La guerra destruye los bosques de Angola

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La deforestación se ha convertido en uno de los problemas ambientales más acuciantes de Angola, exacerbando además la escasez de agua y la erosión de suelos. La prolongada guerra civil que afectó a Angola desde 1975 a 1991 y las continuas hostilidades entre grupos rivales que han persistido desde entonces, no sólo han determinado pérdidas humanas y materiales, sino que también han traído consigo severas consecuencias para los bosques. Se considera que la deforestación es una de las más importantes consecuencias ambientales de tal estado de violencia y devastación.

Entre 1992 y 1994 alrededor de un millón y medio de personas fueron desplazadas a causa de la guerra. Para satisfacer sus urgentes necesidades de leña para cocción de alimentos y calefacción, se vieron obligadas a cortar extensas superficies de bosque y de plantaciones. Su forzado estado nómade y la falta de todo medio de vida e ingresos determinó un proceso acelerado de destrucción de los bosques. La pérdida de cobertura forestal fomenta la erosión. La deforestación afecta a todo el territorio de Angola, pero ha sido especialmente intensa en la región central de colinas, devastada por la guerra. Allí, durante la estación de lluvias, la escorrentía provocada por los aguaceros se lleva consigo el horizonte superficial fértil del suelo en las llanuras desprovistas de árboles.

Teniendo en cuenta que Angola es el segundo país africano productor de petróleo -después de Nigeria- su población debería tener fácil acceso a este recurso como alternativa al uso de la leña. Sin embargo, sólo está disponible en la capital Luanda, al tiempo que los campesinos, que constituyen la mayoría del país, todavía son enteramente dependientes de la leña, lo cual, junto a las consecuencias de la guerra, ha llevado a la masiva pérdida de los bosques.

Fuente: "Environment-Angola: Losing Trees to War", InterPress Service, 22/9/99.