Tailandia: un paso adelante en la resolución de un conflicto

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En el norte de Tailandia existe un conflicto entre ciertos grupos de las tierras altas y de las bajas respecto del uso de los recursos naturales. Muchos habitantes de las tierras bajas acusan a grupos minoritarios de las tierras altas de estar afectando sus fuentes de agua, al practicar una agricultura insustentable que lleva a la deforestación, a la que se considera responsable de la disminución del suministro de agua y del aumento de la sedimentación en los cursos a causa de la creciente erosión. La solución que se propone: sacar a estos grupos minoritarios de la zona. Obviamente ello resulta inaceptable para estos últimos, por lo que el conflicto ha persistido durante varios años.

Con la finalidad de lograr soluciones equitativas al problema, algunas organizaciones --incluyendo al Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales-- organizaron un simposio internacional, que tuvo lugar en Chiang Mai en marzo pasado. Entre los participantes se incluyeron expertos internacionales en manejo de cuencas y áreas protegidas, así como representantes del Real Departamento Forestal, funcionarios oficiales, académicos, conservacionistas y organizaciones locales. Una vez finalizado el simposio, los participantes visitaron la zona de conflicto y pudieron escuchar in situ los puntos de vista de pobladores locales, tanto de las tierras altas como de la llanura.

El principal logro del encuentro fue abrir un espacio de discusión de los diferentes puntos de vista y aportar al debate la experiencia de otros países, así como los resultados de recientes investigaciones. El simposio concluyó en que la solución del problema no es tan simple como parecía en un principio a algunos de los grupos de las tierras bajas y que, por lo tanto, la solución no podía ser simplista.

De la visita a la zona de conflicto llegamos a las siguientes conclusiones:

1) La erosión de suelo en la zona de montaña constituye un problema importante para los usuarios aguas abajo, pero la principal causa de la erosión no parece ser la deforestación, sino un sistema de caminería mal construído.

2) Parte del problema en las áreas de montaña ha sido el reasentamiento forzado de la población que solía realizar prácticas de agricultura itinerante que resultaban sustentables, pero que ahora se ve obligada a practicar una agricultura de carácter permanente, la cual implica algunos impactos ambientales.

3) El uso del agua, en especial por parte de los pobladores de las tierras bajas, ha aumentado drásticamente como consecuencia de la expansión de los cultivos comerciales y de los huertos frutales de exportación en dichas tierras. La escasez de agua padecida por los usuarios tierras abajo en los últimos años se ha debido en gran medida al incremento en el uso de agua destinada a los cultivos agrícola y frutícola.

4) Se han construido una serie de represas a lo largo del tramo inferior del sistema hidrológico en cuestión, y a su vez hay muchos canales de irrigación que desvían el agua, lo que ha provocado un impacto sobre las fuentes del elemento en las zonas bajas.

En suma, lo que resulta claro es que, aún si los pobladores de las tierras altas fueran removidos de su territorio, tal solución injusta no resolvería el problema. Por tanto, es necesario continuar los esfuerzos para reunir a la gente y facilitar un proceso para el logro de soluciones verdaderas y equitativas a una cuestión que se está convirtiendo en un problema creciente tanto para los pobladores de las tierras altas como para los de las bajas. Esperamos sinceramente que el simposio internacional realizado recientemente signifique un paso adelante en ese sentido.

Por: Secretariado Internacional del WRM