Sudáfrica: mientras las plantaciones avanzan, cada vez son más quienes advierten sobre su peligro

Imagen
WRM default image

Un amplio espectro de grupos ambientalistas y de la comunidad, organismos de investigación y tomadores de decisiones del gobierno y la industria se reunieron en Nelspruit, Sudáfrica a mediados de noviembre para discutir un tema candente: el impacto de las plantaciones para madera.

La conferencia, titulada “Plantaciones para madera: impactos, visiones futuras y tendencias mundiales” fue auspiciada por GEASPHERE en colaboración con la coalición TimberWatch y tuvo lugar el 13 y 14 de noviembre. Este evento representó una posibilidad para que ambientalistas y partes interesadas -que cada vez son más- pudieran expresar su creciente preocupación, a la vez que les permitió interactuar con representantes del gobierno y la industria, en la discusión de los temas polémicos y buscar una base común sobre la cual elaborar una visión “forestal” para el futuro.

Los participantes temen el impacto continuo de lo que un propietario de tierra local describió como: "miles de millones de pinos, acacias y eucaliptos sedientos disfrazados de "bosques", que cubren con un manto de esterilidad grandes áreas de Mpumalanga, KwaZulu Natal y otros lugares, para producir celulosa, tablas y postes para beneficio de los accionistas de las empresas. Los resultados negativos superan a los beneficios."

Uno de los oradores centrales fue el Profesor Braam van Wyk de la Universidad de Pretoria, que se refirió a las amenazas a las que está sujeto un recurso extramadamente valioso: "Las praderas del sur de África: aspectos de su biodiversidad, dinámica y manejo". Destacó que en países tradicionalmente productores de madera, las plantaciones se usan para producir árboles madereros mediante la modificación de un recurso natural, como es el caso de los bosques boreales del hemisferio norte, de los que se extrae madera en forma selectiva o por corta a talarasa y son replantados con especies nativas de esa parte del mundo.

Pero según afirmó, "en el sur de África destruimos un recurso natural antes de crear otro recurso, que luego debe ser mantenido en forma artificial. ¿Qué estamos destruyendo?", preguntó. "¿Se compensa lo que destruimos con lo que lo reemplazamos?"

Según afirmó el Profesor, pastizales es un nombre poco adecuado, porque la mayoría de la flora de este bioma son hierbas, arbustos y flores silvestres, constituyendo los pastos apenas un 11 por ciento de la diversidad vegetal en algunas praderas, en particular en los pastizales de montaña del noreste, donde ha tenido lugar la "forestación" más extensiva. El bioma de praderas alberga alrededor de 4.000 especies vegetales (en comparación con un país como Suecia que tiene 1.700 especies vegetales), por lo que constituye un recurso genético muy valioso. Además las plantas crean un hábitat -lugar donde vivir- para otras especies. Muchos animales endémicos del bioma de pradera están seriamente amenazados por la destrucción de su hábitat. Los anfibios de la región central de KwaZulu Natal han sido gravemente afectados -algunas especies incluso pueden haberse extinguido- debido a la destrucción excesiva de la pradera.

Un componente esencial del manejo de la pradera es el fuego, conocido como la "sangre vital" de los pastizales. "Si no hay fuego, no hay praderas. Obviamente, el manejo de los bloques de las plantaciones industriales para madera excluye este regenerador vital, por lo que la destrucción de la pradera es total.

La destrucción de la pradera causada por el arado de la tierra o el establecimiento de plantaciones para madera se considera irreversible, porque las praderas, culminación de millones de años de superposición de distintos tipos de vegetación uno sobre otro, no pueden ser recreadas.

Los eucaliptos, las acacias y los pinos son conocidos por la cualidad "hidrofóbica" que inducen en los suelos. Una capa cerosa reviste los granos de arena y reduce la penetración de agua. Este efecto es agravado por el fuego. Los pastizales sin embargo, permiten un aumento de la retención del agua y ayudan a evitar las inundaciones.

La mayoría de los estudios sobre praderas se han centrado en las especies de pasto importantes para la producción ganadera. Por esta razón "no sabemos prácticamente nada sobre el valioso bioma de pradera", explicó Van Wyk. "¿Debemos continuar destruyéndolo?"

En sus viajes por zonas rurales el profesor ve fila tras fila de monocultivos de eucaliptos y pinos -establecidos recientemente- en ecosistemas primarios de pradera. Esto constituye un problema que la industria forestal debe admitir, afirmó, y debe dialogar con las partes afectadas para encontrar una solución. Llamó al lanzamiento de un Día Nacional de la Pradera, para generar conciencia sobre el tema y para aprender a valorarla.

David Lindley, de Proyecto de Humedales de la empresa Mondi, habló sobre el manejo de humedales dentro de la industria forestal. Presentó un documento que afirma que la Mondi Timber Company se ha comprometido a extraer todos los árboles plantados en humedales y zonas riparias para el 2010.

El investigador Dirk Versfeld presentó las líneas generales de un programa para que la industria maderera se reconvierta y gradualmente pase a plantar especies nativas de madera dura o "madera de crecimiento lento", lo que representa una inversión a largo plazo y de gran valor. Versfeld es coautor junto a Mike Warren del documento "Indigenous Forestry Alternatives for Rural Development" (Alternativas de manejo de bosques indígenas para el desarrollo rural). (Se puede solicitar una copia enviando un mensaje de correo electrónico a owen@soft.co.za ).

Nhlanhla Msweli de Campaña de Swazilandia contra la Pobreza y la Desigualdad Económica (Swaziland Campaign against Poverty and Economic Inequality - SCAPEI) se refirió al impacto de las plantaciones para madera sobre los pobladores rurales de Swazilandia, donde grandes áreas de pradera han desaparecido bajo los monocultivos de árboles, negando a los pobladores locales una opción de sustento.

En una plantación para madera no se puede apacentar ganado, no se pueden plantar alimentos ni se pueden cazar animales. Pobladores que vivían en forma sustentable, usando su medio ambiente natural practicando la agricultura de subsistencia, han sido arrancados de su tierra y desplazados a las montañas, donde no pueden mantener su estilo de vida. Msweli se refirió a los salarios bajos y a la reducción de puestos de trabajo en la industria forestal, en combinación con la contaminación del aire y el agua en las cercanías de las fábricas de papel. Lamentó que las grandes corporaciones multinacionales sigan anexando y explotando la tierra en beneficio de accionistas multinacionales, y en detrimento de los pobladores locales.

George Dor del movimiento Jubileo Sudáfrica realizó una intervención titulada: "Deuda ecológica: reparaciones de daños causados por la industria, la minería, las grandes represas y la explotación forestal". Resaltó que las grandes deudas que muchos países en desarrollo se esfuerzan por pagar a instituciones como el Banco Mundial y el FMI a menudo fueron generadas para financiar proyectos que produjeron beneficios insignificantes para los pobladores del país prestatario, y ahora son un lastre que impide su desarrollo.

Es necesario contraer nuevos préstamos para financiar la vieja deuda, pero los nuevos préstamos vienen con condiciones que benefician a las corporaciones de los países prestamistas. En Sudáfrica, actividades como la minería, la construcción de grandes represas, el establecimiento de plantaciones industriales de árboles y el desarrollo del turismo benefician directamente a las corporaciones de los países del norte, a menudo a expensas de los pueblos y el medio ambiente del Sur. La "deuda ecológica" es lo que los países del Norte "deben" a los del Sur debido a la destrucción ecológica. En forma similar, las grandes corporaciones tienen una "deuda" con los pobladores afectados por sus actividades. Dor destacó que los movimientos sociales y ambientales trabajan sin conexión entre sí; deben trabajar en red y en forma mucho más estrecha en torno a los temas comunes.

Maria Rydlund de la Sociedad Sueca para la Conservación de la Naturaleza (SSNC) vino especialmente desde Suecia para la conferencia y aportó una perspectiva internacional. Se refirió a los impactos de las plantaciones de monocultivos de árboles en muchos países en desarrollo como Indonesia, Tailandia y Brasil. La mayoría de la madera producida en el hemisferio sur se destina a satisfacer las necesidades de los consumidores del norte. Los pueblos de los bosques del sur son desplazados para dar lugar a plantaciones de monocultivos de árboles de propiedad privada, de las cuales obtienen muy pocos beneficios reales. Ya no se trata de bosques: tienen mucho más en común con un monocultivo agrícola.

El abogado especializado en derechos humanos Richard Spoor explicó cómo el marco legal les permite a las corporaciones externalizar los costos. El sistema legal ha sido heredado de los romanos hace 2.000 años, cuando había abundancia de agua, suelos y vida silvestre. Al ejercer sus "derechos legales" a la propiedad y al beneficio propio, las personas podían destruir el ambiente natural sin temor al castigo de la ley. Esta actitud persiste hasta hoy en día, en que las personas afectadas por la gran empresa "en ejercicio de su derecho a la propiedad y al beneficio" no tienen ningún recurso legal a su alcance para reclamar una compensación por sus pérdidas. Spoor argumentó que los verdaderos costos de la industria maderera no se toman en cuenta. Cuando se seca el agua en una finca situada aguas abajo de una gran plantación de árboles, la pérdida que sufre el agricultor debe ser asumida por la industria maderera. El impacto que tiene la contaminación de las fábricas de celulosa en los agricultores y otros usuarios situados aguas abajo debe ser cuantificado. Los pobladores desplazados de sus tierras, que pierden su forma de sustento, deben ser compensados. Si todos estos costos ocultos fueran cuantificados, quedaría en evidencia que la industria maderera es una inversión muy poco rentable. Spoor exhortó a aumentar el activismo ambiental, social y legal, apuntando a aumentar el nivel de conciencia de la gente sobre la importancia del impacto de las grandes industrias sobre nuestro medio ambiente natural y social, y sus costos reales para la sociedad.

Wally Menne de la coalición TimberWatch informó sobre el reciente Congreso Forestal Mundial, y se refirió a las enormes diferencias existentes entre bosques y plantaciones. Explicó los impactos físicos que tiene el manejo de plantaciones sobre los sistemas de bosques locales, tales como la pérdida de biodiversidad, la erosión debido a la extracción de madera, y el grave impacto sobre las fuentes de agua. Las plantaciones son conocidas con el nombre de "ladronas" de agua, porque consumen más cantidad de agua que la que proporcionan las lluvias, explicó Menne.

Morne Lizamore del Departamento de Asuntos Hídricos y Bosques (Department of Water Affairs and Forestry - DWAF) realizó una presentación resumiendo las reglamentaciones a las que está sujeta la industria forestal, y los procesos de obtención de licencias para establecer plantaciones de árboles. La legislación sudafricana permite una amplia participación pública afirmó, y más personas deben sentirse empoderadas para formar parte del proceso y realizar intervenciones informadas sobre las inversiones que tendrán impactos sobre su medio ambiente.

La industria estuvo representada por Mike Edwards, Director Ejecutivo de la Asociación de Productores Forestales de Sudáfrica. En su intervención afirmó que debido al aumento de la demanda, la industria necesita establecer otras 250.000 hectáreas de monocultivos industriales de eucalipto para satisfacer la demanda creciente de celulosa, pero que el obstáculo principal para este crecimiento sería la disponibilidad de agua y suelos. También, la industria perdería una cantidad importante de árboles a extraer de humedales, zonas riparias y áreas plantadas en forma ilegal para poder cumplir con la legislación y las reglamentaciones de certificación. Mencionó que la industria utilizaría cada vez más programas "de plantación por terceros" para obtener su materia prima. Edwards expresó el compromiso de la industria con el manejo sustentable y la transparencia, y agradeció a los organizadores por la oportunidad de contribuir al evento.

Linda Mossop, Directora Ejecutiva del Departamento Forestal en el DWAF, compartió el estrado con Mike Edwards y se alineó fuertemente del lado de la industria, haciendo uso de la oportunidad para agradecer públicamente a la industria por su apoyo, especialmente en relación al programa de "forestación" del gobierno en Eastern Cape y KwaZulu Natal, por medio del cual el gobierno pretende "abrir la industria" a nuevos actores. También agradeció la oportunidad de dialogar y propuso la realización de nuevos talleres centrados en los impactos específicos de las plantaciones.

Durante las discusiones realizadas después de las presentaciones, algunos participantes expresaron su desacuerdo con la forma enfática en que el gobierno apoya a la industria "forestal". Creen firmemente que el DWAF debería actuar más como regulador y menos como promotor de las plantaciones de árboles en Sudáfrica.

El segundo día del evento los participantes viajaron por áreas de pradera de montaña del noreste, donde extensas plantaciones de eucalipto y pino cubren grandes zonas de las tierras altas de Mpumalanga. Se señalaron distintos problemas prácticos, por ejemplo, la plantación ilegal de árboles en áreas de humedales y zonas riparias. En el viaje se recorrió también parte de las miles de hectáreas de plantaciones destruidas recientemente en uno de los incendios más grandes de la historia, que causó pérdidas masivas a la industria y daños graves a los suelos.

Por Philip Owen, Geasphere, correo electrónico: owen@soft.co.za (Es posible solicitar el documento conteniendo las presentaciones y actas de la reunión del 13 de noviembre en la dirección owen@soft.co.za )