Tailandia: el gobierno quiere expulsar a las comunidades étnicas Pang Daeng para favorecer al turismo y las plantaciones de árboles

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La Sra. Mai, miembro de la comunidad étnica Palaung y madre de tres niños, habitante del poblado de Pang Daeng en el norte de Tailandia, está acampando frente al Ayuntamiento de la ciudad de Chiang Mai desde hace ya varias semanas. Junto con varios cientos de pobladores de su comunidad, solicitan al gobernador de Chiang Mai que libere a su esposo, Tan Bortuk, y a otros habitantes del poblado.

El 23 de agosto de 2004, el Departamento Real de Bosques (RFD, por sus siglas en inglés) arrestó y encarceló a Tan Bortuk y a otros 47 habitantes étnicos del poblado de Pang Daeng, entre ellos ancianos y mujeres embarazadas, acusándolos de invadir en forma ilegal la Reserva Nacional de Chiang Dao. El 9 de setiembre siguiente, el Tribunal Provincial de Chiang Mai liberó a 48 pobladores étnicos bajo fianza y las audiencias preliminares del caso tendrán lugar el próximo mes.

A lo largo de los años, la persecución y represión del RFD contra las comunidades locales se ha generalizado, en particular contra las minorías étnicas que habitan en las reservas nacionales de bosques, mientras el Estado trata de clasificar las tierras boscosas como parques nacionales, o rehacerse de las tierras de los poblados para cederlas a emprendimientos turísticos o para establecer plantaciones de árboles.

Pero para la pequeña comunidad de Pang Daeng, integrada por las minorías étnicas Lahu, Lisu y Palaung, y ubicada en el bosque Chiang Dao de la provincia de Chiang Mai, los arrestos son una pesadilla recurrente.

Los primeros comenzaron en 1988, cuando el RFD encarceló a 19 pobladores Palaung de Pang Daeng. En 1998, el número subió a 56, e incluyó a pobladores Lahu, Lisu y Palaung; después se desestimaron las acusaciones y se liberó a los pobladores con la condición de que la comunidad dejara sus tierras. Ahora, en agosto de 2004, nuevamente fueron encarcelados 48 pobladores de Pang Daeng.

La Sra. Mai explica que “los métodos son siempre los mismos. Tarde en la noche o temprano en la madrugada, invaden el poblado cientos de soldados y fuerzas de la policía de frontera fuertemente armados, acompañados por funcionarios del departamento forestal. Irrumpen en las casas y se llevan a los pobladores a los camiones que los esperan. A menudo los funcionarios dicen que se los llevan a una ‘reunión’ o que ‘el gobierno les proporcionará mantas gratis’.”

Los arrestos son al azar y nadie está libre de caer en la redada: en 1998, un muchachito de 14 años del poblado vecino de Pang Tong fue detenido cuando regresaba a su hogar tras visitar por un día la comunidad de Pang Daeng para prendar la motocicleta de su familia; este año fue arrestada una mujer Palaung embarazada.

Tan Bortuk, de 45 años, fue arrestado en 1998 y liberado casi un año después. Ahora está nuevamente preso. Mai no podría pagar ni siquiera los 40 bahts (US$1) necesarios para visitarlo en Chiang Mai; la fianza fijada en 200.000 bahts (US$ 5.000), está completamente fuera de sus posibilidades.

La persecución permanente del estado ha impuesto a la población de Pang Daeng una escasez grave de alimentos en la medida que no pueden reanudar sus tareas cotidianas trabajando como mano de obra contratada en huertos y arrozales o en el turismo en Chiang Dao. El miedo ha llevado a muchos a dormir en pequeños grupos en el bosque, en vez de hacerlo en el poblado.

Son varias las razones por las que el estado insiste en cargar sus baterías contra la comunidad de Pang Daeng, pero la principal es la variedad de intereses económicos involucrados: importantes grupos empresariales tailandeses del distrito de Chiang Dao quieren construir centros turísticos y otros tipos de infraestructura en el magnífico paisaje montañoso de esa zona, y además expandir los huertos frutales; el RFD quiere la zona para establecer plantaciones comerciales de árboles de teca y de otras especies; a esto se suma el madereo ilegal descontrolado que llevan a cabo actores influyentes de fuera de la zona.

El turismo se ha expandido rápidamente en Chiang Dao desde 1995. Las montañas Chiang Dao son muy conocidas por su hermoso paisaje; entre los arrozales se yergue hacia el cielo el enorme pico de roca caliza Doi Luang de 2.195 metros de altura; el relieve centenario de piedra caliza de la zona cuenta con vastos túneles y cuevas diseminadas por todas las montañas. Considerando la gran cantidad de dinero que mueve el turismo, el estado y los grupos empresariales preferirían que la comunidad Pang Daeng fuera desalojada de la zona para edificar más centros turísticos, plantaciones frutales y de árboles.

Muchos pobladores Palaung se trasladaron desde Birmania a través de la frontera con Tailandia para escapar al trabajo forzado al que los sometían las fuerzas armadas birmanas. Irónicamente, sin embargo, después de que se instalaron en Tailandia, el RFD comenzó a utilizarlos como mano de obra no remunerada en sus proyectos de “reforestación”.

Aai Sangoii, de 32 años, que fue arrestado una vez en 1998, afirma que: “el RDF nos entregó algunas tierras y nos contrató para reforestar 600 rai (aproximadamente 600 hectáreas) con teca en el poblado de Pang Daeng Nai. Pero aunque plantamos los brotes que nos dieron, solo nos pagaron con algo de dinero para comer, nunca por nuestro trabajo”.

“El año pasado, el RFD proporcionó a los pobladores de Pang Daeng 1.000 brotes de teca y otras especies y les pidió que los replantaran en los bosques circundantes. Los pobladores caminaron largas distancias hasta llegar a las áreas de bosque y la tarea les llevó 5 días. Unos días después el Ministro de Recursos Naturales visitó la zona y dijo que los pobladores eran un buen ejemplo de cooperación con el gobierno. No sabemos si los brotes sobrevivieron”.

Kingkorn Na Ayuthaya, de la Fundación de Desarrollo del Norte, en Chiang Mai, declara que “la mayor parte de los proyectos de reforestación del RFD nunca están destinados verdaderamente a recuperar los bosques degradados, sino solamente a obtener un gran presupuesto. Los funcionarios utilizan algo del dinero para los brotes y pagan a los pobladores locales para que los replanten. Pero habitualmente existe muchísima corrupción. No causa sorpresa que muchos proyectos de reforestación fracasen y que los árboles que se plantan no duren mucho”.

Son pocos los habitantes de Pang Daeng que tienen ciudadanía tailandesa plena, ya que la población está compuesta por inmigrantes comparativamente nuevos en la zona. Muchos de ellos arribaron a comienzos de la década de 1980, y por tanto tienen pocos recursos legales en el marco de las leyes que protegen a los ciudadanos tailandeses. Los funcionarios forestales deseosos de cumplir “las metas anuales de reforestación” o de demostrar su celo oficial en la protección de los bosques de montaña, explotan esta situación.

Las políticas forestales en Tailandia tienen un sesgo subyacente de prejuicio racial y étnico. Los funcionarios estatales y los pobladores tailandeses de las tierras bajas encuentran en las minorías étnicas de las montañas un chivo expiatorio conveniente para los problemas ecológicos que afectan a las cuencas del norte de Tailandia. En particular desde fines de la década 1980, el aumento de la escasez de agua ha llevado a las comunidades agrícolas tailandesas de las tierras bajas a presionar a las comunidades étnicas que viven y cultivan las tierras altas para que abandonen la zona como forma de “proteger las cuencas de las tierras altas”. Esto a pesar de que la escasez de agua en general responde fundamentalmente a un aumento de los cultivos comerciales y la horticultura en las tierras bajas y a la expansión de las áreas urbanas, los campos de golf y los centros turísticos, y no a la agricultura que practican las comunidades étnicas que viven en las montañas.

Kingkorn Na Ayuthaya agrega: “la comunidad Pang Daeng es un blanco fácil para que los funcionarios del gobierno, motivados por razones étnicas o raciales, demuestren que están protegiendo los “bosques de montaña” de las “tribus montañesas”.

Esta vez, los arrestos en la comunidad de Pang Daeng sirven además a los propósitos de una agenda aún más insidiosa del RFD. Desde la década de 1990, los movimientos de pobladores rurales aliados con organizaciones no gubernamentales luchan por lograr un reconocimiento más decidido de los derechos de los pobladores de los bosques. La Constitución de Tailandia de 1997 contiene varias disposiciones que protegen a las comunidades dependientes de los bosques y a las minorías étnicas. Pero si el RFD puede convencer a la corte de librar una orden de desalojo de la comunidad de Pang Daeng por invasión del bosque, obtendrían un precedente legal que alentaría al estado a efectuar nuevos arrestos y a continuar con la política de intimidación de las comunidades de los bosques y los grupos de minorías étnicas en todo el territorio de Tailandia.

Los pobladores étnicos de Pang Daeng no están dispuestos a abandonar sus tierras y trasladarse fuera de la zona. La comunidad ha elevado su petición al Primer Ministro, las oficinas de las Naciones Unidas en Bangkok, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Consejo Nacional de Abogados. Las organizaciones de la sociedad civil han apoyado a la comunidad a través de campañas financieras para colaborar con los miembros de las familias de los pobladores detenidos.

La Sra. Anchalee Ponkleang del grupo no gubernamental IMPECT (que trabaja en educación y cultura con las poblaciones de montaña) declaró: “exigimos que el gobierno provincial cree un comité que resuelva los problemas del bosque a largo plazo. El gobierno tiene que dar solución al tema de la ciudadanía y asegurar los derechos a la vivienda y a las tierras de cultivo de la comunidad de Pang Daeng”.

Por: Noel Rajesh, correo electrónico: noelrajesh@yahoo.com , y Helen Leake, International Alliance of Indigenous Peoples (Secretaría de Chiang Mai), correo electrónico: helen@international-alliance.org