Papua New Guinea: Los isleños de Woodlark exigen que se detengan las plantaciones de palma aceitera

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Las 85.000 hectáreas del territorio de la isla Woodlark, en la provincia de Milne Bay en Papúa Nueva Guinea, están casi completamente cubiertas por un denso bosque de tierras bajas --bosque seco en la parte oriental y selva tropical densa en la parte occidental-- que es hogar de varias especies endémicas. En la isla Woodlark hay especies únicas de ébano, entre ellas las variedades de ébano negro azabache, gris y pardo; este tipo de bosque es único en el mundo.

La mayor parte de los 6.000 habitantes de la isla dependen del medio ambiente natural disponible, así como de los recursos del mar, sus huertos (plantan principalmente ñame, taro [Colocasia esculenta], boniato y banana), la caza y la pesca, que tienen un papel menor, aunque importante, en su dieta.

Ahora la isla se enfrenta a la amenaza de ser tragada por un establecimiento de palma aceitera, que forma parte de un proyecto de la empresa malaya Vitroplant Ltd. El proyecto incluye también la construcción de una planta de metyl éster en Alotau, la capital de la provincia. Woodlark alimentará esta fábrica con los frutos de la palma aceitera de los extensos monocultivos de árboles que se convertirán en biodiésel para el consumo interno y la exportación.

Este establecimiento para la plantación de palma aceitera ocupará aproximadamente 60.000 hectáreas. La mayor parte del proyecto se desarrollará en tierras fiscales y el resto en forma de aldeas de palma aceitera, es decir palma aceitera en tierras consuetudinarias.

La empresa ha solicitado un Permiso Ambiental que todavía no ha obtenido. En la solicitud declararon que todos los requisitos necesarios habían sido cumplidos, incluidas las consultas con los propietarios de las tierras.

Sin embargo George Laume, de CELCOR INC, Amigos de la Tierra-PNG, recibió informes de personas de la isla relativos al proyecto de palma aceitera y sus conclusiones es que sigue habiendo falta de consulta y que las comunidades se oponen a esta iniciativa.

El mes pasado, Jeremy Hance declaró en su informe (1) que “según los isleños, nunca se los consultó en relación con los planes antes de que el gobierno otorgara la concesión a Vitroplant Ltd”. El Dr. Simon Piyuwes es un médico nacido en la isla que se ha convertido en defensor de la lucha contra la plantación de palma aceitera. Hance menciona las “muchas razones” de Piyuwes “por las que los planes de Vitroplant Ltd. resultan inaceptables para los isleños. Declara que el madereo destruiría el ébano endémico de la isla, provocaría la extinción de varias especies y amenazaría la vida marina con los efluentes del proyecto. Anticipa no solamente una catástrofe ambiental sino también la desintegración de la cultura nativa, señalando que los planes de la empresa traerían consigo “una conducta socialmente inaceptable en la isla” y declara que todos los isleños terminarían amenazados de “morir de hambre” puesto que “no habrá espacio para la caza y los huertos”. El  Dr. Piyuwes admite que aunque pueda haber algunos beneficios económicos y de infraestructura cree que las desventajas superan por mucho a las ventajas”.

Un proyecto presentado por sus promotores como crucial para el desarrollo de la isla se percibe por parte de mucha gente como una amenaza para Papúa New Guinea. Recientemente más de cien isleños y simpatizantes viajaron hasta la sede del gobierno provincial de Milne Bay, en la ciudad de Alotau, para exigir que se detenga el proyecto de palma aceitera y reclamar sus tierras.

Saben que el proyecto Vitroplant --que implica la tala de bosque-- hará que las aguas queden turbias, lo que a su vez implicará la muerte de los arrecifes de coral por falta de sol. Los arrecifes así como las zonas de pesca y de cría de peces (manglares) que proveen de alimento a la isla, se verán afectados. Se perderán las posibilidades de caza y recolección de alimentos del bosque. La gente de la isla Woodlark pasará a depender de alimentos importados y procesados y para sobrevivir no tendrá más remedio que trabajar en las plantaciones de palma aceitera.

Se ha sugerido en el plan ambiental que el proyecto generará puestos de trabajo para otros ciudadanos de Papua Nueva Guinea. El trabajo en las plantaciones de palma aceitera es intensivo y la escasa población actual no podrá sostener por sí sola el peso de una plantación de esta escala, por lo que seguramente habrá que importar mano de obra para cubrir las necesidades laborales. Este país es uno de los países de mayor diversidad cultural del mundo, en el que se hablan más de 850 idiomas diferentes. Esto significa que hay muchas diferencias culturales dentro de distancias relativamente cortas. La introducción de grupos foráneos significará una enorme presión sobre las poblaciones locales.

El reclamo de suspensión de las plantaciones de palma aceitera surgido desde las bases podría cambiar el curso de los acontecimientos. A partir de la conciencia, la determinación y el impulso de los isleños de Woodlark, ese cambio puede lograrse.

Artículo basado en información brindada por George Laume, CELCOR INC. Amigos de la Tierra-PNG, correo-e: glaume@celcor.org.pg, www.celcor.org.pg, y (1) Biofuels versus Native Rights: Planned logging of Woodlark Island for biofuels opposed by islanders and scientists, Jeremy Hance, especial para mongabay.com, 12 de noviembre de 2007, http://news.mongabay.com/2007/1112-hance_woodlark.html