Myanmar: ¿una mega represa para beneficio del pueblo?

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Los megaproyectos de construcción de represas en Tailandia fueron enfrentados con multitudinarias protestas por sus impactos negativos tanto en lo social como en lo ambiental. Los casos de la represa Pak Mun (ver Boletín 22 del WRM y nuevo artículo en este número) y la represa Rasi Salai (ver Boletín 27 del WRM), son quizás los más notorios, aunque no los únicos. Tailandia intenta ahora exportar ese modelo destructivo a su vecino Myanmar (ex Birmania).

Una compañía tailandesa dedicada a la construcción de represas –GMS Power- propone la construcción de una gigantesca represa hidroeléctrica en el río Salween, en la zona noreste de Myanmar. Al mismo tiempo, el gobierno tailandés se comprometió a que la Autoridad de Generación Eléctrica de Tailandia (EGAT, por su sigla en inglés) u otros organismos nacionales compraran parte de la electricidad generada por los proyectos en Myanmar en el año 2010.

La represa Ta Sarng, con una altura prevista en 188 mts, sería la represa más alta de la zona continental del sudeste asiático, y la primera represa que se construiría en el curso de 2.400 kilómetros del río Salween. Este es el único curso de agua importante que queda en la región sin haber sido embalsado. De las grandes cuencas de la región, la del río Salween, de 320.000 km2, es también la que menos represas tiene. Pero la amenaza pende sobre este río desde comienzos de los 70, en que las empresas consultoras australianas y japonesas, junto con agencias estatales de Myanmar y Tailandia, elaboraron siete grandes estudios examinando la posibilidad de construir allí grandes represas.

GMS Power es una subsidiaria del grupo de empresas MDX, de Tailandia. A través de GMS, MDX participa en los proyectos de construcción de represas de Camboya, Laos y China. Lahmeyer International, una firma consultora alemana, coordinó el estudio previo de factibilidad para el proyecto Ta Sarng, y se contrató a la empresa Electric Power Corporation de Japón, para supervisar el estudio de viabilidad del proyecto. Según esta empresa, el embalse del proyecto inundaría, como mínimo, una zona de 640 kilómetros cuadrados.

El Memorandum de Entendimiento entre Tailandia y Myanmar, firmado en 1997, intenta justificar la construcción de grandes represas hidroeléctricas y otros proyectos a gran escala para la generación de electricidad “para el mutuo beneficio de los pueblos del Reino de Tailandia y la Unión de Myanmar”. Nada podría estar más alejado de la realidad. La infraestructura en gran escala relacionada con el sector energético en ambos países –por ejemplo el polémico proyecto del gasoducto Yadana (ver Boletín 22 del WRM)- implica la destrucción de los bosques, corrupción, mano de obra forzada y otras violaciones a los derechos ambientales y humanos. La vasta mayoría de la población nunca alcanza a ver los supuestos beneficios que esos megaproyectos generan. En este caso concreto, una vasta zona de bosques y tierras fértiles a lo largo del río Salween y de los valles tributarios quedaría sumergida permanentemente por el embalse. Muchas de estas zonas son utilizadas para la plantación zafral de cultivos con los que las comunidades locales abastecen sus necesidades. El embalse, además, destruirá el hábitat acuático y terrestre del río y su valle, y alterará radicalmente los hábitats que están aguas abajo de la represa. Además, como suele ocurrir en estos casos, miles de pobladores fueron desalojados a la fuerza del sitio destinado a la represa y el embalse, por orden de la dictadura militar de Myanmar.

“No puedo expresar lo que siento. Sería peor que la muerte de mi madre y de mi padre”, respondió un aldeano a quien le pidieron su opinión sobre la inundación de su aldea debido a las obras de la represa. ¿Es éste el tipo de “mutuo beneficio de los pueblos” que ofrecen los gobiernos de Tailandia y Myanmar?

Artículo basado en información obtenida de: Watershed, Vol. 5, Nº2, noviembre de 1999-febrero del 2000; publicado por TERRA,  24/3/2000.