Kenia: el controversial “sistema Shamba” de plantaciones de árboles exóticos

Imagen
WRM default image

El sistema Shamba ó Tongya, de Kenia ha sido definido generalmente como una forma de agro-silvicultura, en el que se alienta a los agricultores a dedicarse a los cultivos primarios (maíz, bananas, frijoles y mandioca) en tierras boscosas previamente despejadas, con la condición de que replanten árboles. Desde mediados del siglo XIX, Kenia adoptó este sistema como forma de establecer plantaciones de árboles con mano de obra barata o totalmente gratuita, a fin de satisfacer la demanda de madera.

El sistema Shamba, que en teoría busca involucrar a las comunidades sin tierra en la conservación del bosque, hace ya largo tiempo que está envuelto en una gran polémica. A principios de la década de 1980, comenzaron a emerger muchos problemas asociados con el sistema –en particular se destaca que el 19% de los sistemas Shamba estaban invadiendo bosques.

Además de haber sido abiertos al abuso, los críticos señalan que se ha generado un reemplazo de bosques indígenas con monocultivos de árboles exóticos. Las especies exóticas más comunes plantadas en los bosques públicos incluyen el eucalipto y el ciprés. Esas plantaciones, establecidas en un régimen de monocultivo, interfieren con el bosque, menguando su biodiversidad y reduciendo su capacidad de captar agua.

Esto ha resultado en un escenario problemático.

Por un lado, el sistema Shamba es criticado por los impactos nocivos generados por las plantaciones de monocultivo de árboles exóticos en las que se convirtió. El gobierno actual del presidente Kibaki, le ha ordenado a los agricultores mantenerse fuera de los bosques indígenas. La Viceministra de Medio Ambiente y ganadora del Premio Nobel de la Paz, Prof. Wangari Maathai, sostiene que “no podemos sacrificar los bosques indígenas a manos de las plantaciones exóticas. Las plantaciones representan un monocultivo de árboles, pero un bosque es un sistema ecológico”. Maathai afirmó que se había abusado del sistema ya que se les permitió a los agricultores –a través de la corrupción- convertir enormes porciones de bosque indígena en tierras agrícolas, “destruyendo la biodiversidad local y reduciendo enormemente la capacidad de los bosques de ser reservorios de agua efectivos”. A todo esto hay que sumar cazadores furtivos, madereros ilegales, quemadores de carbón vegetal e incluso los barones de la droga que también habían invadido los bosques.

Por otro lado, la prohibición del sistema Shamba, que apunta a proteger los bosques nativos, implica el desalojo de miles de agricultores, generando una polémica dentro de la sociedad.

En conjunto lo que queda claro es que la raíz del problema puede rastrearse hasta una política que ha creado dependencia de un modelo de plantación de monocultivo de árboles que ha probado ser social, económica y ambientalmente dañino en todo el mundo. El difícil callejón sin salida de Kenia a este respecto, es sólo un caso más en cuestión.

Artículo basado en información obtenida de: “Call to keep off indigenous forests”, Nation Reporter, http://www.ogiek.org/indepth/break-call-to-keep.htm ; “Smallholder agriculture: the Shamba system”, http://www.rsrg.uni-bonn.de/Projekte/kenya/dfg_rep/vegetation_types/farm_system/shamba.html