Laos suspende programa forestal del Banco Mundial

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El gobierno de Laos ha suspendido el Programa de Manejo y Conservación de Bosques (FOMACOP) tras la culminación de su primera fase de cinco años, a raíz de las dificultades que surgieron entre el gobierno y actores externos –entre ellos el Banco Mundial-- respecto del manejo de los ingresos por la corta de madera incluido en el programa.

El FOMACOP se lanzó como una iniciativa del gobierno para promover el “Manejo Forestal Sustentable”, con una duración prevista de 10 a 15 años, cuya primera fase comenzó en enero de 1995 y culminó en setiembre de 2000. El mismo comprendía dos sub-programas: manejo forestal y conservación de la biodiversidad. El primero de ellos consistía en la “Forestería Aldeana” a realizarse en 60 aldeas, implicando a 20.000 campesinos y 145.000 hectáreas de territorio en las provincias de Savannakhet y Khammoune.

El Programa se inició con un presupuesto total de U$S 20,3 millones, financiado mediante un préstamo de U$S 8,3 millones por parte del Banco Mundial, U$S 5,6 millones provenientes de la asistencia técnica del gobierno de Finlandia, un subsidio de U$S 5 millones del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) y U$S 1.000.000 aportados por el gobierno de Laos. FOMACOP fue implementado por el Departamento Forestal y las oficinas forestales distritales, con la participación de las consultoras Jaakko Poyry --con sede en Finlandia-- CARE International y Burapha Consultants de Laos.

Una de las principales características del programa consistió en el establecimiento de Asociaciones Forestales de Aldeas, destinadas al entrenamiento de las comunidades locales en “forestería aldeana”, incluyendo el madereo de “áreas de manejo aldeanas”, que oscilaban entre 400 y 600 hectáreas de superficie. Los bosques seguirían bajo propiedad estatal, a la vez que los campesinos se quedarían con los ingresos resultantes de la corta de madera en las áreas del programa, “luego de pagar las correspondientes regalías y otros impuestos”.

A principios del 2000 el programa empezó a toparse con dificultades, luego que una misión de evaluación del Banco Mundial expresara en el Ayuda Memoria de fecha 5/2/2000 que: “Junto al programa de inversiones, el diseño del proyecto tenía previstas significativas reformas en el marco político. Las mismas incluían la preparación de legislación para el sector, la desregulación de los controles del mercado de la madera a fin de asegurar una paridad de precios para la exportación de madera y el establecimiento de regulaciones de implementación de manejo forestal, que resultaran satisfactorias para el Banco. El grado de cumplimiento de tales medidas ha sido lento y parcial . . .”

“Se evidencia un persistente patrón de modificaciones de políticas, directivas incompletas e inconsistentes y excesiva intromisión en las prácticas de manejo y comerciales de las Asociaciones Forestales de Aldeas. . . Estas dudas son consistentes con la evaluación que realiza la misión acerca de la previsión de ingresos, en virtud de los procedimientos de venta de madera impuestos por el gobierno . . . puede estimarse que los ingresos del gobierno se incrementarán en alrededor de U$S 800.000, en tanto las pérdidas de las Asociaciones . . . alcanzarán unos U$S 700.000.

“. . . pérdidas de tal magnitud no son justificables. Las mismas se deben a una agresiva captura de ingresos y al tratamiento preferencial otorgado a determinados compradores a nivel local, con un significativo costo para la economía y para quienes el proyecto pretendía beneficiar”.

Asimismo en el Ayuda Memoria se advierte que “el modelo de forestería aldeana. . . tiene un enorme potencial para aliviar la pobreza de manera permanente y generar ingresos para el gobierno. Resulta altamente preocupante la perspectiva de que tal potencial sea ignorado, lo cual será manifestado por la misión al Banco Mundial y al Ministro de Asuntos Exteriores de Finlandia”.

Marko Katila, ex-jefe Técnico Consultor de FOMACOP, manifestó que con el manejo forestal aldeano, “los campesinos pueden vender los rollizos y pagar los mismos impuestos que todo el mundo. Ellos pueden utilizar los ingresos para lograr el desarrollo comunitario y para financiar sus esfuerzos de conservación y manejo del bosque. Promedialmente cada aldea ha recibido unos U$S 3.000 al año, lo que puede no parecer demasiado, pero que en realidad es mucho para los campesinos”.

Acerca de las razones esgrimidas por el gobierno para suspender el programa, Katila manifiesta: “Los principales problemas se han dado mayormente a nivel político. FOMACOP ha sido por diversas razones un proyecto pionero en Laos en el área del manejo forestal comunitario. Para muchos funcionarios gubernamentales del área forestal y agentes de la industria, la idea del manejo forestal comunitario/aldeano resultaba tan nueva que la han aceptado lentamente, lo cual en cierto modo es comprensible, puesto que tradicionalmente la actividad en Laos ha sido liderada por el estado y orientada con fines industriales”.

“Por otra parte, FOMACOP ha sido un proyecto piloto, por lo que posiblemente no sea realista esperar que un solo proyecto cambie las cosas tan rápido. Sin embargo, el hecho es que algunos grupos han querido que las actividades forestales se siguieran practicando de manera convencional, lo que obviamente ha generado problemas en la zona del proyecto, por ejemplo en lo referido a la venta de la madera. Un problema es que Laos carece todavía de una política y un marco legal claros para el reconocimiento de la forestería aldeana y los derechos de los campesinos, al igual que en materia de obligaciones en lo concerniente a los recursos forestales, en especial respecto de la producción de los bosques”.

El programa gastó tan sólo U$S 1,8 millones del crédito de U$S 8,3 millones durante los seis años de la Fase I. El gobierno devolvió el remanente al Banco Mundial. Si bien el programa ahora se ha suspendido, el gobierno finlandés ha ofrecido una subvención de U$S 18.000 para que las autoridades de Laos sigan con el trabajo iniciado en FOMACOP, manifestó Buahong Phantanusi, ex-jefe del proyecto en Laos.

Por: Noel Rajesh, TERRA.