block 23 a la actividad petrolera no impresiona a los Sarayacu. "Lograron sobornar a los líderes de algunas comunidades. Ahora mismo hay personas que hablan a la vez en nombre de las comunidades y de la compañía. Lamentamos la situación pero no nos inmiscuimos en los asuntos internos de otras comunidades. Ya terminaron la fase de exploración sísmica en sus territorios, y nosotros no hemos movido un dedo para poner obstáculos. Defendemos lo que nos pertenece".

En un mensaje de los Yachaks (médicos) Sarayacu, el representante de los Yachaks Sabino Atanacio Gualinga Cuji dice: "En el curso de nuestra existencia somos responsables de usar lo que la naturaleza nos ofrece de manera racional para poder existir armoniosamente. Todo lo que existe en el mundo tiene una razón para existir, los recursos naturales no son la excepción, el petróleo no es una excepción. La naturaleza tiene su vida propia, los ríos, lagos, montañas, árboles y todo lo que existe en ella. En los tiempos de las exploraciones de la Shell Company [años cuarenta] ya pereció parte de nuestra naturaleza. Con gran dolor observamos la extinción de muchas especies. En los lagos encontrábamos muertas las inmensas anacondas, delfines, focas, cocodrilos. Poco a poco los seres de los ríos y de las montañas buscaron refugio. Recientemente estos seres se están recuperando porque la sabia Madre Naturaleza se recupera a sí misma, pero eso demora muchos años y tal vez varias de las especies que existieron antes no vuelvan a encontrarse más. Encarecidamente les pido que nos ayuden a cuidar a la Humanidad, respetando a la Tierra y la Madre Naturaleza. Bastará con que cada individuo haga su parte, y la vida continuará".

"CGC/ChevronTexaco no tiene derecho a violar, intervenir, destruir nuestra vida y nuestro futuro. Debe irse de inmediato para que podamos restablecer la armonía. Pedimos apoyo, solidaridad y justicia" dice la declaración de la comunidad Kichwa Tayja Saruta Sarayacu. El pueblo Sarayacu está pidiendo apoyo a través de la redacción de una carta al presidente de Ecuador, con una copia al Director Ejecutivo (CEO) de ChevronTexaco, pidiéndole que cancele los contratos de exploración petrolera y que brinde protección permanente al territorio Sarayacu". Si desea enviar su apoyo, visite la página web de Global Response en (información en inglés): http://www.globalresponse.org/gra_index/gra0103.html

Artículo basado en información obtenida de: "Support Sarayacu People vs. Oil Development", Global Response Action Alert #1/03, Enero - febrero de 2003; "Sarayacu Community: We are Victims of Terrorism by CGC/ChevronTexaco Oil Company", Amazonia Sarayacu, comunicado de prensa del 8 de febrero de 2003, correo electrónico: sarayacuinfo@yahoo.com , http://www.sarayacu.com ; enviado por OilWatch Network, correo electrónico: tegantai@oilwatch.org.ec