Malasia: la larga lucha de los Penan de Sarawak en defensa de su bosques

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A mediados de los años 80, la difícil situación de los pueblos indígenas de Sarawak cobró notoriedad cuando protagonizaron protestas pacíficas contra la destrucción de su hogar, el bosque, por las actividades madereras o las plantaciones agroindustriales para beneficio de grupos comerciales.

Entre los grupos que habitan el bosque de Sarawak, los Penan son los últimos cazadores- recolectores nómades de Borneo. Su población se acerca a los 10.000 habitantes, de los cuales 5.000 están concentrados en Baram (División de Miri), más 1.500 en Belaga (División Kapit), cerca de 1.000 y 700 en Mulu y Bintulu respectivamente y 200 en Limbang. Aproximadamente el 21% de ellos actualmente está asentado en forma permanente mientras que otro 75% se considera semiasentado, es decir que cada tanto abandonan sus hogares permanentes para ir al bosque. El resto de la población, cerca de 5%, sigue siendo nómade.

Han sufrido dificultades indecibles cuando comenzó a desaparecer la caza, la pesca, los árboles frutales y las palmas de sago silvestres, que constituyen su alimento básico. Ngot Laing, de 53 años, Jefe de Long Lilim, en Río Patah, recuerda: "Antes nuestra vida era pacífica, era muy fácil obtener comida. Incluso podíamos pescar peces con nuestras propias manos, sólo teníamos que mirar entre las piedras y rocas y en algunos escondites del río."

Muchos años después de las promesas que les hizo el gobierno, sus vidas no han mejorado. Están más hambrientos, enfermos y pobres que antes. Urin Ajang, de 23 años, de Long Sayan, en Róo Apoh, dice: "En el pasado no nos enfermábamos, no teníamos sarna, el agua era limpia. No teníamos todos esos charcos donde se crían mosquitos." Según palabras de Ngot: "La gente ahora se enferma con frecuencia. Tiene hambre. Sufre toda clase de dolores de estómago. Tiene dolores de cabeza. Los niños lloran por hambre. Muchas personas, incluso niños, también sufren de enfermedades de la piel, por la contaminación del río. El tramo superior del Río Patah solía estar muy limpio, y ahora el agua es como Milo (bebida marrón), a veces incluso se ven derrames de petróleo flotando río abajo."

Incluso para las comunidades asentadas, el suministro de alimentos no es constante porque la agricultura es una invención reciente que han estado intentando dominar sin ayuda ni recursos técnicos adecuados. La productividad agrícola es baja, el acceso a las semillas es limitado, y los intentos de plantar cultivos tales como verduras, con frecuencia fallan. Lep Selai, nómade del Río Limbang dice: "Vivir una vida sedentaria no es nuestra forma. Estamos acostumbrados al bosque. Además, yo no sé cómo cultivar la tierra."

La falla radica en la concepción verticalista de los proyectos. Se desconoce la importancia de la participación de la comunidad en el proceso de toma de decisiones, entonces no se toma en cuenta su reclamo principal, que es el cese de las operaciones de madereo en sus territorios. Johnny Lalang, de 37 años, de Long Lunyim, en Río Pelutan, dice: "El taukeh (jefe) nos habla como si fuéramos niños. Nos habla con superioridad como si fuéramos estúpidos. Nos dice: ¿por quéme hacen esas preguntas a mí? Vayan y pregunten al gobierno por esas cosas. No estoy aquípara solucionar sus problemas. No tienen el más mínimo respeto por nosotros. Traten de ponerse en nuestro lugar sentir lo que hemos sentido durante 16 años."

Se presiona a los Penan a que se establezcan, como un signo de progreso. Pero ellos conocen los intereses creados que se ocultan detrçás de esos planteos. Peng Megut, nómade del Río Magoh, dice: "Sabemos que si aceptamos asentarnos en los hechos estaríamos transando a cambio de entregar nuestro bosque. El gobierno nos pide que nos asentemos para después poder hacerle cualquier cosa a nuestro bosque."

Ellos, los guardianes de los bosques, son privados de sus tierras. Ayan Jelawing, de 64 años, de Long Beluk, dice: "Fuimos los primeros pobladores de esta zona del Apoh. En ese momento las aguas no tenían nombre, hasta que les dimos nombre en nuestro idioma. Primero nos asentamos e intentamos cultivar después de que el gobierno nos pidió que lo hiciéramos. Nos mudamos a Sungai Jemalin en los años 1950. Allá fue cuando Malasia entró por primera vez en nuestro territorio y cuando tuve mi cédula de identidad. Las compañías madereras entraron primero en el área del Apoh en los años 1980. Cuando las comunidades de Penan fueron a reunirse con los gerentes de las compañías, éstos se limitaron a decirnos que los Penan no teníamos ningún derecho sobre esos territorios. ¿Cómo puede ser?". Ajang Kiew, de 50 años, de Long Sayan, dice: "Pedimos reservas de bosques. Pedimos una escuela para el pueblo. Pedimos clínicas de salud. En vez de eso nos dieron compañías madereras. Ahora vienen las plantaciones de palma aceitera. Vamos a terminar vendiendo nuestra fuerza de trabajo. Las ganancias solamente van a servir para hacer ricos a otros. Pero la tierra en la que trabajan es tierra que pertenece a los Penan."

Después de años de espera, las comunidades han respondido tomando los caminos de las compañías forestales en cuatro localidades distintas y bloqueándolos con estructuras de madera y barricadas humanas, para exigir a las poderosas compañías madereras que dejen de saquear sus tierras.

Nyagung Malin, nómade del Río Puak, exige: "Estamos acostumbrados a vivir en el bosque. Y la vida no era difícil. Si necesitábamos construir nuestras chozas podíamos encontrar hojas con facilidad en el bosque. Si lo que quieren realmente es darnos desarrollo, entonces no se metan en nuestro bosque."

Artículo basado en información obtenida de: "Barams Penan community -hungry, poor and sick"; serie de entrevistas con representantes de nueve comunidades Penan en Baram, División Miri, publicadas en el Utusan Konsumer, edición de mayo de 2002, enviada por Shamila Ariffin.