Panamá: la experiencia de Apaquiset en el manejo conjunto de recursos

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Fronteriza con la República de Colombia, la provincia del Darién se encuentra al extremo oriente de la República de Panamá y es una de las áreas de mayor diversidad biológica del Istmo centroamericano, pero que en la actualidad presenta un ritmo acelerado de destrucción de los recursos.

La región está habitada por poblaciones de cuatro grupos étnicos: afro-colombianos, indígenas emberá-wounan, campesinos darienitas y colonos de otras regiones del país, campesinos sin tierra en busca de mejorar sus condiciones de vida.

La Reserva Forestal Chepigana, creada en 1960, se ubica al sur-oeste de la Provincia de Darién, dentro de los distritos de Chepigana y Cémaco (Comarca Emberá-Wounan). Tiene una superficie aproximada de 316,840 hectáreas, con una superficie boscosa de unas 75.000 hectáreas y está considerada como una gran fuente de recursos forestales, plantas medicinales, recursos hídricos, fauna y flora. Además, juega un importante papel en la protección de las especies de fauna y flora en peligro de extinción.

En 1994 se promulgó una ley facultando al gobierno para que realizara una nueva demarcación, reconociendo que la Reserva había sido creada desde un escritorio, sin un verdadero trabajo de campo que hubiera encontrado habitantes en la época de su creación,. La nueva demarcación debía excluir los predios dedicados a explotaciones agropecuarias. Para 1996 fue creada Apaquiset, Asociación de Productores Agroforestales de Quintín y Setegantí, por pequeños productores agrícolas de estas comunidades. Uno de sus principales objetivos fue entonces de lograr una nueva demarcación de la Reserva Forestal y excluir las tierras de explotación agropecuaria en las cuales habitan sus miembros, así como desarrollar actividades orientadas a conciliar la necesidad de producir con la de manejar y conservar, buscando nuevas alternativas de producción en sus terrenos.

Apaquiset promocionó prácticas de producción sostenibles entre sus miembros, tratando de que la agricultura y ganadería tradicionales se realzaran de tal forma que ocasionaran un mínimo deterioro en los recursos naturales de la Reserva.

La Asociación desarrolló un ciclo de información y de consultas en las comunidades afectadas, con el propósito de que todas las personas involucradas tuvieran un claro entendimiento del significado de la acción que se pretendía ejecutar, impulsando la creación de una Comisión Mixta que incluyera los representantes institucionales involucrados, autoridades políticas y representantes de los grupos organizados, que incluye a dos miembros de Apaquiset. Todo para lograr una participación activa en la nueva demarcación de la Reserva Forestal en la cual habitaban.

Después de transitar un largo camino, se logró el acuerdo con instituciones, autoridades y la comunidad para definir los límites de la remarcación y la exclusión de las áreas agrícolas. De todas maneras, el grupo consideró que el proceso no terminaba con este logro, sino que su lucha apenas se estaba iniciando, por lo que elaboró una estrategia de gestión política para continuar con el proceso y lograr un manejo más adecuado de las áreas agrícolas y forestales. Se realizó una nueva ronda de consultas y negociaciones con los líderes locales e institucionales para transmitir la información sobre los avances del proceso de remarcación y plantear ideas apuntando a construir una propuesta conjunta con los grupos indígenas, colonos y negros; de manera que se logre un manejo sostenible conjunto del área que quede realmente como Reserva Forestal, una vez excluidos los terrenos agrícolas.

Como resultado del proceso local, actualmente se está transitando hacia la conformación de una organización que aglutine a Apaquiset y a miembros de todos los grupos y comunidades existentes alrededor de la Reserva Forestal de Chepigana, con el fin de contar con una estructura organizativa amplia y representativa de todas las comunidades, para tener acceso a los recursos comunitarios afectados por la creación de la Reserva y para fortalecer su posición de negociación en pos de mecanismos reales de co-manejo de los recursos naturales incluidos en la misma.

Al comenzar con este proceso, se plantearon varios desafíos: enfrentar la poca capacitación en temas técnicos y políticos sobre el co-manejo y la falta de claridad de las entidades competentes del gobierno en cuanto a una visión de futuro para el área protegida que se pretende en co-manejo; identificar experiencias de manejo forestal y desarrollo de actividades productivas en manos de grupos campesinos para el intercambio con la gente de Apaquiset; invertir tiempo, energía y dinero para generar condiciones básicas que permitan visualizar los beneficios de un sistema de manejo forestal en las áreas boscosas fuera de sus fincas, dedicadas a explotación agrícola; invertir en un proceso de sensibilización, información y capacitación, a fin de que el grupo esté en capacidad de llevar adelante y proponer otras posibilidades de trabajo y gestión; identificar y llevar a cabo la aplicación de mecanismos concretos, de común acuerdo con los otros grupos locales involucrados, así como con las autoridades gubernamentales competentes; conservar las fuentes de agua y trabajar en reforestación, manejo de pastos y mejores prácticas agrícolas, haciendo uso adecuado de los recursos sin acabar con ellos.

Los miembros de Apaquiset opinan que es mucho lo que se puede aprender de su propia experiencia y especialmente "haciendo", como lo han hecho. Además, hay que buscar siempre "la fuente" donde se toman las decisiones y acercarse a ella para convencerla de que tome las decisiones que el grupo considera adecuadas y que le favorezcan. Se requiere de paciencia y constancia para compartir la información con todos los afectados, creando relaciones de confianza que permitan, mediante acuerdos básicos entre los distintos habitantes y usuarios de sus recursos, acceder a las autoridades nacionales competentes para intentar influenciarlas en la toma de decisiones.

Compartir estas lecciones vividas por la gente de Apaquiset intenta servir de apoyo a quienes están por lanzarse a la experiencia del manejo conjunto, proceso que debe ser visto como de largo alcance, pero donde las metas conjuntas deben mantener unidos a los integrantes de la comunidad, apoyándose unos a otros a lo largo de ese proceso.

Por: Silvia Chaves, Cedarena, correo electrónico: peysil@racsa.co.cr . El informe completo puede ser leído en: http://www.wrm.org.uy/paises/Panama.html