Burundi: conservación de los bosques contra la gente

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Burundi es un país sin salida al mar cuya superficie alcanza los 27.834 km². Además de sufrir las secuelas de una prolongada guerra civil que ha cobrado la vida de miles de civiles, Burundi es un campo de batalla para el ejército de Rwanda y las milicias del Congo.

La población de Burundi supera los cinco millones y está distribuida geográficamente en forma despareja; muchas poblaciones han sido desplazadas por la crisis económica y la guerra y obligadas a cambiar su forma de subsistencia.

Tras las sucesivas colonizaciones holandesa y belga, a las que se añaden divisiones pre-coloniales y problemas entre los propietarios de la tierra y los agricultores de las comunidades, este país carga con un antiguo legado colonial. La falta de acceso a la tierra ha sido una importante causa de deforestación. Los bosques, antes extensivos, constituyen hoy el 9% de la superficie total de tierras.

El gobierno de Burundi, sin atacar las verdaderas causas del problema y aceptando la destrucción como hecho consumado, ha prohibido recientemente a un grupo de agricultores de la provincia de Cibitoke el acceso a la reserva natural del bosque de Kibira, un bosque de montaña que abarca 40.000 hectáreas, aduciendo que la agricultura había llevado a la destrucción del bosque en tal medida que la zona "podría convertirse en un desierto".

Este es el enfoque típico de un gobierno presionado por el capital mundial con intereses en la prospección biotecnológica y el turismo, que pretende establecer reservas forestales y parques nacionales vacíos de gente, como islas perdidas en medio de un contexto de devastación.

"En [la norteña provincia de] Kirundo la gente se está muriendo debido a la escasez de alimentos; nos preocupa que el gobierno no nos permita cosechar nuestros cultivos en la zona de Masango y sin embargo no haya sido capaz de alimentar a todas las personas que se mueren de hambre en Kirundo", dijo el representante de los agricultores Michel Niyonsaba, de 44 años.

Niyonsaba añadió que las fuertes lluvias recientes habían destruido sus hogares y algunos de sus cultivos, pero que el gobierno no los había ayudado. La severa escasez de alimentos que asola el norte de Burundi afecta a más de medio millón de personas e incluso ha causado la muerte de algunas. Uno de los principales motivos es la disminución de las lluvias.

La prohibición afecta a todas las actividades agrícolas en la zona de Mirundi de la Comuna de Bukinanyana. El presidente Niyindereye declaró que la administración local también pondría fin a la agricultura en la zona de Ruhororo de la Comuna de Mabayi, en especial en la frontera con Rwanda y en el bosque natural de Nyungwe.

En protesta contra la prohibición de sembrar, los agricultores expresaron que las tierras que cultivaban habían sido otorgadas a sus mayores en 1954. Añadieron que se los expulsó de la reserva en 1980, cuando se proyectaron los parques nacionales del país.

"Yo tenía trece años cuando nos echaron", dijo Niyonsaba. Desde entonces, continuó, intentaron a menudo regresar a las tierras en los fértiles bosques, enfrentándose siempre a la resistencia oficial.

Un funcionario del Instituto nacional de conservación del medio ambiente y la naturaleza (Institut National de la Conservation de l' Environnement et de la Nature, INCEN) dijo que la mayor parte de la destrucción forestal de la zona había comenzado a fines de 2004, luego de que el gobernador (que ahora ha sido separado de su cargo), distribuyera tierras de los bosques a vecinos agricultores. Según el funcionario, la prohibición fue impuesta en un momento en que muchos de los agricultores aún no habían sembrado sus semillas.

Parte del bosque se destruyó también durante la guerra civil de Burundi, que duró una década, cuando las fuerzas de seguridad permitieron a las personas que vivían cerca de la carretera entrar a los bosques para limpiarlos de los arbustos donde se sospechaba había rebeldes escondidos.

En la larga cadena de agentes responsables del desarrollo injusto, las víctimas finales son el eslabón más débil y son acusadas del desastre, dejándolas luego libradas a su suerte.

Artículo basado en información tomada de: “Burundi: Farmers decry eviction from forest reserve”, Integrated Regional Information Networks ( IRIN), http://www.irinnews.org/report.asp?ReportID=45447