República del Congo: empresas madereras extranjeras destruyen bosques y fuentes de sustento

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La República del Congo, a menudo conocida como Congo-Brazzaville, tiene una superficie total de 342.000 km2, 60% de los cuales está cubierto por bosques tropicales (21,5 millones de hectáreas), ubicados principalmente en la escasamente poblada zona norte del país. El bosque y sus recursos son la principal fuente de sustento de la mayoría de la población rural que habita esa zona.

Como parte de las políticas de ajuste estructural, y de acuerdo a las políticas de reforma macroeconómica prescritas por las agencias multilaterales de crédito, se está llevando a cabo la privatización de las instituciones forestales previamente paraestatales, a la vez que crece la penetración de las compañías transnacionales en el sector forestal. Entre las compañías extranjeras que operan en el país se encuentran Danzer (Alemania), Rougier (Francia), Feldmeyer (Alemania), el consorcio Boplac (Holanda-Dinamarca-Alemania) y Wonnemann (Alemania). Las exportaciones de madera, mayoritariamente de madera rolliza sin procesar, representan la segunda fuente de ingresos por exportaciones del país después del petróleo. El sector forestal proporciona el 10% de los puestos de trabajo formales y su contribución al PBI pasó del 1% en 1982 al 5% in 1996.

Aproximadamente la mitad de los bosques del país están clasificados como bosques productivos adecuados para la explotación maderera, realizada principalmente por empresas madereras multinacionales bajo la modalidad de concesión. Los bajos impuestos a la explotación forestal, los controles poco exigentes, la baja capacidad para hacer cumplir la normativa vigente, las irregularidades y la corrupción en la adjudicación y explotación de amplias concesiones, han atraído a las empresas forestales y han hecho prosperar las operaciones de madereo. Las especies principales a las que se apunta son Okoumé, Limba, Sapelli y Sipo.

La explotación de los bosques ha facilitado la caza comercial de animales silvestres, que está diezmando la fauna en varias zonas. La pérdida de biodiversidad producida por el madereo tiene consecuencias a largo plazo, tanto en el plano ecológico como en el social. Aunque el país tiene áreas protegidas, la capacidad para su vigilancia y control es mínima.

Las prácticas de las compañías forestales también han producido impactos sociales, incluyendo la discriminación de los habitantes locales que en general no han tenido acceso a una educación adecuada, por lo que no poseen las habilidades que requieren las compañías madereras. Los Pigmeos en particular, que son habitantes de los bosques y utilizan sus recursos para actividades de subsistencia, se ven doblemente afectados: su fuente de sustento está siendo destruida y encuentran difícil obtener empleos con remuneración razonable, ya que no son considerados confiables por las compañías madereras.

Las compañías no escuchan en forma adecuada a los pobladores locales, cuyas necesidades rara vez se respetan o se toman en cuenta, a menos que se realicen acciones directas, como por ejemplo el bloqueo de las rutas de madereo con barricadas.

Como siempre, la historia se repite, y las actividades con fines de lucro que benefician sólo a una rica élite transnacional y a sus acólitos locales destruyen el medio ambiente y las fuentes de sustento de los antiguos pobladores y guardianes del bosque

Artículo basado en información obtenida de: Forests Monitor, "Sold down the river. The need to control transnational forestry corporations: a European case study", marzo de 2001.