La conexión de la crisis climática (y las llamadas ‘soluciones’) con las injusticias históricas y la opresión

Imagen
Portel, Pará, Brazil.
Portel, Pará, Brasil. Foto: WRM

Es innegable que los combustibles fósiles son la causa fundamental del caos climático. La base de poder de la mayoría de las empresas de petróleo, gas y carbón surgió en los países europeos y norteamericanos, asentados en los procesos históricos coloniales para acceder a depósitos de combustibles fósiles en otros lugares. Estas empresas y sus poderes coloniales siguen impulsando la crisis. La colonización de la tierra, el trabajo y las culturas permitió que la economía capitalista, con su dependencia de los combustibles fósiles, prosperara. La crisis climática evidencia así las redes de poder y opresión que se han tejido desde la colonización, ya que la dependencia de los combustibles fósiles se sustenta en las interconexiones y dependencias entre colonialismo, racismo, patriarcado y explotación de clase.

El Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) ha resaltado finalmente en su reporte de abril de 2022 lo que los movimientos de base han estado reclamando por décadas: poner fin a la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, las proyecciones indican que las compañías de petróleo y gas más grandes del mundo gastarán más de 930.000 millones de dólares en nuevas explotaciones de combustibles fósiles en tan solo 9 años. Se trata de empresas como Shell (Países Bajos/Reino Unido), Chevron (Estados Unidos), Eni (Italia), TotalEnergies (Francia) y ExxonMobil (Estados Unidos), así como empresas estatales como Gazprom de Rusia, Saudí Aramco, PetroChina y Equinor de Noruega. (1)

Peor aún. Las negociaciones y políticas climáticas de la ONU tales como las ‘soluciones basadas en la naturaleza’ o REDD+, permiten que gobiernos y empresas (y ONG conservacionistas) del Norte global acaparen y controlen más territorios y bosques de comunidades del Sur global. (2) La llamada transición a una economía ‘renovable’ o ‘verde’ se basa en las mismas redes de poder y opresión que ocasionaron la crisis climática.

Los artículos en este Boletín abordan estos temas. Uno alerta sobre los graves impactos que la construcción en curso de represas a gran escala a lo largo del río Mekong está provocando en las comunidades y en las redes de vida que sustenta este río del sudeste asiático. Otro artículo denuncia cómo la expansión planificada de plantaciones industriales de palma aceitera en la Amazonía brasilera, en particular por parte de la empresa Brazil Bio Fuels (BBF), es una peligrosa amenaza para los bosques, los Pueblos Indígenas y las comunidades campesinas. Asimismo, un artículo desde Ecuador revela no solo los impactos sino también las resistencias de las comunidades afectadas por el legado de violencia e injusticia de las empresas de plantaciones de palma aceitera en ese país.

Sin embargo, las empresas de plantaciones de árboles tratan de hacer creer a la gente que son las salvadoras de la crisis climática. La Declaración del 15º Congreso Forestal Mundial, que tuvo lugar en mayo de 2022 y reunió a la mayoría de las industrias de plantaciones de árboles y celulosa, afirmó que “ofrecen importantes soluciones basadas en la naturaleza para el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de la tierra, el hambre y la pobreza”. (3) Estas falsas ‘soluciones’ sin embrago se basan en expandir el mismo modelo destructivo de una economía capitalista dependiente de combustibles fósiles y, por tanto, se centran principalmente en mantener las ganancias de las empresas.

Otro artículo de este Boletín denuncia cómo las empresas de plantaciones de árboles APP y APRIL en Indonesia continúan operando a través de un modelo de violencia, contaminación y despojo, a pesar de sus compromisos y objetivos climáticos ‘verdes’. Este patrón también se manifiesta en un artículo desde el noreste de Brasil, donde la continua resistencia de las comunidades se centra en los graves impactos y conflictos que las operaciones de la multinacional de la celulosa y el papel Suzano significa en el estado de Bahía.

Las empresas y sus aliados financieros vienen cercando y estableciendo cada vez más bosques como Áreas Protegidas, y afirman que con eso compensan la contaminación que generan en otros lugares. Con el apoyo de numerosas ONG conservacionistas internacionales y de la ONU, estas Áreas Protegidas también suelen etiquetarse como ‘soluciones basadas en la naturaleza’, lo que invisibiliza las historias de violencia y racismo que las comunidades del bosques han experimentado en esas áreas. (4) Una vez más, esto ilustra cómo la crisis climática se sostiene de, profundiza y perpetúa las opresiones históricas.

La expansión de Áreas Protegidas en la India en nombre de la ‘conservación’ es una flagrante violación de los derechos de los Pueblos Indígenas y las comunidades del bosque. Un artículo documenta esto y expone los estrechos vínculos entre la expansión de estas Áreas Protegidas y la expansión de la minería y la deforestación a gran escala.

Las concesiones a gran escala – ya sean para la industria de los combustibles fósiles, o alguna industria que depende de combustibles fósiles, para una empresa de plantaciones, para una mega represa o para un proyecto de compensación que pretende compensar la contaminación de los combustibles fósiles– sin lugar a dudas destruyen comunidades, bosques, fuentes de agua y todas las interconexiones de vida, conocimientos e historias enraizadas a sitios específicos. La violencia ejercida por los dueños de las concesiones en los territorios la sufren especialmente las mujeres y las niñas, quienes son con frecuencia hostigadas, abusadas y violadas dentro de los lugares que están siendo invadidos.

Al conectar las raíces de la crisis climática con las injusticias y opresiones históricas no solo se hace un acto de reconocimiento: es además una forma de visibilizar que estas injusticias y opresiones todavía operan hoy y, en algunos casos, incluso se han profundizado. Para abordar el caos climático, por tanto, es también necesario abordar las desiguales relaciones de poder en las que se basa el capitalismo con su dependencia de los combustibles fósiles.

Como Miriam Samudio, una de las socias fundadoras de una cooperativa de agroecología en Misiones, Argentina, que recuperó tierras de la empresa multinacional de plantaciones Arauco, afirma en una entrevista que se incluye en este Boletín:

“A pesar de todos los desafíos que tenemos en el día a día, también somos capaces de soñar, de creer que eso que parecía tan imposible puede ser posible si nos organizamos y luchamos en conjunto entre todos.”
 

(1) Global witness, IPCC clarion call puts spotlight on fossil fuel industry’s hypocrisy, 2022.
(2) Ver, por ejemplo, WRM, 15 años de REDD: Un mecanismo intrínsecamente corrupto, 2022; y Boletín del WRM, "Soluciones Basadas en la Naturaleza": ocultando un enorme robo de tierras, 2021.
(3) FAO, 15th World Forestry Congress, The Seoul Forest Declaration, Mayo de 2022.
(4) Comunicado del prensa del WRM: Stop the Racist Conservation Model!, Mayo de 2022.