Plantaciones de palma aceitera y acaparamiento del agua: Costa de Marfil y Gabón

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Plantación de palma aceitera en Gabón. Foto: AFP/Archivo

La producción industrial de aceite de palma en África Occidental y Central está controlada principalmente por cinco empresas: Socfin, Wilmar, Olam, Siat y Straight KKM (antes Feronia). Estas multinacionales controlan alrededor del 67% de la superficie de las plantaciones industriales de palma aceitera establecidas con inversión extranjera y podrían dar lugar a una expansión continua. (1) El establecimiento de sus plantaciones industriales ha estado asociado a numerosos impactos sobre las poblaciones y los territorios.

El impacto en la disponibilidad de agua para las comunidades que viven en las plantaciones industriales de palma aceitera y sus alrededores es sistemático y dramático. Esto es cada vez más evidente con los numerosos testimonios de las comunidades sobre la escasez y la contaminación del agua.

Las plantaciones industriales provocan a menudo la desaparición de lagos, manantiales o cursos de agua, lo que afecta directamente a los medios de subsistencia y al bienestar de las comunidades. El agua potable escasea o no existe. Por otra parte, el uso intensivo de agrotóxicos en las plantaciones y las plantas de procesamiento del aceite de palma provoca una fuerte contaminación de los recursos hídricos que quedan disponibles, lo que supone un grave riesgo sanitario para la población, los trabajadores y todas las formas de vida en estas zonas. También pone en peligro la soberanía alimentaria local, ya que el acceso al agua para los cultivos es cada vez más difícil, así como para la pesca y el agua potable para el ganado. En consecuencia, a menudo son las mujeres y las niñas las que se ven obligadas a recorrer distancias más largas para recoger agua potable. Esto no solo aumenta significativamente su carga de trabajo, sino que también las expone al riesgo de violencia sexual y acoso durante sus trayectos a pie.

Las plantaciones de palma aceitera acaparan sistemáticamente los recursos de las comunidades y los bosques. La tierra y el agua son interdependientes y no pueden separarse. La crisis del agua no existiría si las empresas no se hubieran apropiado de las tierras de las comunidades. Para ellas, por tanto, solo hay un movimiento de resistencia: reivindicar sus territorios, con todo lo que les pertenece.

Una filial de Wilmar en Costa de Marfil PalmCi

Wilmar International, empresa multinacional con operaciones en Asia y África y el mayor comerciante de aceite de palma del mundo, dispone de una superficie total declarada de 232.053 hectáreas plantadas en el marco de su segmento de plantaciones de palma aceitera y refinado de azúcar en ambos continentes. La empresa posee directamente tres refinerías de aceite de palma en África e indirectamente ocho refinerías a través de sus empresas asociadas. En Costa de Marfil, Wilmar se abastece de aceite de palma a través del grupo SIFCA, que es propiedad de Wilmar en un 27% y que cuenta con su apoyo. Por su parte, el grupo SIFCA gestiona sus actividades de plantación de palma aceitera en este país a través de PalmCi, que cuenta con 9.361 hectáreas plantadas en el departamento de Aboisso.

Yaproko es un pequeño pueblo situado a unos 50 km de Aboisso. Para ingresar al pueblo, hay que atravesar un portón controlado por el personal de seguridad de la empresa.  Para llegar al pueblo en coche, la ruta principal obliga a atravesar el portón y continuar por los caminos dentro de las plantaciones de PalmCi.

En 2020, un artículo del Boletín del WRM alertaba sobre la catastrófica situación en la que viven los habitantes de Yaproko desde hace años en lo que respecta al acceso al agua. (2) Una mujer explicaba: “La situación en la que vivimos lleva décadas, y nadie hace nada. [...] Lo peor de todo es el agua que PalmCi nos proporciona una o dos veces por semana, porque divide el pueblo para su distribución. El agua, que llega en camiones cisterna muy sucios, no es utilizable: después de higienizarnos con ella, tenemos picazón en todo el cuerpo. Este es el mismo camión cisterna que suministra agua a las plantaciones. [...] Cuando llueve, todo el pueblo se alegra, porque las mujeres recogen el agua de lluvia para el hogar y otros usos. La vida cotidiana de los pobladores de Yapokro es preocupante.”

En 2022, el WRM visitó Yaproko y conversó con sus pobladores. La gente del pueblo contó que en esa zona había bosques por todas partes hasta que llegaron los agentes forestales y talaron todo el bosque, excepto una pequeña parte que quedó para la comunidad. Luego llegó Sodepalm (actualmente PalmCi) y estableció sus plantaciones, rodeando Yaproko con dichas plantaciones. Y fue en ese momento que comenzaron todos los problemas y conflictos.

Los pobladores explicaron que llevan mucho tiempo pidiendo a PalmCi que les proporcione agua potable, debido a la contaminación del río. PalmCi empezó a suministrar agua en tanques, pero la gente tenía muchos problemas en la piel a causa de la utilización de esta agua, en parte porque la empresa no limpiaba los tanques con regularidad. A pesar de varias solicitudes exigiendo la construcción de una torre de agua, la comunidad sigue esperando. A partir de las conversaciones mantenidas durante la visita a Yapokro, quedó claro que esta crisis fundamental sigue siendo insoportable para las comunidades.

Por otra parte, las mujeres denuncian haber sido amenazadas y detenidas cuando ingresan en las plantaciones para recoger hongos y nueces sobrantes de la cosecha. Cuando un miembro de la familia viene de visita, las mujeres no pueden regalarle nueces de palma, ya que los visitantes se arriesgan a ser detenidos y acosados por los guardias de seguridad. Esto también significa que las mujeres no pueden vender el aceite tradicional que producen en los pueblos o en los mercados locales. Las mujeres de Yaproko se enfrentan a una violencia estructural. La crisis del agua no hace más que agravar su penosa situación.

Los pobladores contaron que, cuando los funcionarios del gobierno llegaron a Yaproko, les ofrecieron un vaso de agua para refrescarse, y que al ver el color y sentir el olor, lo rechazaron e hicieron todo tipo de promesas para solucionar los problemas en materia de agua. Sin embargo, las promesas quedaron en el olvido ni bien estos funcionarios abandonaron el pueblo.

La multinacional Olam en Gabón

En Gabón, una asociación público-privada entre la multinacional agroalimentaria Olam y el gobierno gabonés comenzó en 2012 a establecer plantaciones industriales en tierras recibidas gratuitamente del gobierno. Las actividades de la empresa están relacionadas con la deforestación y con conflictos territoriales respecto de sus concesiones de palma aceitera, árbol de caucho y madera de obra. Un informe del WRM de 2020 puso en evidencia la manera en que la empresa se esconde detrás de falsas afirmaciones de “deforestación cero” mientras ignora los derechos de las comunidades.

Aldeas como Mbadi, Sanga, Mboukou, Rembo y Mounigou se han visto especialmente afectadas por el establecimiento de la vasta plantación industrial de OLAM. A pesar de la resistencia local, la empresa ha expandido sus cultivos de palma aceitera hasta una distancia de 200 metros de las granjas de los pobladores, casi cercando las aldeas. Esta expansión es especialmente preocupante debido al uso masivo de pesticidas peligrosos en las plantaciones. Estos productos químicos se han extendido a las tierras comunitarias de los alrededores, contaminando así las pequeñas explotaciones agrícolas. (3)

Ya en 2018, un artículo del Boletín del WRM alertaba sobre la difícil situación de la aldea de Sanga en cuanto al suministro de agua. (4) La principal fuente de agua de la aldea, situada a unos 50 metros de las casas, está contaminada debido al avance de las plantaciones. En respuesta a las quejas de los aldeanos, OLAM construyó un pozo cerca de la fuente de agua contaminada, que se alimenta de la misma capa freática contaminada. La gente utiliza el agua de los pantanos para diversas necesidades básicas, principalmente como bebida, para la pesca y el saneamiento. Debido a la expansión de la plantación, se han rellenado los cursos de agua para permitir el cultivo de la palma aceitera. Además de obstaculizar el acceso de las comunidades locales a las cuencas hidrográficas y cerrar el acceso a los lagos. Las mujeres se han visto especialmente afectadas, ya que la pesca, una importante actividad tradicional, se ha visto particularmente perjudicada por la modificación del caudal de los cursos de agua por parte de la empresa.

En julio de 2022, los pobladores ribereños de las plantaciones de Olam en Gabón dieron testimonio de su situación actual respecto de la calidad y disponibilidad del agua. Aquí están sus testimonios:

Un miembro de la aldea Boungounga, explicó: “Hemos constatado que el agua del río OVigui ha cambiado de sabor, está contaminada e incluso los peces han cambiado. Los peces no duran ni dos días; pasan una noche y a la mañana siguiente se transforman en pasta. Nos vemos obligados a desplazarnos, quizás hasta 4 km, para llegar a otro río. No podemos seguir viviendo del río OVigui. Hemos enviado un reclamo a la empresa por este problema con el agua. Estamos esperando a ver si tomarán alguna acción porque nos lo prometieron... Pero con ellos, siempre son promesas. Mientras tanto, seguimos sufriendo.”

Un miembro de la aldea de Yamba dijo: “Desde que estábamos allí, vivíamos de nuestros lagos, de nuestros bosques, de los frutos. Estábamos bien; no teníamos ninguna dificultad. La empresa realizó contratos sociales con los pobladores, pero hasta hoy nunca se han respetado y seguimos esperando. Solo hacen promesas. OLAM ha secado nuestros lagos, donde solíamos pescar. La empresa quiere hacernos creer que no han secado nuestros estanques, pero nosotros vivíamos allí y conocemos todos los estanques que había. Cada estanque en la zona de Yamba lleva un nombre. Han secado varios estanques. Además, con los productos químicos que utiliza OLAM para sus palmeras, los peces ya no pueden sobrevivir en los demás lagos. Lo mismo ocurre en nuestros ríos. La cantidad y la calidad de los peces que teníamos se han perdido porque el agua está contaminada. Los días en que vamos a pescar, es difícil conseguir la cantidad de peces que solíamos tener. En este momento, los peces ya no viven en el río Yamba.

El año pasado, cuando fuimos a pescar con nuestros hermanos mayores durante las vacaciones, sentí los efectos de los productos químicos utilizados por OLAM. Me senté en los bancos de arena al borde del río y, 30 minutos después, sentí una gran irritación en las nalgas y tuve que remojarme en el agua. Intenté lavar los pantalones y las medias que llevaba, pero no funcionó. Al día siguiente noté que mis nalgas estaban hinchadas. Como puede ver, incluso sentarse junto al río es problemático. Beber agua es un problema. El agua está muy sucia, tiene un color diferente. Sé que para conseguir agua de buena calidad hay que pasar por las plantaciones de OLAM. Pero cruzar a la siguiente fuente de agua, es realmente difícil. Así que el pueblo vive una agonía... el agua está contaminada.”

Un miembro de la aldea de Mandji explicó: “El agua aquí en el lago Mangui no es potable en absoluto. Hacen pasar el agua del río OVigui por una motobomba. Llega a una reserva y en esa reserva ponen productos para poder blanquear el agua y así poder consumirla. Pero no es para nada potable. Cuando te lavas con esta agua, te irrita, te salen granos en la piel, algunas personas tienen diarrea por beber esta agua, algunos niños se enferman. Los que no disponen de los medios necesarios tienen que utilizar esta agua para beber y cocinar. Cuando la gente puede, utiliza el agua de Ouanza o Keyua. Pero esto no es bueno, el agua no es potable en absoluto.”

Un habitante del emplazamiento Mbadi de OLAM, que se encuentra en Moutassou, explicó: “De hecho, todos los emplazamientos de OLAM se enfrentan a un problema de agua. El agua que nos dan, el agua de nuestras casas, la que se supone que usamos para lavarnos, consumir y realizar todas las tareas domésticas, no es potable en absoluto. Si nos lavamos con ella, sin calentarla, nos produce granos e irritación en el cuerpo. Las mujeres son las que están más expuestas. Si la gente viniera a visitar los emplazamientos de OLAM para hacer examinar a las mujeres, especialmente mediante análisis de orina, los resultados serían catastróficos, sería un desastre. Muchas mujeres tienen infecciones de las que se quejan continuamente: micosis, dolor en el bajo vientre, en la pelvis... ¿Y a qué se debe todo esto? Al agua.

OLAM nunca reconoce nada. Somos nosotros los conejillos de indias, los que sufrimos, los que nos enfermamos por el agua que nos dan. Nos piden que vayamos a hacer análisis exhaustivos y que les demostremos que es el agua la que nos está enfermando. Cada vez que voy a hacerme exámenes médicos, siempre hay una infección. Es realmente difícil. Debido a esto, las familias se ven obligadas a ir a Sanga, MBadi o incluso a Mouila para tener agua potable para consumir. Pero algunas personas no tienen otra opción, no tienen los medios para ir todo el tiempo a sacar agua de los pueblos vecinos o de Mouila, y lamentablemente están obligados a beber esta agua. Y es habitual ver a muchas de esas personas con la piel dañada, llena de granos, micosis, sarna...

La situación es la misma en el pueblo de Ferra. En primer lugar, la bomba de agua está dañada por el continuo bombeo no solo de los lugareños, sino también de otras personas que vienen en masa, con muchos bidones para conseguir agua potable, ya se podrán imaginar. Para lograr que se repare, nos vemos obligados a amenazar y gritar a todo el mundo... Es realmente complicado. Ferra se encuentra aguas arriba del río Rembo. Las pruebas realizadas en el agua de este río han confirmado la presencia de sustancias químicas, que antes desconocíamos. Así que el río Rembo también está contaminado, ya no es agua potable. ¡La situación de nuestro lago sagrado Banfoubou es una verdadera catástrofe! Está contaminado desde la época del vivero [de la empresa de palma aceitera], cuando el agua del vivero desembocaba directamente en el lago. Ya no tenemos el lago sagrado, la mayoría de los lagos se han secado, los pantanos también se han secado. No nos queda casi nada. El problema del agua está destruyendo muchos ríos... y pueblos.

Además, las tuberías que atraviesan las plantaciones evacúan los residuos de la fábrica, ¡y apestan! Nadie puede quedarse mucho tiempo, hay demasiadas moscas. Con las fuertes lluvias, esta agua va a parar a la parte baja del río, donde colocamos la motobomba que abastece a toda la ciudad de Mouila. Habrá otra crisis más de agua. Teniendo en cuenta esta situación, ¿qué ocurrirá durante la temporada de lluvias? ¿Cómo protegeremos nuestra piel? ¿Qué pasará con nuestros hijos? ¿Con nuestra salud? No nos sentimos seguros. »

Por otra parte, la comunidad de Iroungou alertó a principios de 2022 sobre la terrible situación a la que se enfrentaba debido a la contaminación de sus recursos hídricos, cuando la gente “constató con total asombro que desde hacía varios días el agua del río se había vuelto negra de peces muertos y desprendía un olor desagradable”. (5) Por ello, la ONG Muyssi realizó una visita para observar y recoger muestras de agua del río Iroungou en abril de 2022. La ONG informó a Olam en una carta que la contaminación de las aguas del río Iroungou se debía al “agua procedente de un canal que conduce a una cuenca de retención de agua de la fábrica de Olam Palm Gabon; así como [al] terraplenado (no recomendado por el plan de acondicionamiento) de un antiguo estanque en el pueblo de Iroungou”. El estanque era utilizado por la comunidad para pescar. Asimismo, la carta afirma que “el terraplenado de la charca por parte de Olam Palm Gabon se llevó a cabo después de que la población se percatara de los cadáveres de peces y camarones. [..] Además, los trabajos de excavación se realizaron sin el conocimiento de la población.”

¡Es esencial apoyar la resistencia de las comunidades que se enfrentan a las plantaciones de palma aceitera y que quieren recuperar sus tierras, y con ellas su agua, sus comunidades y sus vidas! La resistencia ha tenido éxito. La oposición de las comunidades a la expansión de las plantaciones de palma aceitera es una de las razones por las que las empresas no se han expandido con la rapidez que habían previsto inicialmente. Al menos 27 proyectos, que abarcan 1,37 millones de hectáreas, fracasaron en las negociaciones o fueron abandonados entre 2008 y 2019. ¡La resistencia contra el acaparamiento de las tierras y el agua es una lucha unida! (6) Una de las razones del retraso, el fracaso o el abandono de los planes de expansión es la resistencia de las comunidades. (7)
La crisis del agua a la que se enfrentan estas y otras comunidades que se resisten al establecimiento de las plantaciones de palma aceitera no existiría si no les hubieran quitado sus tierras. ¡La resistencia contra el acaparamiento de las tierras y el agua es una misma lucha!


(1) Chain Reaction Research, African Oil Palm Expansion Slows, Reputation Risks Remain for FMCGs, March 2022.
(2) Boletín WRM 250, Comunidades en África occidental y central resisten a las plantaciones industriales de palma aceitera, incluso en tiempos de Covid-19.
(3) Oakland Institute, Drying Out African Lands Expansion of Large-Scale Agriculture Threatens Access to Water in Africa, 2022.
(4) Boletín del WRM 240, Gabón: Las plantaciones industriales de palma aceitera de OLAM privan a la comunidad de Sanga de tener acceso al agua potable, 2018,
(5) Muyissi Environnement, Compte Rendu d’Observation Independante, Gabon, 2019 ; Muyissi Environnement, Dénonciation d’un enfouissement de fertilisant (NPK), Gabon, 2019; et ONG L'Bemboudie, Réclamation des analyses des eaux de la rivière Ovigi, Gabon, 2021.
(6) Idem (1)
(7) Comunidades africanas luchan contra el acaparamiento de tierras para el cultivo de palma aceitera, 2019.