Nigeria: la Shell incendia los bosques

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En octubre de 1999, el propio ministerio de Medio Ambiente de Nigeria responsabilizó a las transnacionales petroleras por la situación reinante en el Delta del Níger, y les dio el ultimátum de que en seis semanas debían descontaminar el medio ambiente de las comunidades, afectado por numerosos derrames de petróleo (ver Boletín 28 del WRM). A pesar de eso, las cosas no parecen haber cambiado mucho.

Durante seis meses -del 10 de junio de 1998 hasta diciembre de 1998-, un oleoducto perteneciente a la empresa Shell Petroleum Development Company Limited (SPDC), ubicado en la ensenada de Kolo, en la cuenca del río Num, reventó y derramó petróleo crudo en los bosques de manglares de Oyara, poniendo en peligro a la pequeña comunidad rural Otuegwe 1, compuesta predominantemente por población indígena dedicada a la agricultura y la pesca. Debido a las copiosas lluvias que cayeron en ese periodo, el derrame de petróleo se esparció por los arroyos, fincas y sitios sagrados circundantes de los Otuegwe. Para enfrentar las acusaciones que señalaban a la compañía, la Shell optó por culpar a las víctimas y atribuyó el derrame a un acto de sabotaje. Así, se negó a asumir la responsabilidad de reparar el derrame del oleoducto.

Las comunidades locales de agricultores y pescadores tradicionales, que tuvieron que sufrir no sólo los riesgos a la salud sino también los impactos del derrame en sus recursos naturales, iniciaron una campaña con la ayuda de Niger Delta Human and Environmental Rescue Organization (Organización de Rescate Humano y Ambiental del Delta del Níger/ND-HERO). Al final, Shell tuvo que responder a esa presión y contrató a Willbros Nigerian Ltd para reparar la filtración. La empresa también escogió una forma “ambientalmente responsable” de eliminar los residuos remanentes de la filtración de petróleo: ¡prendió fuego a vastas extensiones de bosque! Esa estrategia de quemar el bosque parece ser la política oficial de Shell como forma de “limpiar” los derrames de petróleo crudo en el Delta del Níger. Otras comunidades de la zona, como los Obelele y los Igebiri, sufrieron en carne propia esta misma política de Shell, y ya hay 3.500 km2 de bosques destruidos por el efecto de este drástico método de provocar incendios intencionales.

Como consecuencia de los impactos negativos de esta actividad, los pobladores del Delta del Níger no quieren más a las compañías petroleras en general -y a la Shell en particular, menos aún- en sus territorios. No obstante, las transnacionales petroleras y el Gobierno Federal continúan ignorando los reclamos de las comunidades, quienes tienen que pagar el alto costo del petróleo barato. “Prometemos escuchar”, dice Shell en su página Web. Pero en el Delta del Níger, la empresa parece haberse quedado totalmente sorda.

Artículo basado en información obtenida de: Late Friday News, 59ª edición, 31/3/2000.