Indonesia: la comunidad de Bayat construye vida

Imagen
WRM default image

En Indonesia, las concesiones para plantaciones de árboles son un modelo de explotación forestal de grandes empresas. El Ministerio de Silvicultura ya ha otorgado más de 9 millones de hectáreas en forma de concesiones para plantaciones de árboles, si bien no todas se han realizado. Hasta 2011, menos de la mitad del área total autorizada para ese fin estaba manejada por las corporaciones autorizadas. De hecho, las concesiones han modificado las funciones naturales de la diversidad forestal y causado una serie de problemas en efecto dominó. Por ejemplo, han influido en las relaciones sociales y la soberanía de los pueblos indígenas y los aldeanos que viven en las concesiones, han socavado los conocimientos y sistemas alimentarios locales, y han acaparado fuentes de capital que se ha destinado a evitar la bancarrota de la industria forestal.

Las débiles sanciones gubernamentales referentes al riesgo moral han permitido a las empresas dejar millones de hectáreas en una situación de manejo poco clara. Hay empresas que pidieron autorización para establecer una plantación de árboles, talaron los bosques y se llevaron la madera, y dejaron tras de sí un bosque deteriorado después de haber ganado mucho dinero. Una de esas corporaciones es PT Pakerin, una compañía forestal de la Regencia de Musi Banyu Asin, provincia de Sumatra del Sur.

En 1988, Pt Pakerin recibió del Ministro de Silvicultura una concesión para plantar árboles en una superficie de más de 43.000 hectáreas, e inició sus actividades en 1992. Esa concesión ocupó más de 7.000 hectáreas de tierras pertenecientes a los habitantes de la aldea de Simpang Bayat. La comunidad luchó por defender sus derechos, pero la empresa se parapetó tras el sólido respaldo del gobierno y el aparato militar.

En 1997, un incendio destruyó los árboles de PT Pakerin, y los directivos decidieron parar el negocio. Durante los diez años siguientes, la compañía no realizó ninguna actividad. A partir de 2010, lentamente, la comunidad de Simpang Bayat comenzó a reingresar en las tierras que habían constituido su aldea. Los habitantes construyeron pequeñas casas, se pusieron de acuerdo para compartir el manejo de la tierra, y comenzaron a trabajarla para ganarse la vida.

Hasta ahora, de las 7.000 hectáreas de la aldea de Simpang Bayat que había ocupado PT Pakerin, la comunidad ha recuperado aproximadamente 1.500 hectáreas. Ya construyeron unas 750 casas donde viven cerca de 400 familias, es decir más de 1.000 personas. Además de las casas, construyeron colectivamente instalaciones comunes, tales como una calle, un lugar de oración y la secretaría de la aldea, y están planeando edificar una escuela primaria. Para sus necesidades cotidianas, la comunidad produce carbón para la venta, cultiva verduras y frutas y cría ganado. Con vistas al futuro, está plantando heveas.

Con el fin de organizarse y consolidar la lucha, la comunidad creó una organización llamada Dewan Petani Sumatera Selatan (Consejo de agricultores de Sumatra del Sur). Esta organización ha fijado, en colaboración con los agricultores, los reglamentos que la rigen y las normas de uso de la tierra.

PT Pakerin reaccionó ante las iniciativas de la comunidad de Simpang Bayat. La empresa denunció ante la policía que la comunidad estaba realizando una explotación ilegal de la tierra. Algunos líderes de la organización de agricultores fueron arrestados, y la policía ha intentado intimidar a la población de diversas formas, pero no ha logrado desalentar a los agricultores. La comunidad de la aldea de Simpang Bayat continúa reivindicando su derecho a la tierra y a la vida.

Por Rivani Noor, CAPPA, www.cappa.or.id