Aceite de Palma
La palma aceitera es originaria de África occidental. Su cultivo es importante para las comunidades que dependen de los bosques, para sus culturas y economías. Sin embargo, los monocultivos de palma aceitera a gran escala destinados a la producción industrial (aceite y agrocombustibles) han sido un agente de deforestación y acaparamiento de tierras en el sudeste asiático. Más recientemente, los monocultivos de palma aceitera también impulsan la destrucción en África y América Latina.
La resistencia contra las plantaciones industriales de palma aceitera en África occidental y central
Comunidades en África occidental y central deben confrontar los impactos de las plantaciones industriales de palma aceitera. Con la falsa promesa de traer ‘desarrollo’, las empresas, con el respaldo del gobierno, obtuvieron millones de hectáreas.
La opresión patriarcal es inseparable del modelo de plantaciones industriales y es la base de cómo las empresas generan beneficios. Las compañías intimidan a las mujeres, en especial por su rol primordial en la vida de la comunidad.
El WRM habló con aliadas y aliados de Brasil, Gabón, India, México y Mozambique, para escuchar y aprender en conjunto sobre sus entendimientos del desarrollo.
¿Por qué los gobiernos de post-coloniales de África no desmantelaron el modelo de plantación colonial de explotación y extracción? Una pieza clave en esto está en los archivos del Banco Mundial.
¿Cuáles son las experiencias de las comunidades que viven dentro y en torno a las plantaciones de las empresas comprometidas con la “deforestación cero”? ¿Cómo pueden estas empresas seguir expandiéndose sin deforestar en países con gran cobertura de bosques?
La compañía OLAM se ha asegurado el acceso a 500.000 hectáreas de tierra en Gabón, un país con 85% de cobertura forestal, para el establecimiento de plantaciones de palma aceitera a gran escala. ¿Cómo puede entonces OLAM afirmar que sigue un compromiso de “cero deforestación”?
Lo que los esquemas de certificación para plantaciones de árboles tienen en común es que inicialmente generaron muchas expectativas. Sin embargo, lo que la RSPO y el FSC también tienen en común es que no van a cumplirlas.
Aldeanos en Costa de Marfil están atrapados en contratos con la empresa Dekel Oil, la cual, con promesas engañosas, les ha dejado creer que se volverían ricos autorizando a la empresa a establecer sus monocultivos de palma aceitera.
La expansión de las plantaciones industriales de palma aceitera gestionadas por la empresa OLAM perjudicó de manera especial a la aldea de Sanga, en el sur de Gabón.