Banco Mundial y otras instituciones financieras
“Alivio de la pobreza”, “sostenibilidad”, “prosperidad” y “desarrollo” son palabras clave en los materiales de relaciones públicas del Banco Mundial, su brazo privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI) y otros organismos financieros de desarrollo. En realidad, las políticas, programas y proyectos promovidos por estas instituciones han provocado una y otra vez mayor pobreza, violencia y destrucción de bosques.
133 organizaciones y 101 personas de 56 países enviaron una carta abierta al Consejo del Fondo Verde para el Clima el 8 de marzo de 2020. En especial, piden el rechazo de una solicitud de financiamiento del Fondo Arbaro
Digamos al Consejo del Fondo Verde para el Clima que responda NO a las solicitudes de financiación que promueven monocultivos de árboles, en especial, a la solicitud realizada por el Fondo Arbaro para el financiamiento de su llamado “Fondo de Silvicultura Sostenible”.
Este artículo destaca algunos conceptos que suelen presentarse como positivos pero que en realidad sirven intereses económicos que perjudican a los bosques y comunidades.
Este boletín destaca las amenazas involucradas en la llamada “transición energética” y expone el sucio secreto de expansión exponencial de la minería en el Sur global como consecuencia de la demanda masiva de energía “verde”.
Un oxímoron describe “una frase o declaración que parece decir dos cosas opuestas”. El Banco Mundial tiene mucha experiencia con ellos.
Éstas son buenas noticias para los bosques, sus pueblos y el clima, porque la propuesta de la CFI buscaba subsidiar un mercado de carbono para créditos REDD+ del sector privado para los cuales no hay demanda ni justificación.
Más de cien organizaciones firmaron esta carta abierta a los miembros la Junta del Fondo Verde para el Clima, que se reunirá entre el 12 y el 14 de noviembre y decidirá sobre financiamientos para REDD+.
La construcción de carreteras, líneas ferroviarias y otra infraestructura que vincula los centros de producción y extracción de recursos con las zonas de consumo, tiene estrecha relación con una planificación elitista, profundamente antidemocrática.
A pesar de que el gobierno de Brasil anunció recortes a sus medidas contra la deforestación, el Fondo Verde para el Clima le otorgó 96 millones de dólares por supuestas reducciones de emisiones en la Amazonia brasileña.
La creación de la Reserva de la Biósfera Maya viene legitimando un modelo destructivo: proyectos de infraestructura y energía de la mano de Áreas Protegidas “sin gente”. Mientras que las ONGs conservacionistas engordecen sus carteras, las comunidades campesinas e indígenas son desplazadas o condicionadas a depender de las ONGs y el mercado.
El gobierno de Laos ha decidido hacer del país “la batería de Asia”. Para ello ha construido una serie de grandes represas hidroeléctricas a lo largo del río Mekong que vienen causando el despojo de miles de personas.