El insalubre olor del dinero en los incendios forestales

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Una vez más, los bosques de Indonesia están ardiendo. El humo de los incendios en Sumatra ha causado las peores condiciones de niebla en Malasia desde 1997. Una niebla de humo insalubre, mezcla de polvo, ceniza, dióxido de azufre y dióxido de carbono, ha cubierto Kuala Lumpur, la principal ciudad malaya, y otras 32 poblaciones. Las escuelas fueron cerradas y los hospitales se han visto desbordados de pacientes quejándose de malestares respiratorios. Según datos provenientes del Servicio de Salud indonesio de Riau, más de 1990 personas han sufrido infecciones de las vías respiratorias superiores y problemas oculares. El 11 de agosto, el estado de emergencia fue declarado en Malasia, cuando el índice de polución del aire alcanzó niveles extremadamente peligrosos en la costa oeste. El 12 de agosto la lluvia y la brisa dispersaron el “smog”, llevándolo hacia el norte.

Desde los grandes incendios de 1982-83 en Indonesia, que fueron registrados como los mayores incendios forestales del siglo XX, el fuego ha sido un evento recurrente en el país, causando un daño masivo no sólo dentro de sus fronteras sino también en los países vecinos, como Malasia y Singapur.

En 1982-83, 1997-98 y 2002, millones de hectáreas de bosques de montaña y de llanura, de turbera y de pantano ardieron mientras los animales y la población en masa huían del fuego. La niebla, que cubrió un área casi tan grande como Europa, interrumpió la aviación y la navegación por meses y causó serios problemas de salud. Incluso ciudades muy distantes fueron sofocadas por el humo, a tal punto que hubo que cerrar escuelas y aeropuertos; el tránsito se enlenteció en extremo, ya que nada se veía más allá de una corta distancia. El olor acre de la vegetación en llamas llenaba el aire.

Aunque el fenómeno del Niño provocó en 1997 una gran sequía, los incendios se intensificaron porque muchos bosques de Indonesia han sido gravemente dañados por la explotación forestal, tanto legal como ilegal. La sobreexplotación abrió la cubierta del bosque y, a falta de lluvia, éste se convirtió en yesca.

Por otro lado, la política de conversión generalizada del bosque está en la raíz del problema de los incendios forestales. El gobierno de Indonesia planea convertir millones de hectáreas de bosques en plantaciones agrícolas, de palma aceitera y de árboles maderables. Cada año, las empresas de plantación queman en sus concesiones de 1 a 2 mil millones de toneladas métricas de biomasa, como la forma más barata de limpiar sus tierras para la plantación de palma aceitera y árboles para madera. En estas prácticas se origina un gran porcentaje de los incendios forestales. En 1997, PT Torus Ganda, una empresa plantadora que operaba en Riau, Sumatra, fue la primera de una larga lista de 176 compañías acusadas públicamente de provocar incendios para despejar la tierra.
Además de su fuerte impacto sobre las economías locales, los incendios forestales son grandes generadores de gases tóxicos y partículas que contaminan el aire al esparcirse en la atmósfera. Son asimismo una fuente de gases que provocan el efecto invernadero y de gases reactivos, los cuales inciden directamente en el recalentamiento global y en las tendencias climáticas inmediatas.
En 1997-98, los incendios forestales en el Sudeste Asiático afectaron a unos 200 millones de personas en Brunei Darussalam, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia. En Indonesia, 41.000 personas tuvieron diarrea y 24.000 sufrieron infecciones respiratorias; en Papúa Occidental, 200.000 personas se vieron afectadas por la escasez de alimentos, mientras que 413 personas murieron de inanición y de cólera. Los medios de subsistencia de los pueblos del bosque quedaron destruidos y, como consecuencia, algunas zonas sufrieron escasez de alimentos.

Las advertencias de la Organización Mundial para la Salud sobre los impactos del humo sobre la salud mencionan los riesgos de cáncer a corto y largo plazo. Los incendios aumentan el peligro de contraer infecciones respiratorias agudas, una de las principales causas de mortandad entre los niños pequeños. De la comparación de los datos médicos obtenidos durante los incendios forestales de 1997/1998 en el Sudeste Asiático con los datos correspondientes al período 1995/1996, se desprenden las siguientes conclusiones sobre los efectos del humo en la salud humana: el número de casos de neumonía aumentó de 5 a 25 veces en el sudeste de Kalimantan (Borneo), y de 1,5 a 5 veces en el sur de Sumatra. En Malasia, el número de consultas externas por enfermedades respiratorias se multiplicó por 2 y por 3. En setiembre de 1997, en Jambi (Sumatra), el número de casos de infección del aparato respiratorio superior fue un 50% mayor que en el mes anterior. En los incendios forestales del año 2002, la salud y las vidas de unos 4 millones de indonesios fueron afectadas en Kalimantan central. De aquí a treinta años, esas personas sufrirán los efectos de la inhalación de humo, bajo la forma de enfermedades respiratorias serias, incluido el cáncer de pulmón.

Algunos culpan de los incendios actuales tanto a los agricultores locales como a las grandes empresas plantadoras. Por miles de años, los pueblos indígenas Dayak de Kalimantan han practicado tradicionalmente el cultivo itinerane (la así llamada agricultura de “tala y quema”) en sintonía con su medio ambiente natural. Ellos tienen experiencia y estrictas reglas tradicionales sobre la utilización del fuego para la limpieza de pequeñas parcelas de tierra agrícola. Aquellas prácticas tradicionales y de bajo impacto no pueden ser comparadas con el desmonte a gran escala realizado por las empresas de plantación por medio de incendios igualmente vastos, que destruyen inmensas áreas boscosas.

De acuerdo a la experiencia de incendios anteriores, la gente que está ahora siendo afectada por el incendio deberá enfrentarse en el futuro a serios quebrantos de salud. En línea también con experiencias pasadas, empresas de plantación de palma aceitera, mayormente de origen malayo, han sido identificadas por el gobierno indonesio como responsables de los incendios actuales. Como de costumbre, las ganancias de las grandes compañías de plantación están en el origen de esta tragedia. Sus incendios tienen un insalubre olor a dinero.

Por Raquel Núñez, WRM, E-mail: raquelnu@wrm.org.uy, basado en información extraída de: Ficha informativa Nº 254, OMS, http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs254/en/; “Effects of Indonesian Forest Fire”, TED Case Studies, http://www.american.edu/projects/mandala/TED/indofire.htm; “Forest Fires in Indonesia Blanket Malaysian Cities with Unhealthy Haze”, Associated Press, 3 de agosto de 2005, http://www.enn.com/today.html?id=8412; “The trail of destruction: A chronology of the fires”, Down to Earth Nº 35, http://dte.gn.apc.org/35su1.htm; Casey, Michael, “Indonesia to prosecute companies over haze”, 15 de agosto de 2005, http://news.yahoo.com/s/ap/malaysia_haze.