El bosque y el agua

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La relación bosque-agua ha existido desde mucho antes de la llegada del humano a este planeta. Donde sea que caiga agua del cielo con cierta regularidad, puede haber un bosque. Los bosques son para los científicos un ecosistema que alberga gran diversidad biológica, tanto de especies diferentes como de genes dentro de una misma. Es un lugar dominado por árboles pero que además está formado por plantas de diversas especies, tamaños, edades y formas de vivir. Podemos encontrar lianas, enredaderas, helechos, arbustos, árboles jóvenes y árboles antiguos que podrían contarnos la historia desde mil años antes de Cristo. De allí la gran biodiversidad que albergan, ya que tantas plantas diferentes proporcionan alimento para muchos animales diferentes.

Y donde quiera que hay un bosque, hay agua. Esto se debe en un comienzo a que la existencia de agua es un requisito indispensable para las plantas, ya que para realizar la fotosíntesis necesitan tres cosas: luz, dióxido de carbono, y agua. Pero además los bosques se desarrollan y evolucionan en equilibrio con la cantidad de agua de la que disponen, y tal vez por eso una vez que se han desarrollado, la protegen.

Los bosques proporcionan varios factores que generan las condiciones para que el agua se conserve en ellos. Primero: bajan la temperatura al proporcionar sombra, lo que impide que el agua se evapore y migre hacia el cielo. Segundo: atrapan las nubes haciendo que éstas pasen más lentamente por el lugar, dejando más humedad en él. Tercero: mejoran el suelo haciéndolo más esponjoso a través de la incorporación de materia orgánica en él, lo que hace que el agua se infiltre y no escurra por sobre el suelo. Cuarto: hacen que al agua llegue más lentamente al suelo, atrapándola en las copas de los árboles y dejándola caer por el tronco, lo que da más tiempo al suelo para absorberla e impide que el agua erosione el suelo con una caída rápida.

Las culturas originarias conocen muy bien la relación entre el agua y el bosque. El pueblo mapuche, que habita el sur de Chile, encuentra en el bosque nativo espíritus-fuerzas que protegen el agua. Los gñen-ko, habitan un lugar sagrado dentro del bosque, el meno-ko, lugar donde nace el agua. El gñen-ko castiga a quienes entran al menoko sin pedirle antes permiso, o quienes entran sin una razón valedera, como para extraer plantas medicinales para curar un enfermo.

Relata Lucinda Pichicona, una mujer mapuche: “a veces por la necesidad han ido sacando plantas, árboles para la venta de leña, calefaccionarse, hacer cercos, han ido sacando y destruyendo su bosquete. …y mucha gente ha limpiado por ejemplo hoy día existen las instituciones que llegan (diciendo) que hay que limpiar el agua, que hay que tener todo muy limpio y muchos mapuche limpiaron sus vertientes de donde sacaban el agua, limpiaron y cortaron los árboles para que no cayeran las hojas en el agua, porque antes caían las hojas pero se les hacía a un lado y se sacaba el agua, y porque les dijeron que esa agua estaba sucia entonces la gente cortó los árboles para que no caigan las hojas. Y qué pasó, que se secó el agua. Y ahí ellos se dieron cuenta que sacando las plantas el agua ya no está, ya no tiene más gñen que produce el agua”(1).

Cuando el bosque que se desarrolló en equilibrio con las condiciones ambientales del lugar desaparece, ese equilibrio se ve seriamente alterado. Los suelos y laderas se ven expuestos a los agentes de la erosión, de los cuales el agua es el más fuerte. Es eso justamente lo que mejor explica la relación entre estos tres factores. Sin la existencia del bosque, el agua y el suelo casi se repelen mutuamente en los lugares con topografía que no sea plana. Con la presencia del bosque en cambio, se genera una red natural que permite que el agua y el suelo mantengan una relación más estrecha, se acerquen y permanezcan juntos por mucho más tiempo.

Cuando el bosque nativo es reemplazado por plantaciones de árboles foráneos, la relación agua-suelo se destruye, debido a que los únicos árboles capaces de establecer un balance entre ellos, son los que se han desarrollado de acuerdo a las características que ambos factores presentan en el lugar determinado.

Un hombre mapuche del sector de Lumaco, explica:” ahora no hay mucho menoko porque entraron las forestales por todas partes, rodearon la comunidad, mermó el agua. …muy especial el menoko, las vertientes, el agua. Y ahora como se ha plantado el pino actualmente, ahora al salir el pino, esa agua se ha secado. Y la comunidad se ha vuelto medio triste. No es como la vida de antes”(1).

Sabemos que el planeta está cubierto en sus tres cuartas partes de agua, pero para que esa agua se encuentre disponible para el humano, deben existir suficientes bosques que la pongan a nuestro alcance. De lo contrario, sólo la veremos pasar.

Por Alejandra Parra, RADA (Red de Acción por los Derechos Ambientales), correo electrónico: sinurgirse@yahoo.es

(1) Extracto de entrevistas realizadas a kimche (personas con sabiduría) de la comunidad Pantano, comuna de Lumaco, Provincia de Malleco, Región de la Araucanía, Chile, para la tesis “Estrategias de restauración de comunidades boscosas nativas degradadas en un contexto intercultural” Parra, A. 2004.