India: Adivasis muertos a tiros defendiendo su tierra contra la invasión de la siderúrgica Tata Steel

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El año recién había comenzado cuando una tragedia sucedió en el distrito Jajpur de Orissa, en Kalinga Nagar.

Hace ya varios meses que las tribus y otros aldeanos del lugar participan de una amarga lucha para evitar ser desplazados a causa del proyecto siderúrgico de Tata Industries, una empresa con un largo historial de desplazamientos de pueblos y expoliación de sus recursos naturales. En mayo del año pasado, las poblaciones locales evitaron el inicio de obras en Kalinga Nagar.

El 2 de enero, los lugareños se reunieron en el sitio previsto para la planta siderúrgica de Tata Steel. Cuando los bulldozers entraron en acción, hombres y mujeres con armas tradicionales se acercaron al lugar. Sin embargo, la Secretaría de Estado había dado estrictas instrucciones para facilitar la construcción. Balas de goma y granadas de gas lacrimógeno fueron lanzadas contra los agitadores. Doce Adivasis cayeron muertos.

Mientras el gobierno intentaba por todos los medios neutralizar la crisis, la gente mantenía las barricadas con los 12 cuerpos aún en la carretera. Al caer la tarde algunos activistas sociales los convencieron de cremarlos. Las muertes unieron a los miembros de las tribus, quienes juraron en el lugar del funeral que no cederían una pulgada de sus tierras ancestrales a ninguna industria.

El gobierno había decidido entregar miles de hectareas de tierras de los Adivasis para la construcción de minas, industrias y otros grandes proyectos similares. Si este plan se lleva a cabo, solo en Jharkhand más de 55.000 Adivasis serán desplazados. En respuesta a esta amenaza, en los pasados seis meses aquellas aldeas formaron Bhumi Suraksha Sangatans (organizaciones para la protección de nuestras tierras), que al día de hoy han organizado toques de queda populares (“janata”), evitando que el personal de cualquier gobierno o empresa minera entre en sus pueblos. Así nació un nuevo movimiento de resistencia.

En una carta enviada el año pasado por Chakradhara Haibru, presidente de la Visthapan Virodhi Manch – organización que dirige la resistencia al desplazamiento – a la oficina estatal de control de la polución de Orissa, quedó clara la posición de las poblaciones locales: “La zona más importante [de la planta de Tata Steel] no es un baldío. Está constituida por verdes ondulaciones con ricos bosques, asentamientos tribales de más de diez mil personas distribuidas en dos gram panchayats (consejos electivos de la aldea), tierras agrícolas, antiguos pozos de agua, pasturas, tierras comunales y caminos”. “Un 20% del área del proyecto tiene bosques de gran valor donde abundan diversas especies madereras: Sal, Kuruma, Vandan, Ashan y Piasal, además de Mahula y Kendu”. “El área total de la zona desierta es de menos de 5 acres [2 hectáreas] en el lado norte. ¿Por qué la zona principal es descrita como BALDIO, ignorando la realidad del suelo?” “Lamentaríamos que se diera la impresión de que los miembros de las tribus de Kalinga Nagar fueron asesinados porque exigieron una mayor compensación o mejores condiciones de reubicación. La cuestión es bastante diferente de lo que dicen los medios de comunicación”.

Habiendo aprendido de amargas experiencias, la carta continuaba diciendo: “El informe [de la oficina estatal de control de la contaminación] trata de hacer creer que el proyecto de TSL (Tata Steel) creará puestos de trabajo directos e indirectos y que tendrá un impacto beneficioso para el ambiente humano. El informe trata de señalar que las personas en las zonas de amortiguación deberían tener una vida desarrollada y próspera, con mejores alimentos, mejor salud, mejores condiciones de alojamiento, instalaciones educativas y culturales. Esta es una imagen falsa para la gran mayoría de los trabajadores del área.

Este plan ‘secreto’ de expansión de Kalinga Nagar por el gobierno de Orissa, que decidió adquirir casi 200 kilómetros cuadrados para el complejo industrial, infraestructura y otros propósitos, dejará sin tierras a todos los habitantes de la zona. La mayor parte de ellos perderá su hogar y deberá buscar refugio en las colonias del gobierno. Habrá una gran escasez de agua y una contaminación generalizada del aire a consecuencia del complejo industrial. Mientras tanto, algunas empresas privadas están comprando tierras agrícolas de excelente calidad a través de negocios ilegales, dejando a los campesinos sin tierra. Los funcionarios del gobierno están en connivencia con los agentes inmobiliarios para adquirir tierras de los campesinos pobres.

Muchas de las tribus que enfrentan los desplazamientos carecen de derechos formales sobre sus huertas y tierras agrícolas. Entonces, el paquete de compensación compuesto por una pequeña parcela en una colonia de reubicación y 50.000 rupias (US$ 113) para construir una casa de una habitación, no les da seguridad ni por un solo día ya que no tienen un empleo regular para poder disponer de un salario. Arrancados de su vida tradicional y de sus actividades agrícolas y de recolección, esta gente no puede, por más esfuerzos de imaginación que haga, ser capaz de ganar en la colonia lo suficiente como para esperar por un trabajo en las fábricas. Después de todo, no entran dentro de los criterios para obtener un tratamiento preferencial en el mercado laboral de Kalinga Nagar ya que, según el gobierno, no han perdido sus tierras. Hemos aprendido la lección a partir de los problemas de las personas desplazadas que viven en la colonia de reubicación de Gobarghati; tanto hombres como mujeres y niños ganan su sustento en las fábricas de triturado. Se lamentan por su desgracia actual y maldicen a las autoridades de la planta de Nilachal por quienes perdieron sus hogares y sus tierras.

Nosotros, que somos 10.000, y otros 50.000 miembros de tribus que están en las zonas de amortiguación, nos oponemos a ser desplazados de nuestros hogares y nuestras tierras agrícolas. También los 50.000 Dalit están en contra de los proyectos en Kalinga Nagar. En este sentido, no estamos de acuerdo ni aceptamos el sueño de ‘desarrollo’ que nos propone el informe. No estamos dispuestos a quedarnos sin hogar, sin tierra y sin trabajo. No queremos perder nuestra vida tradicional, nuestra cultura”.

Artículo basado en información obtenida de: “We don’t accept the ‘development dream’ put before us!”, Chakradhara Haibru, Bistapan Virodhi Janamancha, http://www.minesandcommunities.org/Action/press864.htm; “People’s Version Of Kalinganagar Firing On 2nd January, 2006”, Independent Media, http://samajwadi.blogspot.com/