Honduras: ¿tan sólo la furia de la naturaleza?

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Apenas un año después del destructivo pasaje del huracán Mitch, Honduras está sufriendo las consecuencias de tormentas e inundaciones que han provocado la evacuación de miles de campesinos y la muerte, hasta ahora, de ocho personas. Cientos de hogares y cosechas han sido destruidos. Los medios reproducen trágicas imágenes de personas sufrientes y enfatizan en la furia de la naturaleza como causa de tales desastres. Las pobres condiciones de prevención de desastres y el alto nivel de vulnerabilidad que afecta al país -especialmente a los más pobres- son raramente mencionados como factores que potencializan los efectos de la destrucción provocada por agentes naturales. Una de las actividades más claramente conectadas con la vulnerabilidad a este tipo de fenómenos es la deforestación y sin embargo aún áreas protegidas continúan siendo cortadas, agravàîdose de ese modo el problema.

La Reserva del Río Plátano, ubicada en la región noratlántica de Honduras, cuenta con una superficie de más de 800.000 hectáreas y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Esta reserva forma parte del sistema de Plapawas que se extiende de Norte a Sur, constituyendo junto a la Reserva de la Biósfera de Tahwhka, el Parque NACIONAL PATUCA y la Reserva de la Biósfera de Bosawas -en la vecina Nicaragua- el Corredor Biológico Centroamericano. Una delegación parlamentaria que visitó recientemente la Reserva constató que su zona de amortiguación ha sido completamente talada como consecuencia de la absoluta falta de control sobre la actividad de las compañías madereras que allí operan. Incluso en la zona núcleo de la Reserva, vastas superficies han sido cortadas o quemadas. La madera es sacada por via fluvial mediante botes que navegan por los ríos Wuampu y Patuca. Se verificó asimismo la presencia de actividades de ganadería, así como la existencia de una pista de aterrizaje de avionetas no autorizada.

Los agentes directos de la destrucción son los concesionarios madereros, pero los actores tras bambalinas son los funcionarios corruptos que les brindan apoyo. Los madereros con frecuencia aparecen armados con armas pesadas y amenazan a la población local, que se ve forzada incluso a trabajar para ellos. Asimismo estos tienen conexiones con traficantes de droga y con ladrones de vehículos que medran en la zona.

Aún cuando esta situación fue denunciada en el Parlamento en 1995, no se tomó ninguna medida para frenar tan destructivo proceso. Además de la corrupción a nivel de los funcionarios estatales, la oficina forestal (COHDEFOR) sigue otorgando permisos de madereo en la Reserva, sin ejercer ningún control sobre las actividades de los beneficiarios de tales permisos. Las inspecciones que realiza el Ministerio del Ambiente son esporádicas y han demostrado resultar ineficaces. La mencionada comisión parlamentaria ha sugerido una serie de medidas a ser tomadas en forma urgente para evitar daños aún mayores.

Fuentes: Boletín SICA AL No 67, 30/8/99; Via Campesina, 16/9/99; Monti Aguirre, 24/9/99.