India: la forestación para secuestro de carbono en marcha

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Los proyectos de forestación para secuestro de carbono ingresaron tardíamente en el mercado de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), porque han dado lugar a mucha controversia. El marco legal necesario, diseñado en los acuerdos de Marrakech de 2001, fue aprobado recién a fines de 2005, durante las negociaciones de Montreal sobre el clima. Por ese motivo, hay muy pocos elementos concretos para señalar.

Pero esta actividad figura definitivamente entre los proyectos de la India. El Banco Mundial, el sector forestal y otros sectores privados, los académicos y el gobierno, están muy ocupados armando planes y haciendo cálculos muy diferentes entre sí sobre los créditos que el país podría obtener de los árboles. En el año 2003, los grupos de presión indios de la industria papelera presentaron un plan para “reverdecer la India”, como parte de su larga campaña para lograr un permiso de arrendamiento de las tierras de bosques “degradadas”, en las cuales establecer plantaciones industriales. La posibilidad de obtener créditos de carbono a través de dichas plantaciones fue discutida en detalle. Mientras tanto, un proyecto de política nacional sobre el medio ambiente, presentado por el Ministerio de Medio Ambiente y Bosques (MoEF) en el año 2004, vino a confirmar una nueva política ambiental “liberalizada”, que promovía el comercio del carbono y de otros servicios ambientales. Esta iniciativa coincide con un grandioso plan ya existente del MoEF, de transformar, para el año 2020, 30 millones de hectáreas de bosques “degradados” y otras tierras en plantaciones industriales de árboles y de productos agrícolas, a través de un nuevo tipo de colaboración con el sector privado, los gobiernos estatales y las comunidades locales.

Entre los numerosos proyectos MDL previstos para la India están los de forestación en los estados de Madhya Pradesh y Andhra Pradesh. Allí, una organización llamada Community Forestry International (CFI) ha hecho un relevamiento de las posibilidades de absorber el carbono utilizando los árboles. La CFI sostiene que ayuda a quienes “definen las políticas, a las agencias de desarrollo, a las ONG y a los silvicultores profesionales, a crear los instrumentos legales, capacitar recursos humanos y encaminar los procesos de negociación y los métodos necesarios para apoyar a quienes administran localmente los recursos” para estabilizar y regenerar los bosques. Su trabajo en Madhya Pradesh ha contado con el apoyo de la Agencia para el Desarrollo Internacional y del Servicio Forestal del Departamento de Agricultura estadounidense. En Andhra Pradesh ha sido apoyado por la División de Cambio Climático y Energía del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Comercio Internacional del Canadá.

La CFI sugiere que, en la India, el MDL sería una actividad viable que generaría ingresos para las comunidades indígenas rurales. Sin embargo, existen fuertes razones para dudarlo. En la India, como en todas partes, no es la teoría abstracta sino más bien la estructura institucional en la cual se insertaría el MDL lo que nos da las claves para los probables resultados sociales y climáticos.

Tomemos como ejemplo el proyecto MDL analizado por la CFI para ser aplicado en Adilabad, en el estado de Andhra Pradesh. La CFI vio la posibilidad de capturar carbono mediante la reforestación de bosques y la plantación de monocultivos de árboles en tierras no boscosas, cuyo contenido de carbono había sido liberado por las grandes y crecientes poblaciones humanas y ganaderas, el pastoreo sin control del ganado en los bosques y el avance sobre tierras boscosas y su conversión al cultivo de rotación.

La mejor opción, según la CFI, sería regenerar los bosques de teca y de especies de hoja caduca. Se había pensado que las plantaciones de eucaliptos clonados acumularían carbono más rápido y tendrían otros usos comerciales como la producción de madera y celulosa, pero serían más costosas de establecer y mantener, y seguramente las comunidades Adivasi y los activistas se opondrían, por considerarlas como una nueva forma de colonialismo.

La CFI decidió que los mejores agentes para encargarse de la regeneración de los bosques serían los grupos de ayuda mutua de mujeres (SHG). Estos grupos fueron creados en los años 90 por la agencia estatal de desarrollo intertribal, como un mecanismo para mejorar las finanzas de los hogares mediante proyectos de microcrédito y desarrollo de capacidades, y a su vez, vinculando a los hogares con las instituciones financieras y las autoridades gubernamentales. La CFI sostiene que estas instituciones son mucho más dinámicas, responsables y transparentes que otras instituciones locales tales como los comités de protección de los bosques, los cuales tienen fama de ineficientes, poco transparentes, poco confiables y complicados en sus relaciones con el departamento forestal.

Puede sonar perfecto, salvo que es difícil imaginar cómo las virtudes de los grupos de ayuda mutua de mujeres se aplicarían a la economía del carbono. La CFI afirma que solo si los SHG se unen en una federación los proyectos forestales de captura de carbono serían financieramente viables, dados los altos costos de los trámites requeridos para su preparación e implementación. Sin embargo, no explica de qué manera se formaría tal federación entre las comunidades locales, ni cómo los SHG podrían participar en los proyectos MDL y vincularse al mercado de carbono. Tampoco menciona que actualmente los SHG trabajan relativamente aislados de las instituciones del Panchayat Raj (último nivel de autoridad local formal de autogobierno en la India rural), del departamento forestal y de los comités locales de protección de los bosques.

Podría argumentarse que no hay nada de qué preocuparse todavía, y que tal vez podamos simplemente aprender a medida que avancemos. El problema es que el mero hecho de que se estén llevando a cabo estudios como el de la CFI ya legitima la idea de implementar proyectos de compensación de carbono en el Sur. Desde el exterior, serán pocos quienes noten que las conclusiones de dichos estudios son sospechosas.

Tomado y adaptado de: “Carbon Trading: A Critical Conversation on Climate Change, Privatisation and Power”, Dag Hammarskjold Foundation, Durban Group for Climate Justice y The Corner House, disponible en http://www.dhf.uu.se