El Banco Europeo de Inversiones: envuelto en secretos

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Las deliberaciones financieras generalmente tienen lugar entre actores dudosos desde oscuros escondrijos del escenario político. Así se maneja el Banco Europeo de Inversiones (BEI) que recién en los últimos tiempos ha comenzado a estar en el centro de la atención pública. Ya es hora de revelar los sucios secretos de la institución bancaria de la Unión Europea.

Fundado en 1958 para respaldar la integración dentro de Europa, el BEI nunca se sometió al escrutinio de la opinión pública. Esto es bastante increíble si se examinan las cifras. El BEI tiene actualmente un presupuesto anual mayor que el del Banco Mundial: alrededor de 4 mil millones de euros. Tiene un historial de financiamiento de obras de infraestructura a gran escala dentro de la Unión Europea, incluidos numerosos aeropuertos polémicos y la serie de autopistas destructivas conocida como las Redes Transeuropeas. Su gigantesca cartera de préstamos le da gran influencia sobre el desarrollo de los países receptores. Muchos de sus préstamos están destinados a riesgosos proyectos de infraestructura, así como a actividades petroleras, de extracción de gas, de minería y grandes represas hidroeléctricas. A diferencia de otras instituciones financieras, el BEI nunca se molestó en adoptar salvaguardias para asegurar que sus proyectos protegieran a las personas y el medio ambiente.

Mientras que el Banco Mundial y otros bancos están reconociendo la necesidad de fijar normas sociales y ambientales, el BEI guarda silencio. Si bien está obligado a cumplir la legislación de la Unión Europea en sus actividades, hay pocas pruebas de que lo haga.

La situación jurídica del BEI y sus obligaciones con respecto a la UE nunca han sido aclaradas en forma apropiada. Hay confusión acerca de los procedimientos exactos para hacer que el BEI asuma su responsabilidad en virtud de la legislación de la UE y exigirle que rinda cuentas por la infracción de leyes, políticas y reglamentaciones ambientales y sociales pertinentes. Tanto el Consejo Europeo de Gotemburgo (2001) como el Parlamento Europeo (2002) han subrayado la necesidad de que el BEI integre las prioridades generales de la Unión Europea en sus actividades.

Pero en la práctica la evaluación de proyectos del BEI se realiza en base a consideraciones económicas, financieras y técnicas, sin centrarse en el desarrollo sustentable. Mientras afirma que respalda la política de cambio climático de la UE, el BEI sigue financiando proyectos que involucran la utilización de combustible fósil a gran escala. Ha comenzado a otorgar préstamos polémicos para la captura de gases de efecto invernadero a través del llamado "desarrollo forestal sostenible", y participa en la aplicación de los controvertidos "mecanismos flexibles" del Protocolo de Kioto. “El BEI considera que los mecanismos flexibles con asiento en el mercado son fundamentales para los esfuerzos de lograr una mitigación del cambio climático oportuna y eficaz en cuanto a costes”, declaró el Vicepresidente del BEI, Peter Sedgwick, en diciembre de 2004.

Actualmente el Banco Europeo de Inversiones dirige cada vez más sus proyectos de inversión hacia los países del sur. Pero no queda claro si cuenta con el mandato necesario para hacerlo.

La mayor parte de los préstamos del BEI fuera de la UE están dirigidos a países de África, el Caribe y el Pacífico (países ACP). El 2 de junio de 2003, el BEI inició un fondo de inversiones que se conoce como la Facilidad de Inversiones del Acuerdo de Cotonou para los países ACP, que canaliza dinero hacia el sector privado. Entre 2003 y 2008, la región de los países ACP recibirá unos 2.200 millones de euros provenientes de este fondo, además de 1.700 millones de euros de recursos propios del BEI. Pero no hay señales de que el BEI preste alguna consideración sustancial al objetivo fundamental del Acuerdo de Cotonou, que es el de erradicar la pobreza en los países ACP. Al mismo tiempo, el BEI tampoco tiene una estrategia de desarrollo propia.

El BEI es más explícito sobre sus razones para las líneas de financiamiento en América Latina. Un memorando de diciembre de 2004 para el Banco Interamericano de Desarrollo declara que "La actividad de préstamos en América Latina tiene un objetivo de acción claro, principalmente en apoyar la Inversión Extranjera Directa europea". El BEI es claro acerca de sus ambiciones y afirma que el "alcance político" del Banco Interamericano de Desarrollo hace muy atractiva la cooperación. Actualmente el BEI se ha comprometido a invertir 2.480 millones de Euros en la región de Asia y América Latina. Ambos bancos aspiran a trabajar juntos para implementar la Iniciativa para la Integración Regional Sudamericana (IIRSA), un programa regional de alto riesgo para la integración de la infraestructura regional. Los proyectos del IIRSA seguramente pondrán en peligro algunas de las culturas y de los ecosistemas más delicados de la región. Malas noticias, si tenemos en cuenta la falta de todo tipo de garantías en cuanto a que estos proyectos sean adecuados o sustentables. Pero peor aún, el informe continúa diciendo que la preparación de proyectos será delegada generalmente a los patrocinadores. Esto significa que las dos instituciones financieras se eximen de asumir cualquier responsabilidad ambiental y social.

Por citar tan solo algunos de los proyectos del BEI que han causado graves impactos en las comunidades y bosques del mundo en la década pasada: el Gasoducto Brasil-Bolivia de Shell (55 millones en 1998), el Oleoducto Chad-Camerún de Exxon (134 millones en 2001), las plantaciones de eucaliptos y fábrica de celulosa de Veracel, en Brasil (98 millones en 2003) y la Represa Nam Theun II en Laos (40 millones en 2004).

Entre los principales problemas identificados en las actividades del Banco Europeo de Inversiones se incluyen:

- Su confusa condición simultánea de institución de la UE y entidad independiente;
- Un mandato poco claro de realizar actividades en los países del sur ;
- Siempre hay un velo de secreto en torno a sus actividades;
- Ausencia de directrices ambientales y sociales claras;
- Omite consultar a las comunidades afectadas;
- Personal escaso y dirigido en forma inadecuada;
- No concede préstamos proactivos de protección ambiental;
- Falta de implementación de objetivos ambientales.

A medida que el Banco Europeo de Inversiones comienza a actuar en todo el mundo, también nosotros lo hacemos. La sociedad civil presentó recientemente un sitio web donde se puede efectuar el seguimiento de todos los proyectos financiados por el BEI en los últimos diez años. Con el "No" a la Constitución Europea, surge ahora un espacio renovado para la protesta civil en el escenario político europeo. Y podemos utilizarlo para denunciar públicamente los secretos de las actividades financieras europeas en todo el mundo. Debemos organizarnos, movilizarnos y plantear propuestas en nombre de nuestros bosques, nuestra dignidad y nuestras vidas. L@s inivitamos a visitar el sitio www.eibprojects.org e informarse.

Por Janneke Bruil, Amigos de la Tierra Internacional, correo electrónico: janneke@foei.org. Por mayor información: www.foei.org/ifi/BEI.html, www.eibprojects.org, www.BEI.org