Las mujeres dicen “¡Queremos recuperar nuestras tierras!”

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Los monocultivos a gran escala “les roban a las mujeres todo lo que tienen porque se apropian de las tierras agrícolas y los bosques de los que ellas dependen para subsistir y alimentar a sus familias”. Esto es parte de la declaración final de un taller organizado en agosto de 2017 en Port Loko, Sierra Leona, que reunió a mujeres de las regiones norte, sur y este de Sierra Leona, junto con representantes de Camerún, Liberia y Guinea. (1)

El taller tenía como objetivo facilitarles un espacio para compartir, intercambiar y denunciar sus experiencias particulares como mujeres frente a una alarmante expansión de las plantaciones industriales de palma aceitera en África Occidental y Central. El agronegocio multinacional, respaldado por gobiernos y fuerzas de seguridad, ha ocupado millones de hectáreas de tierras que pertenecen a comunidades, bajo la falsa promesa de traer el llamado “desarrollo”. Esta ocupación e imposición ha traído consecuencias desastrosas para las comunidades, las mujeres y sus entornos.

Las mujeres explicaron cómo las compañías han tomado y destruido la mayor parte de sus tierras de cultivo y bosques, a la vez que desvían los ríos para el riego de las palmeras. También hablaron del hostigamiento, el control sistemático y la violencia de la policía y los guardias de seguridad de las empresas si las ven ingresando a las zonas de plantación o si las encuentran con nueces de palma en su poder. Se les acusa de robar a pesar de que el uso de la palma aceitera es una práctica tradicional por generaciones. Las mujeres también denunciaron que la expansión de las plantaciones aumentó la violencia sexual, como violaciones y otros acosos sexuales, con la consecuencia de que las mujeres no pueden moverse libremente y temen salir de sus casas o ir a trabajar.

Sin embargo, a pesar de todo, y pese a los abusos y la criminalización de las mujeres que denuncian los impactos de las plantaciones, ellas siguen resistiendo a esas empresas y a sus aliados para poder recuperar sus tierras y bosques.

Las historias compartidas por las mujeres que participaron en el taller de Sierra Leona no son historias aisladas. Comunidades tradicionales y comunidades que dependen de los bosques de todo el mundo, ya sea en Asia, América Latina o África, cuyas tierras y tradiciones han sido robadas por empresas de plantaciones, tienen historias similares llenas de resistencia, criminalización y opresión.

El WRM se adhiere una vez más al Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles (21 de septiembre) para ayudar a dar visibilidad a las numerosas voces de las comunidades locales que resisten a las plantaciones industriales. Voces que en su mayoría son silenciadas con la represión, la violencia estructural y el racismo impuesto desde la época colonial. Represión, violencia y racismo que son reforzados por los poderes económicos y políticos arraigados en la continuidad y expansión de esta industria destructiva. Gobiernos, sistemas de certificación, empresas de celulosa y papel, así como empresas de energía de biomasa y carbono, especuladores de tierras, financiadores, agencias de ayuda para el desarrollo, agencias forestales internacionales, medios de comunicación, entre otros, son todos parte de esto y comparten la responsabilidad.

Las mujeres en Sierra Leona declararon que desean recuperar sus tierras y bosques para acceder a medios de vida que permitan una vida saludable y digna para las comunidades. Este boletín, publicado en el marco del 21 de septiembre, espera servir de apoyo para romper el círculo de ‘silencio’ y por lo tanto está dedicado a las numerosas voces e historias que resisten la expansión de las plantaciones industriales en todo el mundo.

Lea la Declaración de Port Loko: http://wrm.org.uy/es/acciones-y-campanas/port-loko-declaration-women-say-we-want-our-lands-back/