República Centroafricana: compañías madereras transnacionales en el bosque

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En comparación con otros países de la región del Congo, la República Centroafricana (RC) tiene un área de bosques relativamente pequeña (unos cinco millones de hectáreas), que corresponden al 8% del territorio del país. Pero en términos de especies con valor comercial como el Sapelli (Entandrophragma cylindricum), el Obeche (Triplochiton scleroxylon) y el Sipo (Entandrophragma utile), sus bosques se cuentan entre los más ricos de África.

Los bosques del país se ubican en dos áreas bien diferenciadas: 1) En el suroeste, con un área de 3,7 millones de hectáreas. La mayor parte de las concesiones madereras se ubican en esta área, especialmente en las zonas fronterizas con Camerún y el Congo. 2) En el este, donde los bosques ocupan aproximadamente 1,2 millones de hectáreas. Estos bosques han escapado a la industria maderera debido al aislamiento de esta zona y las dificultades de transporte asociadas.

El sector forestal está dominado por compañías y capitales de origen francés; se otorgaron en concesión 3,2 millones de hectáreas a 3 compañías estrictamente francesas (4 concesiones), 1 compañía francesa-RC, 1 compañía malayo-francesa (2 concesiones), 1 compañía sirio-RC, 2 compañías libanesas y 2 compañías de la RC. En total, los capitales franceses intervienen en la explotación de casi la mitad de los bosques en régimen de concesión. La reciente llegada de WTK de Malasia ha determinado un cambio en el modelo de predominio europeo, aunque SESAM, la compañía que adquirió WTK a fines de la década de los 90, conserva algunos capitales franceses.

La producción total de madera aumentó en forma significativa durante la década de los 90 y continúa aumentando de acuerdo con las políticas de ajuste estructural. En 1993 la producción total de madera fue de 167.700 metros cúbicos y en 1999 alcanzó los 552.800 metros cúbicos. A pesar de los esfuerzos del gobierno por asegurar que la madera se procese dentro del país, la mayor parte de las exportaciones todavía consisten en madera sin procesar y la brecha sigue creciendo: en 1993 las exportaciones de madera sin procesar representaban el 56% del total de madera exportada y ese porcentaje se incrementó a 71% en 1999.

Las actividades forestales están causando impactos directos e indirectos sobre los bosques y pueblos que habitan en ellos. Debido a las dificultades de transporte y a los altos costos, el madereo es sumamente selectivo y sólo se cortan las especies más valiosas. Pero ese madereo selectivo lleva a que se abran grandes áreas de bosques a medida que las compañías avanzan bosque adentro en busca de la mejor madera. Las especies Sapelli, Obeche y Sipo son las más requeridas, pero en función del daño que se ocasiona a los árboles que las rodean, algunas estimaciones sugieren que el madereo selectivo produce daños a casi un 30% de los bosques de la RC.

Después de que los madereros abandonan la zona, por los caminos que ellos dejan llegan los cazadores furtivos y los nuevos pobladores, lo que aumenta el daño que sufren los bosques. Es interesante tener en cuenta que en la década de los 80 el gobierno francés, a través del Banco Africano de Desarrollo, financió la construcción de una ruta en el suroeste del país, que facilitó la entrada de las compañías madereras a los bosques. También es importante destacar que la mayor parte de las rutas construidas en el área occidental por los madereros han servido para satisfacer sus propios intereses y no los de las poblaciones locales. Las rutas entre la RC y Camerún, por ejemplo, pasan cerca de las concesiones otorgadas a la compañía francesa Thanry en los dos países.

Resulta evidente que el madereo beneficia a las compañías madereras, que exportan la mayor parte de su producción al mercado europeo donde se puede vender a precios altos. Pero resulta claro que el madereo no contribuye a elevar el nivel de vida de las poblaciones locales. A pesar de sus exportaciones de madera y diamantes, la República Centroafricana sigue siendo uno de los países más pobres de la región y sus 3,4 millones de habitantes tienen una expectativa de vida de solo 49 años.

Artículo basado en información obtenida de: Forests Monitor, "Sold down the river. The need to control transnational forestry corporations: a European case study", marzo de 2001.