El gobierno de Noruega, a través de su Fondo estatal de Jubilaciones, ha sido un inversionista clave en proyectos de tipo REDD, incluidas plantaciones de monocultivos de árboles. Noruega se sumó desde el año 2000 al Fondo Prototipo del Carbono (PCF) del Banco Mundial, que ayudó a la empresa Plantar en Brasil a ampliar sus plantaciones de eucaliptos con el fin de obtener ganancias de la venta de bonos o certificados de emisión de carbono. De hecho, el gobierno noruego, aunque se promociona como líder de la conservación de bosques tropicales y la siembra de árboles, nunca ha dejado de destruir el clima y los bosques, en primer lugar, al proseguir con sus propias actividades de extracción de petróleo; al invertir en empresas extractivas como Rio Tinto y South32, implicadas en la expansión de la minería de bauxita y la deforestación en la Amazonía; e invirtiendo en empresas extractivas que promueven plantaciones de monocultivos de árboles para capturar carbono, como hace actualmente TotalEnergies, una empresa implicada en el proyecto BACASI en la República del Congo.
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