Frente a la escalada de los biocombustibles: la tierra debe ser para alimentar a la gente, no a los automóviles

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La actual impaciencia de la Unión Europea por favorecer el uso y la importación de biocombustibles como alternativa a los combustibles fósiles ha planteado graves inquietudes entre quienes somos conscientes de que el calentamiento global debe enfrentarse en forma global y de que se necesitan cambios drásticos en los patrones occidentales de consumo, comercio y producción.

El pasado 10 de enero los comisionados de la Unión Europea adoptaron resoluciones sobre biocombustibles que son críticas para el futuro de muchos en las naciones del Sur. Pocos días antes las redes latinoamericanas, que desde hace mucho denuncian los graves e irreversibles impactos del sistema de monocultivos industriales de árboles en gran escala que invaden los ecosistemas y culturas del Sur, habían apelado a los gobiernos y el pueblo de los países de la Unión Europea para que buscaran soluciones que no empeoren la ya dramática situación social y ambiental de los pueblos de América Latina, Asia y África. Declararon que “es tiempo de soberanía alimentaria” y que “la tierra debe ser para alimentar a la gente, no a los automóviles”.

“El incremento creciente de automóviles individuales, cuyo consumo de petróleo es una de las principales causas del calentamiento global, hace que el uso de combustible fósil aumente día a día. En ese contexto, el uso de biocombustibles parece ser una alternativa positiva. Sin embargo, todo indica que ello generará graves impactos, especialmente en los pueblos del Sur”, dice la carta, puesto que “los cultivos energéticos crecerán en América Latina, como así también en países de Asia y África, a costa de nuestros ecosistemas naturales. (...) Mientras los europeos mantendrán su estilo de vida en base a la cultura del automóvil, los países del Sur, tendremos cada vez menos tierras para sembrar alimentos, y por lo mismo perderemos nuestra soberanía alimentaria y tendremos que basar nuestra alimentación en comida importada, posiblemente de Europa” (véase la carta abierta “Queremos soberanía alimentaria, no biocombustibles” en http://www.wrm.org.uy/temas/Biocombustibles/Declaracion_UE.html).

El 26 de enero la organización indonesia Sawit Watch (observatorio de la palma aceitera) también envió una carta abierta al Parlamento Europeo, la Comisión Europea y los gobiernos y ciudadanos de la Unión Europea donde declara que “las plantaciones de palma aceitera, una de las causas principales de deforestación, incendios forestales y contaminación de tierras y aguas, se están imponiendo a las comunidades locales y los pueblos indígenas sin consideración por sus derechos, sustento o bienestar y manejándose sin suficiente preocupación por los derechos y el bienestar de los trabajadores de las plantaciones y los pequeños propietarios”. También se denuncia “la extremada concentración de tierra y recursos naturales en manos de unos pocos empresarios de las plantaciones e industrias de la palma aceitera”. “Por lo tanto es inevitable que, como consecuencia de la política europea de biocarburantes, los derechos territoriales de los pueblos indígenas y las comunidades locales retrocedan aun más, la seguridad alimentaria se erosione y las tierras para usos agrícolas y sustento disminuyan”, añade la carta. Finalmente exhortan a la UE a “tomar medidas correctivas y efectivas mediante la adopción de políticas y el compromiso con la justicia global, lo que llevará a cambios reales que beneficien las comunidades locales y los pueblos indígenas de Indonesia. Es hora de hacer responsables a los mercados, los gobiernos y las empresas” puesto que “El desarrollo sin justicia no es desarrollo, ¡es explotación!” (véase la carta completa –en inglés- en: http://tech.groups.yahoo.com/group/biofuelwatch/message/245 ).

Haciéndose eco de estas declaraciones, más de 160 organizaciones y personalidades europeas también enviaron su propio mensaje el 31 de enero expresando su extremada preocupación por los planes presentados por la Comisión Europea de fijarse un objetivo obligatorio de uso de biocarburantes en el transporte, lo que ocasionará más deforestación, pérdida de biodiversidad y expulsiones y empobrecimiento de las comunidades locales. Entre otras cosas advierten de los “riesgos de aumento del impacto sobre el cambio climatico” y que “los biocombustibles incrementarán las presiones sobre el suministro mundial de alimentos y erosionarán más aun la soberanía alimentaria”. Instan por lo tanto a los Estados miembros de la Unión Europea a “rechazar la adopción de objetivos de biocombustibles para transporte y a paralizar cualquier incentivo a su producción susceptible de fomentar una utilización de estos productos que provoque los problemas descritos. Por el contrario, los esfuerzos deberían centrarse en una reducción drástica del consumo energético y en el apoyo a energías renovables verdaderamente sustentables”.

Se están recogiendo más firmas de organizaciones, grupos locales e individuos. Quienes quieran firmar pueden enviar un mensaje a info@biofuelwatch.org.uk. La carta abierta completa está disponible en español en http://www.biofuelwatch.org.uk/2007Jan31-openletterbiofuels-spanish.pdf.