Sri Lanka: deforestación, mujeres y bosques

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Cuando decimos que la pérdida de bosques aumenta en todo el mundo, no estamos hablando simplemente de árboles. Estamos perdiendo no sólo los recursos físicos (plantas, animales e insectos), sino un tesoro irrecuperable de conocimiento local, que en Sri Lanka, como en muchos otros países, ha sido conservado principalmente por las mujeres. Sin embargo, la contribución de las mujeres a los bosques se oculta detrás de sus tareas domésticas, dado que sus actividades vinculadas al bosque están directamente relacionadas con las tareas de actividades de mantenimiento del hogar. Los bosques proporcionan los tres elementos vitales para las mujeres: alimento, combustible y forraje.

Las mujeres han aprendido y enseñado durante mucho tiempo cuáles son las especies comestibles de los bosques, cuáles son medicinales, cuáles son de quema rápida o lenta, etc. En su participación en la supervivencia diaria, las mujeres de las zonas rurales tienen un gran saber sobre los distintos usos de los recursos naturales. Como tales, tienen el necesario potencial para planificar y diseñar, y tienen la capacidad para cambiar la presente situación negativa.

Sin embargo, las políticas de "desarrollo" y la creciente formalización de la propiedad de la tierra, generalmente por línea masculina, han contribuido mucho a empeorar la situación económica de las mujeres. Como los hombres tienen más posibilidades de desempeñarse dentro de la economía comercial, su relación con el bosque se basa casi exclusivamente en la producción de madera vendible. Las políticas gubernamentales se centran principalmente en la producción de madera y la plantación de árboles. El paradigma desde el cual operan es abrumadoramente tecnológico y su objetivo central consiste en cumplir con los requisitos del estado y no de las comunidades individuales. En la tierra que antes era usada por esas comunidades, hoy se han establecido sistemas de producción de cultivos compartimentados orientados al mercado, creándose así una oposición entre el sector forestal oficial y los pobladores locales.

El trabajo informal de las mujeres, que es esencial en la supervivencia de los hogares, no es reconocido. Por ejemplo, la deforestación ha significado que el tiempo y la energía que se gasta en la recolección de leña haya aumentado enormemente. No solamente las mujeres tienen que caminar más para encontrar menos, sino que llevan pesadas cargas a lo largo de distancias grandes (hasta 35 kgs durante 10 kms), lo que perjudica su salud. La necesidad de conservar la leña entonces afecta la dieta familiar, disminuyendo su variedad y su contenido nutricional, lo que acrecienta el efecto negativo en el deterioro de la salud. Ésta es solamente una de las variadas tareas que se ha vuelto más difícil a consecuencia del avance de la deforestación.

Cada vez más las mujeres tienen que realizar trabajo pago adicional fuera de sus hogares, trabajando en plantaciones de tabaco o de té. Las plantaciones actúan en competencia directa con las mujeres en la obtención de leña, como por ejemplo, en la que se utiliza para el secado del tabaco. Los hombres son responsables por la obtención de la leña industrial, en tanto que la recolección de leña para el hogar es un trabajo que es dejado para las mujeres.

En esta situación, los huertos de las mujeres, casi la única área en donde éstas conservan su autonomía, adquieren una importancia creciente y las mujeres reaccionan ante los cambios en la situación aumentando la diversidad de las plantas y árboles que cultivan ellas mismas, lo que representa otra de sus contribuciones a la conservación de la biodiversidad..

Sin embargo, como propietarios legales de la tierra, los hombres pueden decidir vender los árboles como cultivo comercial, y los hombres son el punto focal a la hora de recibir los subsidios y los servicios. Por esto, las políticas de desarrollo deben necesariamente cambiar e incluir las necesidades y los conocimientos de las mujeres dentro de una estrategia holística. No solamente porque esto sería más igualitario, sino porque sería mucho mejor para asegurar el uso sustentable del bosque.

Artículo basado en información obtenida de: Anoja Wickramasinghe, Deforestation, Women and Forestry. The case of Sri Lanka, revisado por Clare Hillyard Melia.